Rol docente en el siglo XXI: Un cambio estructural necesario.

                                    Ensayo.

Por: Danilo Nicolás Inostroza Neira.

Fecha: 04-10-2016

Rol docente en el siglo XXI: Un cambio estructural necesario.

Según Bauman (2000) en el mundo tecnológico en el que estamos insertos, la información nos llega de manera inmediata, sin el mayor esfuerzo, a través de redes comunicacionales multimedia, una economía mundial más abierta y avances científicos al alcance de casi todos los países del mundo. Muchos ven este nuevo proceso como una ventaja para acceder a nuevos conocimientos, hacer más expedito el aprendizaje o para crear más y mejores herramientas con el motivo de enfrentar este lozano mundo. Sin embargo, a la hora de aplicar estos nuevos conocimientos y herramientas en el aula chilena, nos vemos enfrentados a un problema con una mayor envergadura, ¿el profesorado está preparado para confrontar los avances tecnológicos presentes en las salas de clases?

Es sorprendente ver cómo en las unidades estudiantiles se están incluyendo nuevas tecnologías: computadores portátiles, proyectores en cada sala, pizarras digitales, plataformas de interacción para la comunidad escolar, etc. Pero, ni con todas estas herramientas los profesores pueden lograr atraer la atención del estudiante actual, no más que sus celulares de última generación, que incluyen reproductores de música, vídeos, cámaras fotográficas, redes sociales, etc. Cada vez se realza una lucha en contra de estas tecnologías a través de castigos que sólo agravan más la situación. Por ende, la interrogante ahora es ¿estamos incluyendo de manera efectiva la tecnología en las salas de clases o la estamos marginando del proceso educativo?

         Para presentar la hipótesis es necesario saber que el conductismo es un conjunto de teorías del aprendizaje desarrolladas a partir de la psicología conductista, que estudia el comportamiento del ser humano y busca predecir o manipular su conducta a partir de la situación, la respuesta y el organismo. El docente en esta teoría es el sujeto activo del proceso de aprendizaje, puesto que es quien diseña todos los objetivos de las enseñanzas, así como los ejercicios y actividades encaminados a la repetición y la memorización para realizar las conductas correctas, a través de un sistema con castigos y premios. El estudiante es considerado un sujeto pasivo, se le compara con una "tabla rasa" que está vacío de contenido, y que debe trabajar en base a la repetición para memorizar y reproducir la conducta requerida por el profesor(López s.f.).

En la actualidad es necesario que el profesorado, que sigue practicando las líneas conductistas de educación, cuestione si su accionar es coherente con el fin principal de la educación, el que principalmente es el aprendizaje del estudiante. Los modelos psicométricos de evaluación son infértiles en cuanto al aprendizaje real del estudiante, el seguimiento de instrucciones inmóviles, la premiación o castigo por las calificaciones ya no está cumpliendo su función en cuanto a los nuevos paradigmas de la educación del presente. Por esta razón el docente debe modificar su rol, puesto que, ahora el profesional de la educación no es quien solo entrega información sino también el que la selecciona, organiza y dispone para que los estudiantes la critiquen y sean capaces de formar o construir su propio pensamiento sobre esta, así entonces convirtiéndose en guías de su proceso de aprendizaje.

La mentalidad del estudiante en estos días ha variado mucho con respecto al de las décadas pasadas y de algún modo u otro se está perdiendo el interés en estudiar, se ve como un deber el hecho de ir al colegio, liceo o universidad, ya que sin educación en esta sociedad tecnológica nohay demasiadas opciones laborales. Pero, para que esto no ocurra el docente debe abrir su mente, inclinarse y dar un vistazo a los intereses del estudiante logrando de esta manera que la ida a los establecimientos educacionales sea más grata, según Bauman “para ser práctica, una enseñanza de calidad necesita propiciar y propagar la apertura de la mente y no su cerrazón” (Bauman, 2013: 30-31). El alumno adquiere el conocimiento de forma más expedita y atractiva a través de las nuevas tecnologías, es decir, el profesional de la educación debe manejar tácticas pedagógicas más inclusivas donde involucre, además de conocimientos pedagógicos, metodologías o herramientas más próximas al estudiantado. Por ejemplo: el profesor entrega a sus estudiantes una guía donde solo deben aplicar conocimientos específicos, estos buscan las respuestas en sus celulares por medio de internet obteniendo resultados satisfactorios, en cambio, si se les aplicara una guía involucrando su pensamiento y postura con respecto al tema en cuestión, ya no podrían encontrar los resultados en el aparato tecnológico, proponiendo así el trabajo de ambos (cerebro-tecnología), siendo los estudiantes capaces de reflexionar a través de esos mismos conocimientos. En este ejemplo se da solo el caso del teléfono celular, ya que, es lo que el estudiante tiene más a mano al momento de realizar dichas actividades.

Expuesto lo anterior, se puede afirmar que las relaciones entre docentes y estudiantes no se establecen en base a la inclinación hacia los intereses personales de estos, sino que el profesional debe regirse por el currículum educacional (plan o programa de estudio que sigue una institución educativa para estructurar y fundamentar los contenidos, técnicas y metodologías empleados durante el proceso de enseñanza), desplazando así las fascinaciones de ambos entes educativos. Pero es necesario que la educación avance, crezca o cambie, ya que para el alumno es imposible mantener la motivación al momento de estar en las aulas de clases, siendo esto consecuencia de que, a nuestros padres, abuelos e incluso bisabuelos les enseñaron de la misma forma. Al considerar los intereses en las bases curriculares sería favorecida la creatividad, el agrado y las ganas de aprender.

Ahora, es acertado que el alumno en todos los casos debe ser aceptado como principal protagonista de la relación enseñanza-aprendizaje, aun así, para que esto ocurra se necesita la existencia de un emisor, que es el profesor, si no, no hay comunicación, por ende, el emisor tiene que ser receptor y viceversa. El docente debe entender que la catedra (el profesor al frente hablando y los alumnos solo escuchando) en la actualidad está obsoleta, si es que se quiere generar un enfoque emancipador debe entender que él también puede aprender de los estudiantes, porque estos, de igual manera, tienen fácil acceso a la información a través de las nuevas tecnologías que se han ido incorporado, Díaz (2003) sostiene que:

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