Seleccion Colombia

Señores, gracias. Gracias infinitas por regalarnos estos momentos de alegría, gracias por fortalecer nuestra fe, esa que como país nunca hemos perdido. Esas ganas de despertar cada mañana y querer salir adelantes es un reflejo de que Colombia quiere un nuevo renacer y ustedes son los mejores representantes de lo que todos queremos para nuestra patria querida. Una nueva Colombia en paz, sin rencores y unida. Ustedes nos hacen soñar más fuerte y nos hacen sentir viva la llama de la esperanza, esa que a pesar de todo lo malo que ha pasado nunca ha dejado de estar encendida. Hoy en día, pocas son las cosas a las que nos podemos aferrar, pero con ustedes, toda Colombia tiene la seguridad y el orgullo de saber que no nos van a fallar, porque ya hicieron historia. Nosotros y el mundo entero está y seguirá hablando de ustedes.

El viernes no será un día más. No va a ser una tarde cualquiera. Muchachos, están ad portas de algo grande. Muchos hemos vivido el proceso y no ha sido fácil. Sabemos todo lo que cada uno de ustedes ha hecho y frente a eso, no nos queda otra cosa que agradecerles, porque todo lo que han sacrificado, todo lo que han sufrido, todo lo que han luchado para estar acá sabemos que no será en vano. Jugar un Mundial es un sueño, pero ganarlo es una realidad. Y solo ustedes pueden convertir ese sueño en realidad. Cada día están más cerca.

Sabemos que algunos estarán nerviosos, otros ansiosos, sin embargo, sabemos que ninguno está asustado. Ustedes mismos se ganaron el respeto de todo el planeta, y el viernes, van a salir a jugar el partido de sus vidas, con la atenta mirada de todo, pero todo el mundo. Al fin de cuentas, fueron ustedes los que se buscaron llegar hasta acá. Solo ustedes, como una familia que llevan consolidando a lo largo de estos casi 2 años y medio de proceso en cabeza de ese gran señor, antes que entrenador, como lo es José Néstor Pekerman. Hoy, a diferencia de lo que muchos les dirán o de todo lo que se les puede estar pasando por la cabeza, queremos hablarles de eso que queda cuando uno se muere. Eso que vale más que toda su plata, reconocimiento, fama y demás y que sin embargo, nadie, nunca, les va a poder quitar. Hoy les queremos hablar de la gloria, esa gloria que no se consigue a la vuelta de la esquina, esa gloria que cuesta, duele, arde y no se le entrega a cualquiera.

Y es que si algo hemos aprendido de ustedes es que las grandes gestas se construyen, se luchan y se ganan y ustedes han levantado muchísimas con base en el trabajo y el esfuerzo. En esta ocasión no les vamos pedir nada distinto. Trabajen, corran, metan y suden hasta que no puedan más. Dejen la vida en cada momento, en cada situación, en cada pase, en cada pelota, en cada corrida, en cada dividida y entréguensela a todos aquellos que los hemos acompañado, a un país que ha estado detrás de ustedes en las buenas y en las malas, porque sabemos que somos más los que siempre hemos estado ahí con ustedes.

A estas alturas ya comprenderán que todos dejaríamos la vida en la cancha por ustedes, pero no podemos. No podemos porque estamos acá, estamos del otro lado. Nosotros no somos los que vamos a salir el proximo viernes al Estadio Castelão a enfrentar al

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