¿Viejos o nuevos modelos de enseñanza?
Juan CárdenasEnsayo11 de Mayo de 2021
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¿Viejos o nuevos modelos de enseñanza?
No soy un investigador nato, nunca lo he sido, al menos eso creo. Soy profesor, he sido docente en muchas escuelas de distinto tipo, pero siempre buscando servir y ayudar a los jóvenes a cambiar su percepción de la realidad en la que viven. Fundamentalmente ayudar a que su educación sea un medio de movilidad social.
Sin embargo, últimamente me he cuestionado esto último. No el hecho de educar, sino el hecho de movilidad social. Por lo tanto, la pregunta que surge es mover hacia dónde. Y, ese es el problema. La escuela, fue creada para perpetuar lo que ya está. Es decir, una sociedad, educa para perpetuarse en el tiempo. Perfeccionando lo que ya tiene, es decir aquello que le ha resultado efectivo, frente a los otros y al medio en el que se desarrolla.
Desde esta perspectiva, se multiplica un modelo oficial, un discurso más o menos coherente que surge desde un ente inidentificable, porque fue instalado en la memoria colectiva muy atrás en el tiempo.
¿Qué sociedad es la que se ha estado perpetuando? ¿Qué sociedad es la que queremos perpetuar? La respuesta obvia sería: “la mejor”, la mejor ¿para quién? Esta respuesta ha sido contestada desde los diferentes paradigmas que se han impuesto en el tiempo en las distintas sociedades. Sin embargo, hoy , producto de la globalización, la “aldea global” de McLuhan necesita organizarse, ordenarse para ser la única aldea.
Antes de la caída del muro de Berlín, el mundo (occidental), estaba dividido en dos grandes corrientes: capitalismo y marxismo. Con el triunfo del primero, incluso en China con sus peculiares adaptaciones (mano de obra barata, producto de una estructura militar y gran volumen de producción y un poderoso control del estado sobre la masa. Lo que pese al horror o cierto espanto que esto provoca desde occidente, no es muy diferente a esta otra parte del mundo –léase auto explotación de los individuos, para mantener un nivel de productividad que les permita el nivel de consumo que , a su vez, les haga ser reconocidos como exitosos frente a un sistema que los anula como tales y los convierte en meros sujetos de producción-), ha surgido o está instalándose un discurso único y universal: la disidencia es acallada violentamente a la vista de todos, produciendo una repulsa colectiva que “el sistema” recoge en aparente justicia, pero diluye en intrincados y oscuros laberintos.
Así el panorama, desde la escuela ¿qué sociedad es la que se quiere perpetuar? Cada día estamos más cerca de la realidad anticipada de por Orwell y Huxley, quienes somos actores, es decir los agentes del aparato reproductor del estado, los docentes…¿Queremos la instauración de esa sociedad?
Actualmente, en el país que sea, la medición de calidad de la educación , se hace bajo los mismos y únicos parámetros aceptados, pruebas de medición estandarizadas tanto para la gestión de la escuela, como para los docentes y los estudiantes. Si la escuela, quiere ser catalogada como “buena” (nótese aquí que la palabra buena, inicia con el sonido [b] y que en la tipificación de la carne de res se clasifica con “V”, que en español tiene el mismo sonido [b]) debe competir no solo con otras escuelas sino consigo misma cada año ( el individuo esclavo de sí mismo). Pruebas que no hacen sino corroborar lo que se sabe de ante mano: la desigualdad social es enorme.
Las mejores escuelas, suelen ser las privadas, en donde se entrega la misma educación que se ha venido entregando desde el siglo XVIII, con algunos matices tecnológicos de por medio, y por alguna que otra escuela de estratos desmedrados pero que aceptó el hecho de competir y seleccionar los elementos (léase estudiantes ,profesores) que sean los mejores para alcanzar las marcas que conducirán al éxito a los jóvenes y a la comunidad local en la que se insertan.
La pandemia del COVID 19, ha revelado una vez más la inequidad y la frágil vitrina en la que se sustenta el éxito tecnológico. En Chile, existía la sensación de un país interconectado y digitalizado; con 23 millones de teléfonos celulares activos en el país ( la población es de 19 millones de habitantes), con redes 4G y en algunos sectores red 5G, con programas de educación orientados hacia el uso de las TICS, se supuso que las comunicaciones escuela –estudiantes-apoderados, iban a ser exitosas o al menos en un rango aceptable. La realidad ha demostrado que , si bien casi todos los estudiantes poseen un teléfono inteligente , solo unos pocos poseen planes de internet que les permiten acceder a la información, a través de sitios y navegadores que consumen una cantidad importante de datos. La mayoría de los estudiantes no conoce las herramientas y aplicaciones necesarias para acceder a la información que se les envía, desconoce estrategias de investigación y procesamiento de la información, maneras adecuadas para la digitalización de documentos, etcétera. Por su parte , los maestros, en un número importante, también son analfabetos o semi-analfabetos digitales, desconocen cómo diseñar y gestionar el conocimiento digital. Han tratado de traspasar el aula física (metodologías presenciales) al mundo de la educación digital ( envían extensos documentos o guías de actividades a sus estudiantes, hacen una clase en vía streaming con pizarra física, presentaciones con diapositivas atiborradas de texto , con tamaños de fuente muy pequeños y otras cosas más).
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