Seguridad Ciudadana

La Seguridad Ciudadana

La seguridad ciudadana es la acción integrada que desarrolla el Estado, con la colaboración de la ciudadanía y de otras organizaciones de bien público, ajustadas a Derecho, a los fines de crear un conjunto de acciones destinadas a asegurar la convivencia pacífica entre los ciudadanos, la erradicación de la violencia, la utilización pacífica y ordenada de vías y de espacios públicos y, en términos generales, el evite de delitos y faltas contra las personas y sus bienes. Cuyo reto, es la de armonizar el ejercicio de los Derechos Humanos.

La seguridad ciudadana es sinónimo de libertad, la cual consiste en hacer todo lo que no se perjudicial para el otro, por lo que la libertad no tiene otro limite que el disfrute pleno de nuestros derechos y garantías sin obstaculizar estos mismos derechos en el otro.

En tal sentido, es erróneo ver al orden público como la limitación de esa libertad, ya que el orden público consiste en que nadie abuse de la libertad que la Ley le da.

No se trata de forzar a los ciudadanos a la obediencia de la norma, sino la de garantizar la calidad de vida de los mismos.

Aunque el Gobierno de Estado debe garantizar y proteger los Derechos Humanos de sus ciudadanos, a los fines de que estos vivan libres de las amenazas generadas por la violencia y el delito, en concordancia con el análisis histórico del término, es sumamente necesaria la colaboración y la participación de la ciudadanía, y es que no podemos limitarnos solamente a la lucha contra la delincuencia, sino en la de crear un ambiente propicio y adecuado para la convivencia pacífica de las personas.

Todo está, en poner mayor énfasis en pro a la creación de estrategias de prevención del delito y control de los factores que generan violencia e inseguridad, que en tareas meramente represivas o reactivas ante hechos consumados, cuyo punto de partida ha de ser la seguridad humana, en pro a la prevención del delito súbito contra las personas y sus patrimonios, solo partiendo de allí, lograremos la protección universal contra el delito violento o predatorio hacia la ciudadanía.

Dicho de otra manera, una política de seguridad ciudadana inspirada en el respeto humano tiene que entender que la seguridad no es el único valor ni es un valor que pueda ser asegurado con prescindencia de las equidades y libertades, ya que el atentar contra la vida de una persona, contra su integridad y su patrimonio, impide la realización humana del mismo.

En tal sentido, el ciudadano cumple el papel más importante en todo lo referente a la seguridad ciudadana, ya que además de legitimar democráticamente las formas de autoridad, contribuye moderando sus propias acciones, denunciando aquellas actividades ilícitas, organizándose en asociaciones no solo de prevención sino que también de concienciación.

En términos económicos, la pobreza es un factor que actúa en contra de la seguridad humana y ciudadana, la cual se destruye a través de la superación personal del individuo, creando estrategias que conduzcan al individuo superarse desde el propio seno familiar. Aquí, la educación y la crianza, conllevado a la enseñanza y al respeto de los valores, que el individuo recibe de sus padres desde su infancia son muy importantes, ya que de ellas depende, sus acciones como individuo único e independiente dentro de la sociedad.

Por tales razones, no solo se deben crearse estrategias de prevención del delito, sino que también deben crearse herramientas que le impidan al individuo desde el seno familiar, sentimientos de inseguridad, cuyo sentimiento trae a corto o a largo plazo, la agresión, la violación, la amenaza, el crimen, el asesinato, arraigado por la mala práctica del papel de los padres. Todo esto conllevado, a la creación de nuevas

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