Una enseñanza hermética
guigaorTesis25 de Febrero de 2013
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Ensayo sobre la cruz: una enseñanza hermética
La cruz, no es invención de la religión cristiana ni de su vertiente, la católica sino que, antes de esta, ya se encontraba en otras muchas culturas pre-cristianas, entre ellas la celta y la egipcia. Sus significados son varios, pero entre ellos cabe destacar que significa vida y unión de lo masculino y femenino.
Resulta interesante que Odín, el Cristo nórdico se crucifique en sacrificio a sí mismo a un árbol durante nueve noches, atravesado por una espada. También resulta bien significativo que la cruz egipcia
Ank sea considerada como el árbol de la vida(1) y que, en efecto, lleve un óvalo en la parte superior. En últimas, los simbolismos del árbol y de la cruz se hallan estrechamente ligados. Pareciera todo ello remitirnos al origen de la vida o a su causa generatriz. Tanto en el árbol como en la cruz Ank se puede observar un círculo o un óvalo, mismos que nos remite al círculo o útero gestante de la vida y que, evidentemente, también se observa en la cruz celta. De hecho, el mismo árbol, dibujado en su forma más elemental, esto es, como un círculo u óvalo y un palo también vienen a representarnos la causa de la vida y a las dos fuerzas creadoras en el cosmos. Claro, otra cosa es la compenetración de esas dos fuerzas, el cruce de esas dos fuerzas que, en última síntesis, vienen a formar la cruz.
El símbolo más arcaico para representar a la fuerza creadora masculina ha sido un palo vertical (|), pero, si esto es así, si este palo vertical representa la fuerza creadora masculina, ¿Cuál sería el símbolo equivalente que podríamos utilizar para representar la fuerza creadora femenina? El círculo o el triángulo con la punta hacia abajo podrían funcionar, pero no es su equivalente, que al tiempo funcione como su antítesis perfecta. El opuesto a este símbolo (|) no puede ser otro que la representación de un madero horizontal (–), que viene a representar a la fuerza creadora femenina, y entre ambos forman cruz (+). Es verdad que lo masculino ha sido asociado a lo positivo y lo femenino a lo negativo; sin embargo, es de aclarar que esto se debe entender exclusivamente en el ámbito de dos fuerzas contrarias que se necesitan y complementan y que son ambas creadoras, y no en sentidos ajenos que menoscaben el valor de la fuerza creadora femenina[3]. Sea como fuere, tanto madero vertical como horizontal, de manera independiente, representan bastante bien a las dos fuerzas creadoras de la naturaleza. Pero también es cierto que ellas, por sí solas no pueden crear, se necesita que se unan, que haya cruce, que se penetren mutuamente superponiéndose. Es evidente que esta unión, que este cruce, que esta penetración mutua en que se superponen ambos palos, o maderos, forma cruz. Ahora entenderán por qué la cruz es un símbolo de vida. Ahora entenderán por qué la cruz es donde muere el hombre viejo para que emerja a la vida el hombre auténtico, el hombre resurrecto. Siendo el cruce de estos dos maderos lo que propicia el nacimiento, ahora entenderán cual es el madero que es preciso cargar para lograr el segundo nacimiento.
[1] En ocasiones Isis, la madre de Dios, es representada en forma de árbol. En la tumba de Thutmosis III, en efecto, ella aparece grabada en forma de un árbol y con el pecho expuesto, del cual se alimenta el faraón. En términos esotéricos estos significa que el que no se cuelgue del árbol (del madero) no podrá alimentarse, no podrá nacer de nuevo, no podrá conseguir la resurrección. Ese árbol es femenino, es mujer, es madre, es unión sexual.
[2] En esta ilustración la cruz tiene un solo brazo; sin embargo, si utilizamos la cruz de dos brazos tenemos el símbolo de las llaves de San Pedro superponiendo los círculos y oponiendo las estrías o
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