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Terry Eagleton


Enviado por   •  10 de Septiembre de 2015  •  Resúmenes  •  1.725 Palabras (7 Páginas)  •  313 Visitas

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El texto comienza intentando alcanzar una definición sobre el concepto “literatura”. En términos de la teoría y análisis literario clásica, a este problema se lo llama Criterio de Demarcación, es decir, un criterio que te permita dilucidar frente a un texto si pertenece o no al género llamado literatura. Para lograr definir este criterio de demarcación primero se refutan varias falsas oposiciones que entorpecen el problema. La principal de ellas es la dicotomía Imaginación-Realidad o Ficción-Hecho: no son oposiciones pertinentes pues la literatura está llena de ejemplos de relatos sobre acontecimientos de dudosa existencia.  Es imposible determinar qué acontecimientos sucedieron efectivamente en, por ejemplo, la Ilíada, pero eso es irrelevante para determinar la calidad literaria de la obra. La oposición es irrelevante porque sencillamente es imposible determinar qué es ficción o qué es real en un relato.

Aquí el autor introduce la noción de literatura de los formalistas rusos. El criterio de demarcación que permite incluir un texto bajo la noción de “literatura” es el empleo característico de la lengua, es decir, un empleo de la lengua que sea radicalmente diferente al lenguaje ordinario o de sentido común. El lenguaje literario debe transformar e intensificar lo forma común u ordinaria de manejarse en el lenguaje cotidiano. En términos de los lingüistas, no existe proporción entre el significado y el significante. El significante (el cuerpo fónico de la palabra) excede aquello que se quiere comunicar (el significado) y pasa a un primer plano, se luce independientemente de lo que se quiere comunicar. El ejemplo del autor es el siguiente: hay alguien esperando el colectivo durante una huelga de choferes. Si alguien se acerca y dice “hay huelga de choferes” esa frase no es literatura, pero si dice “sois la virgen impoluta del silencio” sí lo es.

Los autores más importantes del formalismo ruso son Shklosky, Tynyanov y Roman Jakobson. Su característica central es que situaron el análisis literario en la crítica de la realidad material del texto literario. Antes de la aparición de los formalistas la crítica literaria en su mayor parte partía del análisis de factores externos al lenguaje mismo, se intentaba  explicar el texto a partir de la psicología (el autor quiso decir tan o cual cosa porque le pasó algo en su vida privada), de la religión (se buscaban los mensajes bíblicos en los textos),  la historia ( se intentaba determinar los sucesos que efectivamente habrían ocurrido en lo narrado) y la sociología (reconstruir las condiciones sociales que se describen el texto). Para los formalistas, en cambio, la crítica literaria es autónoma frente a todas las demás disciplinas y tiene criterios propios. Por eso los formalistas eliminaron de la crítica literaria las palabras “genio”, “imaginación”, “intuición” y demás. El lugar de lo peculiarmente literario no hay que buscarlo en la realidad social o en la psicología del autor, sino en la obra misma.

         La obra literaria está hecha de palabras, y es autónoma frente a las intenciones del autor.  Cuando el formalista analiza una obra y el propio autor le dice “yo no quise decir eso” el formalista responde que la obra esa autónoma frente a sus “intenciones”. El análisis de la obra es “inmanente”, no se acepta nada que trascienda las palabras materiales inscriptas en el texto. No importa lo que el autor dice, sino cómo lo dice. Por eso uno de sus lemas afirmaba que “la palabra es autosuficiente”.

El formalismo era en principio la aplicación de la lingüística al estudio de la literatura, pero la lingüística de la época era previa al padre fundador (que es Saussure y su distinción entre significante y significado). Ellos se enfocaban en las estructuras del lenguaje, no en lo que se decía en la obra. Antes se decía que “la forma es un mero vehículo para mostrar el contenido”, ahora se afirma que el “contenido de la obra” es la consecuencia de los recursos formales que se utilizan en ella. Es importante señalar que los formalistas no negaban que la obra de arte se relaciona con la realidad social (del autor y de lo que se narra) pero decían que es irrelevante para el crítico literario.

La noción principal del formalismo ruso es la de “extrañamiento” o “rarificación” (son neologismos del ruso Ostranenie, en mi facultad utilizan la palabra rusa). Recordemos que la diferencia principal entre literatura y no literatura en el formalismo ruso no hay que buscarla en los objetos  o en la esfera de la realidad tratada por el escritor sino en el modo de presentación.  Lo específico de la literatura, el criterio de demarcación que permite discernir si algo es literario o no, es el uso específico de un lenguaje que deforme o intensifique el lenguaje ordinario de la vida cotidiana. El discurso literario “enajena” o “aliena” el lenguaje rutinario. De ahí su definición de literatura: “la literatura es una clase especial de lenguaje que contrasta con el lenguaje ordinario que generalmente empleamos”.

Ahora bien,  ¿cómo determinamos cuál es el lenguaje ordinario que el lenguaje poético va a violentar si en el lenguaje ordinario encontramos empleos de la lengua muy diferentes según la clase social, la región, el sexo y demás factores? ¿Qué sucede con los argots o lunfardos presentes en la sociedad? ¿Cómo sabemos si un texto de una civilización desaparecida es poético o no si no conocemos los usos del lenguaje en ese momento? ¿Cómo sabemos si es una desviación del lenguaje ordinario si no conocemos el lenguaje ordinario mismo?

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