Ética en la estética y cosmética
josecuevasdiazInforme11 de Mayo de 2012
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Ética en la estética y cosmética
Dr. Jaime Piquero-Martin Dra. Vanesa Piquero Casals
Resumen
La apariencia es un factor esencial en las interrelaciones humanas. La buena apariencia siempre
Ha estado asociada al éxito profesional y social. Es por ello, que los médicos no podemos
abstraernos de la importancia que la misma tiene para el equilibrio bio-psico-social del individuo, y
Que representa a su vez la definición de salud que nos enseña la Organización Mundial de la Salud
(OMS). Pero el concepto de belleza existe desde la antigüedad, y desde entonces se busca la
Poción de la juventud y la belleza. En la actualidad, la labor de los especialistas de la salud es
Brindar las opciones científicamente aceptadas y probadas, sin engañar al individuo o paciente que
Nos procura. Es por ello que en este artículo abordamos los preceptos éticos y estéticos que deben
Ser recordados en esta materia.
Palabras claves: Ética, estética, belleza, apariencia, sociedad, cosmética.
Introducción
La apariencia ocupa un lugar primordial en nuestra sociedad. Para nadie es un secreto c óm o una
Persona con buena apariencia tendrá más oportunidades de integrarse a su entorno profesional y
Social que otro menos dotado. Pero la apariencia estética depende de algo más que una cara
Bonita, ya que el comportamiento, la vestimenta, la higiene, el maquillaje y el peinado son, si se
quiere, indispensables para mostrar una buena apariencia.
Pero, ¿Qué sucede cuando el individuo, a pesar de centrar sus mayores esfuerzos en estos
aspectos, no se encuentra satisfecho con su apariencia cosmética? Es allí cuando los especialistas
de la salud, entre ellos: dermatólogos, cirujanos plásticos , farmacéuticos, inclusive psicólogos y
psiquiatras, jugamos un papel importante.
Estos individuos necesitan una solución real, sin la fantasía frustrante de las personas que han
invadido mercantilmente este campo, intentando sin ninguna ética ofrecer soluciones falsas a
individuos susceptibles de ser engañados.
E s ahí donde los profesionales de la salud debemos juntar esfuerzos para ofrecer la verdad y
mantenernos en autocrítica constante, sin caer en engaños como los que ofrece la publicidad de
muchos productos, máquinas y procedimientos.
Para comprender mejor estos conceptos, explicaremos los preceptos éticos esenciales y los
preceptos cosméticos más aceptados.
Ética
Sócrates, Platón y Aristóteles, explicaban la ética como el arte de vivir para lograr la felicidad. Este
concepto se ha mantenido en la historia, y en la actualidad podemos ampliar esta definición y decir
que es la ciencia de la moral y las obligaciones del hombre, las reglas que rigen la conducta, el
actuar manteniendo los valores culturales, al cual se le denomina “ethos”.
Aplicados a la ética médica, la definiríamos como las reglas y principios que rigen la conducta
profesional del médico y que implican una dedicación a valores más elevados que la ganancia
financiera. Es así como existe el Código de Ética Médica, el cual obedece a un esfuerzo por
fortalecer el “ethos” médico, y el mismo comprende la conducta apropiada que deben tener
médicos con relación a los pacientes, colegas, profesionales afines y a la sociedad.
Por otro lado, los médicos a través del Juramento Hipocrático debemos comprometemos a
desempeñar la profesión con competencia, dignidad y esmero, logrando así un máximo beneficio
para el paciente y por ende a la sociedad a la que pertenece.
E s así como debemos actuar de manera correcta y adecuada, ofreciendo información veraz con
explicación de los resultados, opciones, beneficios y complicaciones. Si se va a realizar
investigación clínica en seres humanos, ella debe inspirarse en principios éticos y científicos, y no
debe realizarse si no está precedida de suficientes pruebas de laboratorio y el correspondiente
ensayo en animales, informando del experimento al paciente.
Además, el médico está obligado a ser imparcial en la utilización de las farmacias y laboratorios,
ofreciendo al paciente el mejor producto indicado y no el que le pueda ofrecer alguna forma de
lucro.Siguiendo estos preceptos éticos, vamos a explicar a continuación los estéticos para luego
entender cómo debemos actuar para mantener la ética en la estética.
Estética
Desde el punto de vista filosófico, es la rama que estudia el significado de la belleza en general, la
naturaleza del arte y la validez de los juicios sobre la creación artística, independientemente de la
naturaleza de dicha obra de arte, que en nuestro objeto de estudio sería el ser humano, máxima
expresión de la Creación.
El término Estética comienza a ser utilizado por primera vez por Alexander Baumgarten en el año
1750, quien tomó la palabra griega “aisthesis”, que significa “sentido”, y definió la belleza como:
…”la percepción de la sabiduría que se adquiere a través de los sentidos”, y consecuentemente la
estética como la “ciencia del conocimiento sensitivo”. Pero Baungarten la consideró una forma
confusa e inferior del pensamiento, y es Kant en 1790, quién reclamó el estatus de la estética a la
par de la ética y la lógica o razón pura. Algo similar vivimos hoy día cuando después de haber
considerado la estética del hombre como lo hizo Baungarten, nos unimos a Kant para reclamar sus
derechos y defender su valor.
A pesar de que muchas especialidades ha n contribuido a desarrollar la historia de la medicina
cosmética, la dermatología tiene una larga y particular línea de conducta en esta área. La piel es
obviamente el órgano más accesible, ya que está constantemente expuesto como imagen
individual. El deseo por alterar la apariencia ha sido practicado desde la antigüedad y puede tener
origen en la religión, la superstición y la cultura. Sin embargo, la moda es la fuente más actual del
deseo de la humanidad por la manipulación cosmética.
La interpretación de estética es diferente para cada individuo y sociedad. Las sociedades primitivas
hasta la actualidad practican tatuajes y escarificaciones para alterar permanentemente su
apariencia. En la antigüedad, las conchas eran utilizadas para cortar la piel, y la tierra era colocada
en la herida para agrandar el tamaño de la cicatriz.
Registros dejados por los egipcios reflejan una cultura obsesionada por la apariencia física
personal. Médicos egipcios utilizaban resorcinol y pasta de sulfa para la exfoliación, también
usaban aceites animales, sales y alabastros para mejorar la apariencia de la piel. El interés egipcio
por la cirugía estética andaba de la mano con su arte y religión, prácticas mágicas se unían a la
ciencia, en un esfuerzo por mejorar la piel. El papiro de Smith (1700 a.C.) contiene recetas para el
rejuvenecimiento de ancianos y extensas descripciones de cirugías, cuidados postoperatorios y
manejo de complicaciones. El papiro de Ebers (1600 a.C.) tiene una lista de prescripciones para
hacer crecer el cabello (por ejemplo, puerco espín quemado con aceite).
Paralelamente, alrededor del segundo milenio en Mesopotamia, los médicos ya se habían
especializado; los babilonios eran particularmente hábiles en cirugía. Los asus, o cirujanos
operaban bajo las leyes draconianas de la mala práctica médica. El código de Hammurabi (2000
a.C.) sentenciaba que al cirujano que matase o destruyese el ojo de su pacient e le serían
amputados los dedos de sus manos.
Descripciones de las primeras cirugías cosméticas chinas se pueden encontrar en el Canon de
Medicina (2600 a.C.). La medicina y la cirugía china influyeron en los persas y posteriormente en
l o s musulmanes. E n la India, el Rig Veda (1500 a.C.) mostraba un fuerte interés por la cirugía
estética, principalmente de los ojos y la nariz. La nariz de las personas frecuentemente era
retirada como forma de castigo, y por ende los cirujanos Hindúes se volvían tan com petentes en
reparar narices, que los oficiales pasaron a botarlas al fuego luego de cortadas.
En la Grecia antigua, muchas de las técnicas egipcias de exfoliación fueron mantenidas y
perfeccionadas. Las mujeres que ejercían la medicina eran numerosas y se especializaban en
cuidar la piel y el cabello.
A pesar de que el término blefaroplastia se origina del griego blepharon (parpado) y plastos
(forma), el romano Celsus fue probablemente el primero en describir la escisión de la piel del
parpado superior en el primer siglo después de Cristo. Galeno escribió extensamente en el
segundo siglo d.C., y describió médicos realizando reconstrucciones
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