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Teoría De La Constitución


Enviado por   •  12 de Junio de 2012  •  137.189 Palabras (549 Páginas)  •  331 Visitas

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CAPÍTULO PRIMERO

SOBRE LA ANATOMIA DEL PROCESO DEL PODER POLÍTICO

La Enigmática Tríada

Los tres incentivos fundamentales que dominan la vida del hombre en la sociedad y rigen la totalidad de las relaciones humanas, son: el amor, la fe y el poder; de una manera misteriosa, están unidos y entrelazados. Sabemos que el poder de la fe mueve montañas, y que el poder del amor es el vencedor de todas las batallas; pero no es menos propio del hombre el amor al poder y la fe en el poder. La historia muestra cómo el amor y la fe han contribuido a la felicidad del hombre, y cómo el poder a su miseria. (23)

El poder político

La política no es sino la lucha por el poder. Se considera el poder como la infraestructura dinámica de las instituciones sociopolíticas.

Quizá se pueda decir que la soberanía no es más, y tampoco menos, que la racionalización jurídica del factor poder, constituyendo éste el elemento irracional de la política. Según esto, soberano es aquel que esta legalmente autorizado, en la sociedad estatal, para ejercer política, o aquel que en último término la ejerce.(23 y 24)

La «cratología» como ciencia

El poder político, como todo poder, puede ser conocido, observado, explicado y valorado solo en lo que concierne a sus manifestaciones y resultados. Sabemos, o creemos saber, lo que el poder hace, pero no podemos definir su sustancia y su esencia. Admitiendo que una ciencia del poder, una cratología, existe es indudable que se encuentra en la infancia, y hasta cabe preguntarse si alguna vez podrá llegar a convertirse en seguro instrumento de trabajo del conocer humano.

No resulta en absoluto que, nacida en una sociedad pluralista, la ciencia política americana, largo tiempo dedicada al análisis del comportamiento (behaviorist approach) en el fenómeno político, se haya sentido especialmente atraída por la manifestación del poder. En este ambiente científico se ha formado la extraordinariamente ambiciosa «teoría de la influencia», dispuesta a aplicar a la sustancia del poder político que todavía esta por probar si es susceptible de ser medido: las técnicas de las ciencias del comportamiento o de la conducta, basadas en los métodos cuantitativos de medición. Para los fanáticos de la medición no hay ningún misterio sacrosanto en la conducta del hombre; para ellos el único sacramento es la estadística. (25-26)

Poder y sociedad estatal

El poder hace exclusivamente a una situación o relación de hecho que en sí, éticamente, no es ni buena ni mala.

Considerada como un todo, la sociedad es un sistema de relaciones de poder cuyo carácter puede ser político, social, económico, religioso, moral, cultural o de otro tipo. El poder es una relación sociopsicológica basada en un recíproco efecto entre los que detentan y ejercen el poder —serán denominados los detentadores del poder— y aquellos a los que va dirigido —serán aquí designados como los destinatarios del poder. Dentro del marco de la sociedad, el Estado se presenta como la forma exclusiva o preponderante, según la situación histórica, de la organización sociopolítica. En la sociedad estatal, el poder político aparece como el ejercicio de un efectivo control social de los detentadores del poder sobre los destinatarios del poder. (26)

Por control social, en el estricto sentido de la ciencia contemporánea, se debe entender la función de tomar o determinar una decisión, así como la capacidad de los detentadores del poder de obligar a los destinatarios del poder a obedecer dicha decisión, así como la capacidad de los detentadores del poder de obligar a los destinatarios del poder a obedecer dicha decisión.

En el Estado moderno, constitucional y democrático, la esencia del proceso del poder consiste en el intento de establecer un equilibrio entre las diferentes fuerzas pluralistas que se encuentran compitiendo dentro de la sociedad estatal, siendo garantizada la debida esfera para el libre desarrollo de la personalidad humana. En las modernas autocracias, bien sean dictatoriales o autoritarias, un único detentador del poder monopoliza el poder político como control social, estando el miembro individual de la sociedad estatal sometido a las exigencias ideológicas del grupo dominante. (27)

Sobre el carácter demoníaco del poder

El poder encierra en sí mismo la semilla de su propia degeneración. Esto quiere decir que cuando no esta limitado, el poder se transforma en tiranía y en arbitrario despotismo. De ahí que el poder sin control adquiera un acento moral negativo que revela lo demoníaco en el elemento del poder y lo patológico en el proceso del poder. De esta doble faz del poder fue plenamente consciente Aristóteles cuando enfrentó las formas «puras» de gobierno a las formas «degeneradas»: las primeras están destinadas a servir al bien común de los destinatarios del poder; las segundas, el egoísta interés de los detentadores del poder. El famoso —frecuentemente mal citado— epigrama de lord Acton hace patente de manera aguda el elemento patológico inherente a todo proceso del poder. «Power tends to corrupt absolute power tends to corrupt absolutely». El poder tiende a corromper y el poder absoluto tiende a corromperse absolutamente. (28)

El control del poder político

Limitar el poder político quiere decir limitar a los detentadores del poder; esto es el núcleo de lo que en la historia antigua y moderna de la política aparece como el constitucionalismo. Un acuerdo de la comunidad sobre una serie de reglas fijas que obligan tanto a los detentadores como a los destinatarios del poder, se ha mostrado como el mejor medio para dominar y evitar el abuso del poder político por parte de sus detentadores. (29)

Por una parte, los detentadores del poder necesitan debida autoridad para llevar a cabo las tareas estatales; por la otra, es indispensable que bajo dicha autoridad quede garantizada la libertad de los destinatarios del poder.

El establecimiento de un armonioso equilibrio entre estos dos valores fundamentales es, en principio, el eterno problema del hombre en la sociedad. Según se haga la elección entre libertad y sociedad estatal. La libertad de los destinatarios del poder sólo quedará garantizada cuando se controle debidamente el ejercicio del poder llevado a cabo por sus detentadores. La existencia o ausencia de dichos controles, su eficacia y estabilidad, así como su ámbito o intensidad, caracterizan cada sistema político en

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