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Tesis De Ginecologia


Enviado por   •  29 de Mayo de 2013  •  27.491 Palabras (110 Páginas)  •  832 Visitas

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LA CONCEPCIÓN

Una sucesión de hechos sorprendentes ayudan al espermatozoide a fecundar el óvulo y a que el embrión se implante, con éxito, en el útero.

Abandonar la vagina, ascender por el cérvix, atravesar la cavidad uterina y alcanzar las Falopio donde, con suerte, un óvulo espera a ser fecundado. La tarea del espermatozoide no acaba aquí. Aún debe ser capaz de romper la envoltura del óvulo y fertilizarlo y, después, éste debe llegar al útero y anidar con éxito...

La fecundación parece una carrera de obstáculos. Y en cierto modo lo es. Pero espermatozoide y óvulo juegan con ventaja: que se produzca finalmente el embarazo no es fruto de la casualidad. Investigaciones recientes han desvelado una serie de factores que, encadenados, hacen posible el milagro de la vida.

Los espermatozoides son "succionados"

Para ir desde la vagina a las trompas de Falopio, los espermatozoides no se bastan con el movimiento de sus colas. Hoy sabemos que en el interior del útero se activa de forma natural una especie de mecanismo de succión: el orificio uterino impulsa hacia arriba todo lo que se encuentra en el fondo de la cavidad vaginal. Las prostaglandinas, sustancias presentes en el semen, fomentan esta succión; también lo hacen las contracciones que experimenta el útero en el orgasmo femenino.

El siguiente reto al que se enfrentan los espermatozoides es entrar en la trompa de Falopio "correcta", es decir, la que alberga el óvulo. Gracias a la producción de estrógenos y a un mayor riego sanguíneo, la trompa en cuestión se encuentra bien abierta para facilitar el paso de los espermatozoides, mientras que la trompa vacía permanece "cerrada".

Otro factor que ayuda a los espermatozoides en su hazaña: la temperatura corporal de la mujer se eleva un poco después de la ovulación por influencia de la hormona progesterona. Esto beneficia a las células espermáticas, pues alcanzan su mayor movilidad a una temperatura corporal de 37 grados.

Atraídos por el olor

Se sabe que el óvulo emite unas sustancias estimulantes para atraer a los espermatozoides a su encuentro. Éstos, por su parte, están dotados de unos receptores olfativos (recientemente descubiertos) con los que captan esas "señales" que envía el óvulo y que les ayudan a encontrar el camino correcto.

Los científicos han comprobado, además, que existen otras sustancias capaces de atraer a los espermatozoides. Un experimento reciente mostró cómo el olor de una determinada flor (en concreto, el lirio de los valles) les atraía tanto que incluso llegaban a duplicar su velocidad de desplazamiento.

Este hallazgo sugiere que existen sustancias aromáticas que inducen a los espermatozoides a moverse en una determinada dirección. Esto podría tener aplicaciones futuras en el campo de la inseminación artificial, para aumentar las posibilidades de embarazo.

Los investigadores han realizado otra comprobación interesante: la existencia de una sustancia olfativa bloqueante que hace ineficaz el estímulo que envía el óvulo. Sus descubridores creen que en el futuro esto podría dar lugar a nuevos métodos anticonceptivos: bastaría con "tapar la nariz" a los espermatozoides y así impedir que encuentren el óvulo. Los espermatozoides poseen unos "receptores olfativos" que captan las señales del óvulo.

Trabajo en equipo

Una vez producido el encuentro del óvulo y los espermatozoides en la trompa, queda lo más difícil: la fecundación. Por suerte, los espermatozoides pueden sobrevivir hasta 120 horas en el aparato genital femenino. Así las cosas, si se tienen sexuales cinco días antes de la ovulación, existe la posibilidad de que la mujer se quede embarazada.

Como todos los grandes organismos unicelulares, el óvulo está rodeado de una capa protectora, llamada zona prelucida, bastante gruesa y poco penetrable. Se precisa que una gran cantidad de espermatozoides "erosionen" esa envoltura durante un tiempo, en una especie de trabajo en equipo, hasta que la membrana se "rompe" en un punto. Solo entonces, el espermatozoide situado delante del desgarro puede penetrar y fecundar el óvulo.

El proceso podría compararse con el asalto a una fortaleza. Es decir, se precisa una concentración mínima de espermatozoides para conseguir una fertilización natural. Si ésta es escasa, el trabajo en equipo no es posible y la fecundación no se produce.

Estos descubrimientos echan por tierra una creencia popular: al contrario de lo que se pensaba antes, el proceso no tiene nada que ver con una selección de espermatozoides, ni es el espermatozoide más rápido el que fecunda el óvulo.

Implantación en el útero

Después de la fecundación, el embrión se desplaza al útero y, pasados unos cinco días, empieza a anidar en él. Días más tarde, el embrión comienza a producir la HCG (hormona gonadotrofina) que, junto con la progesterona y los estrógenos, posibilitan que el proceso siga su curso.

Si todo va bien, la gestación avanzará. Por el contrario, si el embrión no llega a implantarse en el útero, después de unos 12 días una hemorragia anunciará que el embarazo no se ha producido.

Fecundación y desarrollo embrionario

Recorrido del cigoto desde el oviducto hasta su implantación en el útero materno. Este proceso dura aprox. 5 días.

La vida humana comienza en el momento exacto de la unión del óvulo y el espermatozoide; es decir, con la fecundación. Cada gameto lleva en sí la capacidad intrínseca de la vida, y el ser que nacerá está dotado de una mezcla singular de información genética y de experiencia intrauterina, que no se volverá a repetir en ningún otro ser. Por esta razón, cada ser humano es único e irreemplazable, es un participante del ininterrumpido proceso de vivir.

El cigoto, expresión unicelular de la persona humana, crece y se desarrolla para convertirse en un ser completo, hombre o mujer, que nace y vive.

El nuevo ser vivo representado por el cigoto, experimenta ahora una serie de cambios que van a culminar con el desarrollo de un individuo que cuenta con todos los órganos y sistemas necesarios para desenvolverse en este mundo. Este nuevo habitante, desde que comienza siendo cigoto ya posee almacenada en su ADN todas las características funcionales, físicas, conductuales, etc., que expresará al

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