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SOBERANIA ALIMENTARIA

CHICHAROMOSH30 de Mayo de 2014

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SOBERANIA ALIMENTARIA LAS POLITICAS PUBLICAS PARA LA PRODUCCION DE

MAIZ, CONTRAMOVIMIENTO Y TRANSFORMACION

Cesar Soto Morales

Como menciona Stiglitz en su prologo a la obra de Polanyi La Gran Transformación, “Les

decimos a los países en desarrollo lo importante es la democracia , pero, cuando se trata de

asuntos que les preocupan mas, lo que afectan sus niveles de vida, la economía, se les dice:

las leyes de hierro de la economía te dan pocas opciones, o ninguna; y puesto que es

probable que tu (mediante tu proceso político democrático) desestabilices todo, debes ceder

las decisiones económicas clave”

Democracia si, soberanía económica no, es la formula que se aplica para las economías de

los países del Sur , este tipo de soberanía tiene incidencia decisiva sobre las políticas

publicas aplicadas a la producción de alimentos ya que su carácter de bien de primera

necesidad hace a esta actividad una de las mas rentables en el modo de producción

capitalista neoliberal.

De acuerdo a Polanyi la creación de una economía de mercado autorregulada requiere que

los seres humanos y el ambiente natural se conviertan en simples mercancías, lo que

asegura la destrucción de la sociedad como del ambiente.

La tierra, el trabajo y el dinero son las llamadas mercancías ficticias puesto que no se

produjeron originalmente para venderse en el mercado, el maíz es producto de la tierra y el

trabajo, por lo tanto es una mercancía ficticia dada su importancia para la sobrevivencia del

ser humano en particular en mesoamerica por su carácter de alimento de la dieta básica, así

como sus usos para alimentación de ganado, principal fuente de proteínas de la

humanidad[1].

Los dos niveles en el argumento de Polanyi por el cual la mercantilización de la naturaleza

tiene consecuencias de autodestrucción de las sociedades se sustentan en el plano moral y

el de el papel del Estado en la economía.

La cuestión de tratar al ser humano y a la naturaleza como un objeto que puede ser vendido

y comprado es un error moral de gran magnitud, la alimentación como producto de la tierra y

del trabajo del ser humano constituye un bien natural no comerciable sino mas bien una

necesidad humana que debe ser cubierta, cualquier forma de mercantilización o privatización

de la producción de alimentos a gran escala y con fines de lucro a costa de comprometer la

soberanía alimentaria de un pueblo debe ser regulada por el Estado.

El papel de Estado en la economía de la alimentación como lo menciona Polanyi los

gobiernos han buscado mantener la continuidad en la producción alimentaria con diversos

instrumentos que liberan la presión de los campesinos respecto de las presiones de las

cosechas fluctuantes y los precios volátiles.[2]

El Estado de acuerdo a los argumentos de Polanyi debe manejar las mercancías ficticias

para regular el efecto destructivo de dejárselo todo a la libertad del mercado, la cual llevaría

a la sociedad a una etapa de autodestrucción, lo que hace virtualmente imposible dejar fuera

al Estado de las decisiones económicas mas importantes que tienen que ver con la tierra el

trabajo y el capital y si lo vemos de una manera mas actual también es necesaria la

participación estatal en sectores como el tecnológico y el área de investigación y desarrollo.

Según Polanyi “las mercancías ficticias explican la imposibilidad de desarraigar la economía.

Las sociedades de mercado reales necesitan que el Estado desempeñe una función activa

en el manejo de los mercados, y esa función requiere decisiones políticas; no puede

reducirse a una suerte de función técnica o administrativa. Cuando las políticas estatales se

mueven en dirección del desarraigo al confiar mas en la autorregulación de los mercados, el

pueblo se ve obligado a absorber costos mayores. Los trabajadores y sus familias se vuelven

mas vulnerables ante el desempleo, los campesinos se exponen a una mayor competencia

de las importaciones, y a ambos grupos se les pide que lo hagan con menos derechos

asistenciales”.[3]

Como es de esperarse los afectados de las políticas de autorregulación no aceptaran

absorber los costos de las políticas liberales sin ofrecer resistencia, esto es el llamado

contramovimiento de Polanyi, la resistencia al cambio que de no existir llevaría a la sociedad

a la autodestrucción, esto da lugar al surgimiento de movimientos y organizaciones que

luchan en contra de la mercantilización de la naturaleza, en este caso de la soberanía

alimentaria se ha dado el surgimiento de movimientos globales de resistencia el mas

importante de ellos la vía campesina.[4]

En contraflujo y hacia el extremo liberal están las fuerzas del mercado, las cuales se

imponen desde los países mas poderosos del orbe (Unión Europea, Estados Unidos y

Japón) y conjuntamente sus grandes empresas transnacionales las cuales se ven

favorecidas por los regimenes internacionales creados para su expansión global.

De esta manera a través de las reglas generadas desde el Fondo Monetario Internacional

(FMI), el Banco Mundial (BM) y la Organización Mundial del Comercio (OMC), se dicta la

forma en que deberán ser diseñadas las políticas publicas de los Estados sujetos a estos

organismos.

Los regimenes internacionales son herramienta conductora de los intereses de las

economías mas poderosas de acuerdo con Krasner hay una relación entre hegemonía y

apertura del comercio mundial, según la cual la estructura del comercio internacional esta

determinada por los intereses y el poder de los Estados para maximizar sus metas

nacionales.

Este autor define a los regimenes internacionales como un conjunto de principios explícitos o

implícitos, normas reglas y procedimientos de toma de decisiones que giran alrededor de las

expectativas convergentes de los actores en un área determinada de las Relaciones

Internacionales.

Estas reglas y principios señalan estándares de creencias y conductas, definidas en términos

de derechos y obligaciones y en los procedimientos de toma de decisiones prevalecen

practicas para hacer e implementar la desicion colectiva.[5]

Si lo vemos de una manera literal el concepto de Krasner parece apoyar el orden

establecido, sin embargo si tomamos en cuenta la concepción de Susan Strange el modelo

parece estatocentrico y sesgado.

Sin embargo una mezcla de las dos visiones me parece puede dar buenos resultados a si

tomamos la teoría de los regimenes desde una perspectiva donde las economías dominantes

imponen su lógica de desarrollo a los países del sur a través de las organizaciones

económicas internacionales, de esta manera y aplicado a nuestro objeto de estudio en este

trabajo tenemos la visión de seguridad alimentaria de la FAO y de la OMC, en contraposición

con la de soberanía alimentaria de la vía Campesina.

La visión de Keohane de los regimenes internacionales nos da pauta a interpretar como

estos facilitan el intercambio comercial en el sector alimentario, favoreciendo los intereses de

quienes dictan los principios, las reglas y los procedimientos en el comercio internacional;

según este autor la existencia de regimenes internacionales ayuda a evitar que los intereses

económicos entren en conflicto y produzcan “fallas”en el mercado.

Los regimenes internacionales:

-Reducen la incertidumbre

-Promueven la cooperación

-Facilitan las transacciones económicas y nuevos acuerdos

-Facilitan la obediencia por reglas comunes[6]

Es decir constituyen según mi punto de vista la facilitación del movimiento de los factores de

producción a través de las fronteras nacionales, dejando con esto campo abierto a las

grandes empresas transnacionales para que aprovechen la dotación de factores que hay en

los mercados que están siguiendo las reglas de un régimen económico en particular.

De esta manera y siguiendo a Porter la conformación de regimenes internacionales facilita la

localización de las Empresas transnacionales en los lugares mas eficientes para la

producción de bienes y servicios lo que da pie a la plantación estratégica de estas que les

indica donde y cuanto y que producir.

En el sector agroalimentario en particular en la producción de maíz podemos identificar en

primer termino el régimen comercial de la OMC y los Tratados de libre comercio

específicamente el TLCAN para el caso de México y la OMC y el MERCOSUR para Brasil y

Argentina, siendo el común denominador para los tres países el régimen financiero

internacional

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