Seguridad Privada
julianhxc25 de Febrero de 2013
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¿Qué tan lejos puede llegar la seguridad privada en las relaciones internacionales ?
Al tiempo que se complete el retiro de las tropas combatientes de los EEUU en Irak, la Casa Blanca anunciaba un incremento acelerado de unidades vinculadas a empresas de seguridad privada. Avanzan las relaciones internacionales hacia un esquema basado en “mercenarios” y qué consecuencias podría tener ese modelo?
La retirada de las tropas de combate se produce exactamente siete años y cinco meses después de que el entonces presidente George W. Bush lanzó la invasión liderada por EE. UU. en Irak el 19 de marzo de 2003, con el argumento de que el Gobierno de Sadam Hussein poseía armas de destrucción masiva.
En esa ocasión, Bush dijo que el objetivo era "desarmar a Irak, liberar a su pueblo y defender al mundo de un grave peligro", y aseguró que la campaña militar no se realizaría "a medias".
La guerra en Irak se ha cobrado la vida de más de 4.400 miembros del Ejército estadounidense y la de decenas de miles de iraquíes. También se calcula que su costo se acerca al billón de dólares.
Retirada de Tropas
Estados Unidos concluyó este jueves la retirada de las tropas de combate de Irak y prepara un nuevo capítulo con la llamada operación 'Nuevo Amanecer', pese a que ese país aún afronta brotes de violencia y el reto de formar un nuevo Gobierno.
La retirada de la última brigada militar de EE. UU. en Irak se produjo mucho antes del plazo fijado por el presidente Barack Obama para poner punto final a las operaciones de combate en el país árabe, para el próximo 31 de agosto.
Sin embargo, según el diario 'The New York Times', el Departamento de Estado duplicará la cantidad de efectivos de seguridad privada en Irak, a 7.000 agentes. Ese personal tendrá la misión de asegurar la protección de cinco campos fortificados, cuya seguridad era responsabilidad de las tropas de combate.
Antes de partir de vacaciones hacia el exclusivo balneario de Martha's Vineyard, Obama instó este jueves al Congreso a que apruebe una ley de ayuda para la pequeña empresa, pero en sus declaraciones desde la Casa Blanca no habló sobre la salida de las tropas de Irak.
El repliegue militar, en realidad, comenzó unos días antes pero, por razones de seguridad, las autoridades castrenses esperaron hasta la salida de la última brigada para anunciarla, según se supo hoy.
Salvo alguno que otro vehículo averiado y el cruce de algún camello, el último convoy de la Cuarta Brigada Stryker de la Segunda División de Infantería comenzó su cruce hacia Kuwait en la madrugada del jueves sin ningún incidente, pese a temores de que hubiese minas sembradas en las carreteras.
Imágenes de la televisión estadounidense mostraban la emotiva llegada de centenares de soldados a la base aérea Lewis McChord, en el estado noroccidental de Washington. Allí fueron recibidos por amigos y familiares, entre abrazos, sonrisas y lágrimas, banderas estadounidenses y música patriótica.
En total tomó dos días para que los 360 vehículos y 1.200 soldados viajaran hasta la frontera con Kuwait desde el Camp Liberty, en las afueras de Bagdad, y Camp Taji, al norte de la capital. Los otros 4.000 soldados habían ya dejado el país en avión.
De los 56.000 soldados aún en Irak, 6.000 saldrán para el próximo primero de septiembre,cuando dé inicio la llamada operación 'Nuevo Amanecer', en la que 50.000 soldados estadounidenses participarán en tareas de estabilidad, asesoramiento, capacitación y apoyo a las fuerzas de seguridad iraquíes.
Esos soldados, sin embargo, estarán listos para misiones de combate si es necesario, según el Pentágono.
MERCENARIOS
El gran negocio de los mercenarios en Irak
El vicepresidente de EE UU, Dick Cheney, ideó en los años noventa la privatización de las fuerzas militares, que ha desembocado en la presencia de miles de agentes de seguridad en 50 países
Ejércitos privados de alquiler están suplantando a las Fuerzas Armadas regulares en conflictos alrededor del mundo. Irak es sólo un ejemplo entre más de 50 países. La proliferación en la última década de cientos de corporaciones mercenarias ha creado un poderoso mercado bélico global con capacidad para alterar el balance de poder entre las esferas pública y privada, civil y militar, nacional e internacional.
Las eufemísticamente llamadas "empresas de servicios militares"(PMF, en sus siglas en inglés) pueden mantener secretas sus actividades y clientes al no estar reguladas por ninguna normativa internacional, a pesar de ser ejércitos sin fronteras. El poder que se deriva de ese invisible protagonismo es tan enorme como sus ganancias: generan cerca de 150.000 millones de dólares anualmente. Y ésa es una cifra previa a la guerra de Irak.
Su éxito depende de la demanda, es decir, de la erupción de nuevos focos de violencia y de que continúen los que existen. "Tienen incentivos para prolongar sus contratos", en opinión de Peter Singer, autor del libro Corporate warriors y analista de Brookings Institución. También prosperan fomentando misiones de pacificación, antidroga u otro tipo de servicios militares y de seguridad.
Sus servicios incluyen el mantenimiento de sistemas defensa o la modernización de Ejércitos en los cinco continentes, a caballo de la ola internacional de privatización militar que ideó el vicepresidente Dick Cheney en 1992. Y otros de protección de minas de diamantes y pozos petroleros, cuyo control alimentó las guerras de Sierra Leona y Angola. En este último país se han repartido contratas más de 70 empresas militares, trabajando para todos los bandos.
Las PMF se encargan esencialmente de lo que los Estados ricos no quieren hacer o los pobres no pueden hacer. Permite a los ricos reducir sus presupuestos de defensa concentrándose en guerras prioritarias para su seguridad y subcontratando el resto, y hace asequible a los pobres un nivel de poderío militar del que carecen."La realidad es que Occidente no quiere comprometer sus Ejércitos en zonas como África y de la única manera que los países pueden adquirir capacidad militar para poner fin a sus guerras es contratar los servicios", dice Doug Brook, presidente de la Asociación de Operaciones Internacionales de Paz, una organización formada por varias PMF que promueve misiones de pacificación.
El problema es que los Estados no son los únicos clientes, la lista abarca todo el espectro moral: desde dictadores, movimientos rebeldes o carteles de droga a Gobiernos legítimos, empresas y organismos multinacionales e incluso ONG, de acuerdo a Singer. Al alcance de todos ellos está el comprar la estabilidad o inestabilidad.
Otra realidad es que los ejércitos de alquiler puedan ser utilizados por los Estados como vehículos clandestinos de política exterior. Lo cual explica en parte la apatía política por establecer leyes transnacionales que impusieran algún tipo de control. Es lo que Singer califica de una "tercera vía" que permita a los Gobiernos"evadir restricciones legales". Como las que intentó burlar el Reino Unido en 1997 cuando contrató a la PMF Sandline para intervenir en Sierra Leona y poder esquivar el embargo de la ONU de exportación de armas. (Sandline fue, junto con la surafricana Executive Outcome, la pionera de las empresas mercenarias de combate).
No hay nada que indique que EE UU, con su larga tradición de operaciones encubiertas, no haya privatizado parte de ellas.Especialmente la guerra global contra el terrorismo provee un campo abierto para este tipo de servicios. De hecho, el Pentágono admite subcontratar ciertos interrogatorios. Un macabro caso ha salido a la luz en Irak con los abusos de reclusos en la cárcel de Abu Ghraib, en los que algunos de los participantes eran interrogadores civiles. Éstos, a diferencia de los soldados implicados, no han sido despedidos ni objeto de la ira social que han provocado las torturas, lo cual contribuye a reforzar la lógica de usar PMF para trabajos oscuros.
La posibilidad de negar la existencia de las operaciones clandestinas forja un grado de complicidad entre los Gobiernos y las empresas. Relación que en el caso de EE UU viene dada casi de forma natural, en primer lugar, porque las PMF son una prolongación de servicio para miles de agentes y militares retirados. MPRI sólo recluta a ex militares, ex fuerzas especiales o ex espías; SAIC y Betac se inclinan por esa opción, pero otras como DynCorp, Armor Group o Vinnell reclutan alrededor del mundo.
Y en segundo lugar, porque Washington requiere legalmente que les pidan permiso para intervenir en cualquier conflicto, no sea que potencien al bando que no interesa. Aunque hacen excepciones. El Departamento de Estado cedió ante la presión de MPRI (cuyo director, Ed Soyster, había sido jefe de inteligencia del Pentágono) para que operara en Guinea Ecuatorial. MPRI amenazó con cancelar las labores que hacía en otros puntos del planeta, incluidos Colombia, Kosovo, Nigeria y Angola.
Otros trabajos encargados secretamente a PMF salieron a la luz por accidente y Washington se vio obligado a dar la cara.En Colombia, la empresa de Florida Airscan coordinó las explosiones de un pueblo en el que murieron 18 civiles. Y en Perú, una empresa contratada por la CIA, Aviation Development Corporation, derribó un avión ocupado por misioneros.
EE UU es, junto al Reino Unido y Suráfrica, el epicentro de la industria privada militar, que debe su prosperidad al Nuevo Orden Mundial proclamado por George Bush
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