Venus de Willendorf y Jeff Koons
ginacohenEnsayo15 de Julio de 2017
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UNIVERSIDAD ANÁHUAC
FACULTAD DE HUMANIDADES
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Venus prehistórica y contemporánea, ¿está destinada a desinflarse la bella dentro de la bestia?
Lic. Gina Stella Cohen L.
PRESENTA
PROFESOR
Dr. Sergio Rodriguez Blanco
MATERIA
Historia del Arte Antiguo
MARZO 2017
Venus prehistórica y contemporánea, ¿está destinada a desinflarse la bella dentro de la bestia?
Este ensayo trata sobre la representación de dos diosas, la primera es la diosa prehistórica “Venus de Willendorf”, producción de un artesano anónimo, y la segunda es la diosa contemporánea “Balloon Venus”, creación del reconocido artista Jeff Koons. Mi intención es hacer un análisis sobre el probable significado y simbolismo de ambas representaciones en su propio margen histórico, social y cultural, de esta manera podré explicar cómo el discurso detrás del concepto de “venus” ha cambiado entre la Prehistoria y la actualidad.
En este análisis profundizaré en temas y conceptos como: parámetros teóricos sobre representación y discurso, el significado de venus, la representación de la mujer en el Paleolítico, la teoría de perspectiva existencial sobre la condenación de la mujer a ser objeto, así como los discursos de bella y bestia creados por su naturaleza biológica, el significado de lo banal y finalmente la “Balloon Venus” contemporánea del artista Jeff Koons. El objetivo del análisis es dar lugar a nuevas preguntas y responder la pregunta de investigación: Venus prehistórica y contemporánea, ¿está destinada a desinflarse la bella dentro de la bestia?
Representación, discurso, verdad y poder
El teórico cultural y sociólogo jamaiquino Stuart McPhail Hall menciona en el primer capítulo de su libro “Representation”, la Teoría Construccionista del historiador y teórico social francés Paul-Michel Foucault. El teórico francés hace énfasis en la necesidad de cambiar el enfoque del lenguaje al discurso (el término discurso se usa como un concepto lingüístico), le preocupaba la producción de conocimiento y su significado. El discurso trata sobre la producción de conocimiento a través del lenguaje, gobierna la manera en la que un tema se desarrolla en nuestro diálogo y pensamiento; produce objetos de nuestro conocimiento. El corazón de la Teoría Construccionista dice que “las cosas y las acciones existen, pero solo adquieren significado para convertirse en objetos de conocimiento dentro de un discurso” [1], ciertas prácticas son específicamente propias de cada periodo histórico y cultural. En su Régimen de la Verdad, Foucault escribe que “la verdad ejerce efectos de poder y cada sociedad tiene su Régimen de verdad, los tipos de discurso que acepta, lo que se distingue como verdadero y no verdadero”[2], el régimen establece que el conocimiento ligado al poder se convierte en verdad, el poder es la manera como los humanos se entienden y la necesidad humana por dominar, estará siempre sujeta a la vulnerabilidad y al cambio de la relatividad.
La Teoría Construccionista y el Régimen de la Verdad de Foucault, en mi opinión, son pensamientos esenciales para hablar sobre el discurso representativo en el arte en diferentes periodos históricos. El concepto de venus carga con ella un diferente discurso según el periodo histórico y la cultura, pero la constante es que la mujer siempre ha sido y será materia prima para ser convertida en objeto.
Venus, ¿diosa de qué?
El concepto de venus (romano) viene con una magnánima carga de discursos y significados relativos al marco cultural e histórico, para fines de este ensayo, solo mencionaré los que considero útiles para el análisis. El origen de venus nace en el mito griego, en “La Teogonía” escrita por Hesíodo, en esta historia de la creación del mundo y los dioses, se dice que la diosa griega Aphrogeneia (nacida de la espuma) o Philommeides (nacida de genitales, amante de genitales) nace de la espuma del mar que resulta de los genitales castrados de Urano, el dios de los cielos. Aphrogeneia, conocida como Afrodita es nombrada por los griegos como la diosa del amor y el deseo, debido a que en “La Teogonía” está escrito que con ella fueron, Eros (amor) y el hermoso Himeros (deseo) quién la siguió desde su nacimiento hasta que entró en la Asamblea de los dioses.
Afrodita fue identificada con la diosa asiria Ashtarte y la diosa romana Venus, entre otras. Fue diosa del amor, del deseo, de la gracia, de la belleza, del placer, de la poesía, de la canción y diosa de la paz (protectora del estado en tiempos de guerra). Los romanos le sumaron varias facetas de sexualidad, fertilidad y belleza, pero a su vez una importante representación política y mítica; la diosa que se impone a escala pública como propaganda política (Venus Victrix, Genetrix y Augusta) y el estereotipo de mujer la madre protectora del hogar. La venus romana, es la que más permanencia tiene, la diosa doméstica; diosa del amor, la belleza, respetable matriarca, seductora, frívola, y procreadora de la naturaleza; la que puede ser domesticada por la institución conyugal. El concepto de venus (romano) resume a todas las mujeres en una sola y poderosa diosa, definitivamente la venus prehistórica tiene muchas más limitaciones que la venus romana.
Mujer prehistórica, venus paleolítica
El término Venus Paleolítica, por el cual los investigadores nombran a las pequeñas estatuillas prehistóricas (encontradas en Europa media, cerca del 40,000 a.C.), seguirá siendo una generalización que muchos investigadores consideran errónea. El concepto de venus, es comúnmente entendido como la representación de la belleza erótica, es un concepto que no se ajusta a las representaciones prehistóricas de las mujeres. Estas figurillas destacan por la desnudez de su cuerpo: senos, vientre, pubis y glúteos al descubierto muestran la fisionomía de la mujer de la prehistoria. Me resulta interesante el interés semántico (significado) de los artesanos por ejemplificar sujetos adiposos con marcados caracteres sexuales. El significado que se les atribuye es diverso, imágenes reales de personas, sacerdotisas, fetiches a modo de curanderas, y la de mayor aceptación es la interpretación como imágenes fértiles aptas para la reproducción. De una manera u otra, la escasa información cae en la generalización de la deducción, la “Venus de Willendorf” podría clasificarse bajo este prototipo de mujer deseada, un canon de mujer idealizada en belleza y fertilidad.
La arqueóloga lituana Marija Gimbutas en su artículo “The Monstrous Venus of Prehistory or Goddess Creatrix”, nos introduce a una venus monstruosa, Creatrix, diosa de la vida, la muerte y la regeneración. Creatrix cambia el canon de belleza en la mujer ideal, hay representaciones de ella fusionada con un ave acuática, víbora, búho, sapo, oso y bisonte. Creatrix es la diosa que crea de su cuerpo, una representación religiosa del ciclo de la vida, la madre tierra creadora de todo. Marija Gimbutas menciona que los investigadores que descubrieron estas figurillas idealizadas y otras no tan ideales, no profundizaron en la hipótesis de que las figurillas pudieron ser representaciones míticas que eran utilizadas para fines mágico rituales, como una venus mágica. Mediante sus investigaciones Gimbutas concluyó que las venus podían ser imágenes que representaban a la diosa Creatrix en sus diferentes facetas de creadora o también pueden ser imágenes de las participantes en rituales dedicados a la diosa.
La bella en la bestia
A través de la historia, las mujeres han sido consideradas inferiores a los hombres, pero a su vez han sido elevadas al estatus de diosas, las psicólogas Jamie L. Goldenberg y Tomi Ann Roberts en el capítulo cinco del libro “Handbook of experimental existential psychology”, hablan de esta paradoja y en lo que se refiere al sexo femenino, la necesidad humana de distanciarse de su naturaleza biológica. Ellas consideran que el sexo femenino en relación al sexo masculino ha sido devaluado por ser mas emocional, menos racional, físicamente más débil y siempre a merced de la biología de sus cuerpos (menstruación, partos, menopausia etc..); “la bestia” la llaman. Por otra parte, cuando las mujeres pasan a la categoría de “diosa”, se ven adornadas, desnudas y peinadas, convirtiéndose en objetos de belleza, perfección y adoración, la llaman: la bella.
Goldenberg y Roberts explican que esta tendencia contrastada y opuesta en las actitudes masculinas hacia el sexo femenino se debe a la amenaza existencial que representa el cuerpo femenino para los hombres, objeto de sus más profundos deseos sexuales, garantía de procreación y sobrevivencia humana; traducido a vulnerabilidad para él sexo masculino.
También explican que la “objectificación”[3] del sexo femenino es un mecanismo de defensa que deriva de la Teoría del manejo del miedo y el terror, teoría que menciona que “los seres humanos manejan la idea de que son animales mortales por medio de la inserción de un sistema de simbolismos culturales”[4]. Esta teoría coincide mucho con El Régimen de la Verdad de Foucault sobre el poder, la verdad y la vulnerabilidad. Convertir a la mujer en objeto detrás del discurso de “la bella” la hace menos amenazante, la encierra en un estándar y un canon creado por el hombre, canon que se puede controlar, regular y criticar; esto protege la vulnerabilidad del sexo masculino. Irónicamente, se ha dado el fenómeno social en el cual las mujeres también convierten a otras mujeres en objeto, ya que también las encuentran amenazantes.
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