Violencia Intrafamiliar

VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

“Niño inútil, no sirves para nada, no sé que hice mal para tenerte como hijo, no te soporto…

No mamita, no por favor, ya no me pegues, te prometo que no me vuelvo a equivocar, ya no mamita” ó “Esto no lo hiciste bien y por eso te pego, como la cena no estuvo lista a su hora, recibes lo que te mereces”.

¡Buenos días! Compañeros, profesores, directivos, estimados miembros del jurado que hoy nos acompañan. Mi nombre es _________________________________ y hoy les vengo a platicar sobre una amarga situación que nos es difícil afrontar muchas veces por temor, por vergüenza o por costumbre: ¡La violencia intrafamiliar!

Situaciones como esta se viven diariamente en numerosos hogares por todo el mundo, la violencia humana, sea una bofetada, un empujón, una cuchillada o un disparo, es más frecuente dentro del circulo de la familia que en cualquier otro colectivo de nuestra sociedad.

Comenzamos un nuevo siglo y todavía se tiene que vivir con motivos que ya deberían haber desaparecido, un ejemplo de ello es el despreciable machismo, que es la creencia que equivocadamente tienen los hombres de sentirse superiores a las mujeres, y que estas deben ser las sufridas, dependientes, sumisas y abnegadas ante ellos, y claro que esto no debe de ser así. Ya es tiempo que el hombre sepa que la mujer es una joya preciosa que tiene capacidades y cualidades que van muy por arriba de lo que él mismo puede ofrecerle al mundo, y que no por el hecho de ser mujer debe sentirse inferior a un ser que en la mayoría de las veces únicamente en lo que domina es en la fuerza física y no en la mental. Pues está comprobado que la mujer puede llegar más lejos que cualquier tipo que piense lo contrario de ello, o bien crea poder superarla.

Pero la violencia intrafamiliar va más allá de la violencia a la mujer, tenemos la violencia contra los hijos, la violencia infantil, hablar de ello es referirse a un tema doloroso, es hablar de una lacra de la humanidad que – a pesar de innumerables esfuerzos, propósitos y programas – no ha podido ser erradicada. Una lacra aun peor que las pestes y las epidemias que luego de más de 5000 años de civilización y más de 2000 años de la era cristiana, sigue aquí, en la tierra, aferrada y creciente. Una desgracia originada y mantenida exclusivamente por los seres humanos, lo que nos hace dudar de la validez de la palabra humanidad.

Lo cierto es que, desde que el mundo es mundo, a los niños – como a las mujeres – les tocó la peor parte, ya que el concepto de niñez protegida es realmente muy reciente.

La lista de padecimientos que les fueron y aun les son infligidos a los niños es interminable, además de ser cruel y escabrosa y cuantas veces pasa cerca de nosotros la posibilidad de ayudar y no nos damos cuenta.

Desinterés y abandono, miseria e ignorancia colaboraron para sostener este estado de cosas, además de pautas culturales permisivas o decididamente crueles.

Las estadísticas informan cifras alarmantes sobre los resultados que ha dejado y sigue dejando tras de sí este tipo de violencia. Por ejemplo en Canadá todos los años unas cien mujeres mueren a manos de sus esposos o del hombre con quien viven, en Estados Unidos mueren anualmente unas 4000 mujeres maltratadas por su esposo o novio. Y en Latinoamérica hay hombres que degradan, golpean o matan a algún miembro de su familia, especialmente a sus esposas.

Si tomamos en cuenta esto de manera local, cuantas veces no han sido víctimas de dicho maltrato, y simplemente no hemos sido capaces de levantar la voz, de decir ¡basta!, ¿Por qué?, porque incluso la misma gente alimenta ese tipo de comportamiento, ese tipo de barbarie que en vez de apoyar al agredido, realza los actos del agresor, pero ¿Qué pasaría si nosotros fuéramos

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