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Resumen del libro leyendas del mar:


Enviado por   •  21 de Octubre de 2015  •  Documentos de Investigación  •  2.008 Palabras (9 Páginas)  •  1.276 Visitas

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Resumen del libro leyendas del mar:

La hija del genio de las aguas

Un día caminaba por las calles de alcazaba de argel, encontré a un viejo árabe contador de historias. Ese hombre seco y encorvado, sin poder ver desde hace años, estaba en un lugar temporalmente dentro de sí e habitaba un mundo de luz y de vida. Sus ojos que ya no podían ver, sabia relatar para sus oyentes  los desiertos y los mares inmensos. Al escucharlo uno podía imaginarse estar en ese lugar y en esa época o año. Su lenguaje lleno de animación y viveza daba vida a un sin número de personajes, su voz gastada sabia dar perfecta descripción de la naturaleza, que uno o cualquiera de nosotros hubiera creído oír en ella unas veces al viento de la arena , la brisa , el movimiento de las olas, al susurro de las palmeras  o al restallar del fuego. Se hubiera necesitado desarrollar un libro para siempre tener esos cuentos que solo estaban en su mente guardadas, de todos los cuentos que él contaba uno sé que do en mi memoria. Era la historia de Emhammed y de Rubis.

Emhammed era hijo de un rico mercader de Fondouk. El joven tenía 18 años cuando su padre murió y le dejo una gran fortuna, él pensó que la fortuna nunca se acabaría. Dos años paso de fiesta, de festín y de noches un poco salidas de control todo eso lo llevo a la quiebra toda la fortuna que su padre con tanto esfuerzo se demoró toda una vida. Sin dinero se quedó en la pobreza sin nadie sus amigos se habían olvidado de Emhammed ya que ya no tenía dinero se quedó totalmente solo. Como lo habían echado de su vivienda los dueños, el abandono la cuidad y tomo una ruta sin saber a dónde se dirigía. Llevaba algunas horas caminando, al llegar a una plantación de dátiles, encontró el cuerpo de una joven atada al tronco áspero de un árbol. Se acercó a ella para desatarla, pero se dio cuenta de que su garganta estaba abierta y que ya no había nada que él podía hacer. Se acercó más para ver la profundidad de la herida pero se dio cuenta de lo que brotaba no era sangre sino un rubí. Tomo la piedra preciosa y se alejó del lugar. En el primer pueblo que encontró se alimentó, compro un caballo y pago una noche en la posada. Se acostó pero no puedo dormir. La idea que pasaba en su mente de que pudieran a ver más piedras preciosas salir de esa herida. En la medianoche, ya no pudo más monto su caballo y fue al lugar donde había encontrado a la chica. La luz de la luna era tal que desde lejos noto una forma blanca que se inquietaba al lado de la muchacha. Dejo a su caballo, sin hacer ningún ruido, se escondió detrás de los árboles. Cuando estuvo a poca distancia de la muchacha, escucho un latigazo. Un hombre gritaba: si no me das tu mano en matrimonio, te hare morir lentamente con espantosos sufrimientos.

Y el hombre volvió a sonar su látigo, arranco un lamento a la chica. Molesto emhammed, camino hacia el hombre y le quito el látigo y lo golpeo con tanta fuerza, que el hombre rogo compasión. La chica susurro no lo mates, su sangre se derramaría sobre nosotros y nos daría mala suerte. El muchacho dejo de pegar y el hombre se fue del lugar a toda velocidad. Mientras Emhammed la desataba, la chica poco a poco fue recuperando las fuerzas y comenzó a hablar y dijo: me llamo Rubius, y mi padre es Labiod Eliaquanti, conocido como el genio que reina sobre todos los mares. Me aleje sola del palacio de mi padre, y ese hombre me reconoció y me capturo para obtener todos los rubíes de mi sangre. Quería que me casara con él para que obtuviera rubíes toda la vida. Gracias a que me salvaste acompáñame al palacio de mi padre, en donde el hará de ti el más feliz de los hombres, tiene la autoridad de cumplir todos los deseos. Fueron al sitio en donde el joven había dejado su caballo y, una vez ya montados en el cabello se dirigieron al mar. Al amanecer llegaron a la playa, en donde cantaban las olas, la chica dijo espérame aquí pronto volveré a buscarte. La chica descendió al fondo del agua y desapareció .El joven un poco inquieto espero, pasaron varias horas. De pronto apareció un grupo de jinetes que galopaban caballos blancos sobre el agua. Deja aquí tu caballo, que ya no será de ninguna utilidad, y monta este caballo que te obsequia nuestro señor Labiod Eliaquanti dijo el jinete que dirigía el grupo. Emhammed obedeció y cabalgo su caballo blanco y galopo sobre las olas llego a su destino era una isla en donde estaban las torres y murallas de un inmenso castillo. En la sala de honor hecha de oro, rubius estaba con la compañía de su padre un hombre muy grande y de fuerte extraordinaria, sus ojos eran del color verde de las aguas profundas en noche de tormenta. Yo soy el padre de aquella joven que salvaste dijo el genio de las aguas. Aquí es tu casa. Quiero que te quedes aquí todo el tiempo que tú quieras hasta que decidas cual va ser tu deseo para proporcionarte la mayor felicidad. No te sientas con ninguna apuración para tomar una decisión. Puedes pedirme la fortuna, o el poder, o un reino, o un ejército, o la vida entera en la tierra. Mientras el genio de las aguas hablaba Emhammed no apartaba sus ojo de su hija ella tenía puesto un traje de seda azul. No llevaba ninguna joya, y no tenía ningún rastro de cicatriz en su cuello. Sonreía a Emhammed, sintió que esa sonrisa valía más que todas las riquezas del mundo. El muchacho le dijo al genio de las aguas y, con voz segura: señor yo no quiero fortuna, ni poder, ni reino, ni ejército. En cuanto a la vida eterna, tendré después de la muerte, a todo aquel que durante su permanencia en la tierra se haya hecho merecedor de ella. Lo único que me ha faltado aquí abajo es el ánimo para trabajar y sé que ese ánimo me llegara cuando tenga a mi lado a una compañera a quien amar, que sepa darme la felicidad. Anoche encontré  a esa persona, cuando yo no era más que un hombre desesperado, si ella acepta el amor que tengo hacia ella te pediré su mano en matrimonio. El genio de las aguas miro a su hija y su hija le respondió padre, dándole la mayor felicidad a él, también me la darás a mí. Hubo en el castillo una fiesta para celebrar la boda de rubís y emhammed después de la boda fueron conducidos hasta las costas de Argelia por los jinetes de los corceles blancos. No habían aceptado ningunos de los presentes que el genio de las aguas les ofrecía solo llevaban su amor compartido y su fe en la vida. Cuando los dos se quedaron solos rubís le dijo: sabes que nunca seremos pobres, porque basta con que hagas correr mi sangre para que puedas recoger rubíes. Emhammed la abrazo fuerte y le dijo preferiría morir antes que ver correr una sola gota de tu sangre. Yo sabré hacerte feliz como te lo mereces. El joven cumplió su palabra. Después de tanto esfuerzo compro de nuevo la mansión de su padre, su esposa vivió llena de alegría y felicidad, mientras veían crecer a las siete hijas y a los siete hijos que tuvieron en quince años. El genio de las aguas seguía velando por la felicidad de sus hijos.

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