ClubEnsayos.com - Ensayos de Calidad, Tareas y Monografias
Buscar

Tradiciones en la concepción de la ciudadanía


Enviado por   •  17 de Mayo de 2014  •  Tutoriales  •  3.380 Palabras (14 Páginas)  •  178 Visitas

Página 1 de 14

CIUDADANÍA

Definición

En su acepción más común ciudadanía significa poseer la condición de ciudadano/a, entendiéndose por tal la persona que es sujeto de derechos políticos de un estado y normalmente habitante de él. Sin embargo, este concepto de ciudadanía limita su idea a poseer un determinado estatus (en este caso, ser titular de unos derechos políticos y haber nacido o haber residido en un Estado) sin referirse a la práctica de la ciudadanía. Como recoge Lister (1997:41): “Ser un ciudadano en el sentido legal y sociológico implica poder disfrutar de los derechos de ciudadanía necesarios para la agencia y la participación social y política. Actuar como ciudadano significa satisfacer el potencial de ese estatus”. Por ello, en nuestra definición atenderemos tanto a la idea de ciudadanía como estatus como a la de ciudadanía como práctica.

Desarrollo

Describiremos ambos sentidos de la ciudadanía mediante la siguiente estructura: comenzaremos por las diferentes tradiciones que han dado origen a la concepción actual de ciudadanía en el pensamiento occidental: la liberal, la comunitaria y la republicana. Posteriormente, analizaremos algunas imágenes y significados de la ciudadanía, para concluir con los espacios para el ejercicio de la ciudadanía, ámbito que está más relacionado con la educación para el desarrollo.

1. Tradiciones en la concepción de la ciudadanía

Las teorías liberales entienden que la ciudadanía es un estatus, que otorga el derecho a los ciudadanos a disfrutar de un conjunto de derechos garantizados por el estado. Los primeros derechos eran los de carácter civil y político (derecho a votar, a la propiedad privada, a la libertad de expresión, etc.), en los que se enfatizaba la no intervención del estado. Posteriormente, con la contribución de Marshall (1950), considerado uno de los padres del pensamiento contemporáneo en este tema, la ciudadanía pasó a incluir los derechos de carácter social (derecho a la educación, a la sanidad, etc.) en los cuales se presupone un mayor intervencionismo estatal.

La segunda tradición es la comunitaria en la cual, en contraposición con la visión liberal que enfatiza al individuo, se hace hincapié en que la ciudadanía se define por el hecho de sentirse miembro de una comunidad, de un grupo, y compartir una serie de virtudes cívicas, como el respeto por los otros y el reconocimiento de la importancia del servicio público. Desde la perspectiva comunitaria, los derechos de los grupos pueden tener significados legales y políticos.

Y, por último, para la tradición republicana, el ciudadano puede ser entendido como el que comparte una identidad cívica común, modelada mediante una cultura pública común que se alcanza, para muchos autores, a través de la participación en la vida pública. En este supuesto, la ciudadanía, como identidad cívica, serviría para aglutinar a los ciudadanos, por encima de identidades particulares (étnicas, religiosas, etc.).

2. Imágenes y significados de la ciudadanía

Sin embargo, la idea de ciudadanía no se limita únicamente al status legal del ciudadano/a, sino que, desde otras perspectivas, se identifica con el disfrute real de los derechos de ciudadanía. Es este el debate sobre la ciudadanía inclusiva, que pretende extender los derechos de ciudadanía a los colectivos más desfavorecidos. En un reciente estudio (Keibeer et al., 2005), distintos autores se preguntan cuál es el significado de la ciudadanía inclusiva desde el punto de vista de los pobres y socialmente excluidos (como, por ejemplo, las mujeres en Chiapas, los habitantes de las favelas en Río de Janeiro, los inmigrantes indocumentados en Estados Unidos, etc.). En todas sus respuestas se aprecian unos elementos comunes: 1) Una idea de justicia entendida como recibir un trato imparcial y, asimismo, cuando sea preciso, diferenciado para corregir su falta de empoderamiento; 2) La idea de reconocimiento tanto por su condición de ser humanos como también por el respeto a sus diferencias; 3) La autoderminación, es decir, la habilidad de las personas para poder ejercer un cierto grado de control sobre sus propias vidas; 4) Por último, el cuarto grupo de significados de este tipo de ciudadanía derivan de la solidaridad entendida como la capacidad de identificarse con otras personas y de actuar de manera colectiva en la búsqueda de la justicia y el reconocimiento.

Siguiendo con la discusión sobre el disfrute real de los derechos de ciudadanía, es también acertado el análisis que realiza Javier De Lucas (2005) cuando se refiere al acceso a la ciudadanía de los inmigrantes en los Estados europeos. Según dicho autor “Los flujos migratorios son el catalizador que nos sitúa ante la necesidad de volver a pensar a radice nuestras respuestas en la construcción democrática del vínculo social y político, porque éstas comportan hoy un déficit de inclusión y pluralidad en la medida que institucionalizan la exclusión de los inmigrantes como sujetos del espacio público, su imposibilidad conceptual de llegar a ser ciudadanos” (De Lucas, 2005: 105-106). El autor defiende la superación de un modelo de ciudadanía ligada a la nacionalidad hacia otra concepción de la ciudadanía vinculada a la residencia, donde la vecindad local cobra especial relevancia ya que es el espacio que nos permite entender más fácilmente cómo los inmigrantes comparten con los vecinos las tareas, las necesidades, los deberes y, por tanto, los derechos propios de la ciudadanía.

Una aproximación distinta a la idea de ciudadanía nos la presenta Adela Cortina (1997) cuando habla de una ciudadanía activa que tenga derechos pero que también sea capaz de asumir sus responsabilidades. Desde esta perspectiva, la autora plantea distintas aproximaciones al concepto de ciudadanía: la ciudadanía económica, la mediática y la intercultural.

La ciudadanía económica (Cortina, 1997) tiene como objetivo la denuncia y transformación del sistema económico causante de formas de sometimiento y precariedad. De acuerdo con las nuevas teorías de la ciudadanía económica (la ética del discurso, el stakeholder capitalism o capitalismo de los afectados, las teorías sociales de la economía), los ciudadanos, en tanto que afectados por los acuerdos que se toman en la esfera de la economía y de la empresa, han de participar e intervenir de algún modo en tales decisiones. Así, los cursos de acción económica han de contar, para su legitimidad social, con el acuerdo de todos los ciudadanos que se ven concernidos por ellos, siendo los ciudadanos actores e interlocutores válidos y no meros súbditos laboral o económicamente (Gozálvez,

...

Descargar como (para miembros actualizados)  txt (22.5 Kb)  
Leer 13 páginas más »
Disponible sólo en Clubensayos.com