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Tiranía De La Comunicación


Enviado por   •  13 de Julio de 2015  •  4.783 Palabras (20 Páginas)  •  171 Visitas

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Una síntesis de lo que viene sucediendo en el mundo y que nosotros vivimos a diario en Argentina, a través del grupo Clarín Y el Grupo Uno, entre otros. Los medios manipulan, esconden, censuran, e intentan formatear la cabeza de los telespectadores, de gran parte de la sociedad en general...

Ignacio Ramonet nos habla en su libro: “LA TIRANÍA DE LA COMUNICACIÓN”, a través de diez capítulos, de cómo en nuestro mundo actual, aparentemente gobernado por la democracia y la libertad de prensa, existe de una forma mucho más sutil que en épocas anteriores, pero no por ello menos potente, un enorme control de los medios de comunicación sobre nosotros.

Es un nuevo tipo de censura, de dictadura, de alienación del individuo, más invisible y a la vez muchos más peligrosa, que se apoya en un mundo donde el término “globalización” es ya el pan nuestro de cad día.

Comunicación contra información

La introducción de los multimedia ha supuesto para Ignacio Ramonet (IR) una auténtica revolución en los campos informativo, comunicacional y económico.

IR habla de la formación de un mercado donde las empresas de informática y comunicación se están fusionando, siendo Internet el más claro exponente de esta nueva red de comunicación mundial. Pero esto conlleva una seria amenaza para los ciudadanos, debido a que existe la posibilidad de ser manipulados mentalmente por los media (término que IR emplea para hablar de los “medios de comunicación de masas”) de forma mucho más sutil y, por lo tanto, en definitiva mucho más peligrosa.

Las empresas de entretenimiento tratan ahora la información como una mercancía, lo que daña su función democrática, que debería ser precisamente la fundamental, y tenemos como ejemplos de este nuevo marco informativo los casos de la muerte de Lady Di y el escándalo de Bill Clinton y Mónica Lewinsky. Las consecuencias son que la prensa escrita se ha ido convirtiendo progresivamente en “periodismo de revelación” (cuya función es desvelar escándalos, corrupciones y puntos oscuros en la vida profesional o privada de ciertos personajes), senda seguida por un medio como la televisión, pero salvando las diferencias que estos dos medios tienen inevitablemente.

Entramos en una nueva era de información virtual donde son los media los que influyen sobre la información, originándose fenómenos como el mimetismo mediático (cuando un medio da importancia a un tema y los demás medios le siguen, formándose algo parecido a una bola de nieve). La información se convierte además en un mero espectáculo, donde lo que importa es buscar la emoción de la audiencia (hiper-emoción), con lo que esta información pasa a ser aceptada inmediatamente como verdadera.

Todo esto ha provocado un cambio de los principios básicos del periodismo. La información se basa ahora en la ideología del directo y en la importancia de las imágenes, tanto que algo existe si se tienen imágenes sobre ello, y no existe si no podemos mostrarlo de esta manera. La información pierde por tanto en descripción, contextualización, explicación. Esto afecta seriamente a la prensa escrita, que no puede competir con la instantaneidad del directo, algo que sólo pueden ofrecer la radio y la televisión. También se da el fenómeno de que una noticia se convierte en verdadera solamente con el hecho de que sea repetida en los media, ya no es necesario que la información sea contrastada y comprobada su veracidad en fuentes fiables y objetivas.

En definitiva, en el nuevo sistema informativo no es difícil confundir la información y la comunicación. La sociedad en sí es un Estado de información, no son sólo los profesionales de los media. Pero informarse realmente (y para IR esto no consigue simplemente viendo imágenes en televisión) constituye una actividad intelectual que requiere esfuerzo e interés por parte del individuo. La prensa escrita se ha visto arrastrada por la influencia de la televisión y ha perdido por tanto la función principal, que es la de informar correctamente. Por eso corresponde al lector exigir un nuevo y más acertado modelo de recibir la información, y correspondería a los profesionales de los media ofrecérselo.

Prensa, poderes y democracia

La prensa y el poder es un tema de debate que ha existido, existe y existirá siempre. A los tres poderes que Montesquieu diferenciaba se les añadió en su momento un cuarto, la prensa, cuya función debería ser la de juzgar el funcionamiento de los otros tres. Pero actualmente el primer poder es el económico, el segundo el mediático y el tercero el político. Por lo tanto, los media han ido aumentando su influencia. A pesar de todo, un sondeo reciente ha desvelado la desconfianza de los ciudadanos hacia la televisión y la prensa, mientras que la radio conserva un tanto su credibilidad.

En su momento la prensa escrita tenía capacidad para revelar las disfunciones de la política, y el más claro ejemplo lo encontramos en el llamado “caso Watergate”, donde dos periodistas menores consiguieron hacer caer al hombre más poderoso del planeta: el presidente de EE.UU. Richard Nixon. Pero la situación se ha ido transformando con la revolución tecnológica, económica y retórica.

El nuevo concepto de información plantea la verdad ligada a la emoción: todo lo que emociona es verdad, existiendo una confusión entre ambos términos. Esta circunstancia ha estado liderada por la influencia de la televisión, y el resto de los medios se encuentran inevitablemente un paso por detrás. Como resultado, la actualidad la marca la televisión, que nos ofrece imágenes de las que no tenemos constancia de que sean verdaderas, pero que buscan provocarnos un determinado sentimiento. El problema es cuando surge la idea de que un acontecimiento siempre se puede mostrar a través de unas imágenes. La información televisada funciona según unos principios que dificultan la ejecución de la igualdad entre información, libertad y democracia.

Existe un nuevo tipo de censura, mucho menos visible, que funciona apoyada en la enorme abundancia de información que se nos ofrece, y que realmente lo que consigue es que no podamos percibir aquello que falta. Pero estos grandes flujos de información son mucho más difíciles de controlar, a diferencia de cuando la información era mucho más escasas y estaba siempre bajo el férreo control del poder.

Ser periodista hoy

El sistema informacional puede funcionar sin periodistas, ahora que la calidad de su trabajo ha descendido. Vivimos en plena revolución tecnológica y económica que ha formado una cultura de masas y

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