Bauman sobre el modelo foucaultiano en el panóptico
Julian111Trabajo23 de Junio de 2013
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Bauman presenta una clara distinción entre globalización y universalización, dos conceptos clave aunque, por sí mismos, opuestos. El primero tiene que ver con la dominación de una minoría sobre la mayoría en un mundo desigual y donde prevalece la exclusión de casi dos terceras partes de la población mundial. El segundo concepto se relaciona con la esperanza y la ilusión de crear un orden que permita cambiar y mejorar el mundo, en donde las oportunidades tiendan a ser iguales para todos.
Otro aspecto, no menos relevante, que se analiza en esta obra proviene de la fragmentación política que ha causado el surgimiento de estados débiles y pequeños, que han llegado al punto de pensar en sacrificar su independencia con tal de ser incorporados al juego de inclusión-exclusión que plantea el mundo globalizado. Si resulta difícil comprender el proceso que ha llevado a algunos países a renunciar a su independencia, no menos complicado debe ser el padecer la disyuntiva de la supervivencia "independiente" o la supervivencia (bajo una modalidad aterciopelada) de "recolonización".
La globalización ha transformado el papel del Estado en la medida en que se ha trascendido la influencia histórica de éste en el destino político y económico de los gobernados. En la actualidad resulta un lugar común cuestionar las funciones que el Estado desempeñó durante décadas, de tal manera que Zygmunt Bauman casi ironiza al señalar que los estados son meros instrumentos de quienes verdaderamente gobiernan el mundo: las fuerzas extraterritoriales. Así, la nueva economía (no en el sentido tecnológico de cuño reciente) permanece en una etapa progresiva de liberación respecto de cualquier control político; al Estado sólo le será permitido resolver los asuntos políticos y mantener a raya a quienes se sientan desafiados por el modelo de mundo nuevo.
En la línea crítica, iniciada por la sociología en la década de 1960, otra significativa reflexión que es posible extraer de entre sus páginas tiene que ver con el predominio de la "sociedad de consumo". Nadie negaría a estas alturas la naturaleza consumidora de los seres humanos, puesto que cada uno debe cubrir sus necesidades básicas o -si se dispone de una posición favorable- sus necesidades jerarquizadas; el hecho es que la sociedad de la que habla Bauman va más allá de consumir por necesidad: lo hace por impulso, por el mero hábito de comprar para responder a la expectativa de necesidad que le ha sido creada por los mercados, mismos que se apropian con ello de la vida de cada consumidor.
El autor nos plantea sin la menor ironía que la pobreza es señal de vigor y salud del capitalismo y que hasta los más ricos padecen la ansiedad de adquirir aún más de lo que ya disponen. Tiranía del hombre moderno, pues, que también ellos se encuentran sujetos a los caprichos del sistema de mercado actual.
En esta suerte de juego de conceptos opuestos, que el autor emplea con reiteración, destaca también la definición de "turistas", dirigida hacia quienes poseen movilidad (globalizados), a los que no están sujetos al tiempo ni al espacio, a los que poseen riqueza económica. Del mismo modo, define como "vagabundos" a quienes permanecen inmóviles (locales), pues están lejos de tener acceso a la mayoría de los recursos derivados de la globalización, en especial los tecnológicos. Para Bauman existe, sin embargo, una línea tan débil que divide a ambos sectores de consumidores que -ironías de la vida- nada descarta que el día menos pensado un turista se pueda convertir en vagabundo y viceversa.
La globalización: sus consecuencias humanas es, en suma, una obra en la que se analizan y explican de una manera clara algunos de los vicios de la globalización económica, pero que no se propone establecer alternativas ante tales vicios. Justo en la introducción indica que su
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