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Bio-politica


Enviado por   •  13 de Abril de 2015  •  2.707 Palabras (11 Páginas)  •  192 Visitas

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“El Contrato Social” de Rousseau parte de la tesis que supone que todos los hombres nacen libres e iguales por naturaleza. Nos habla del estado originario del hombre, afirma que la familia “es el primer modelo de sociedad política”. Rousseau argumenta contra el derecho del más fuerte: “Convengamos, pues, en que la fuerza no constituye derecho, y que únicamente se está obligado a obedecer a los poderes legítimos”.

El fundamento único de toda autoridad legítima serán las convenciones. Hace una breve referencia a la guerra y la esclavitud, el ginebrino presenta su idea acerca del pacto social, que formula en los siguientes términos: “Cada uno de nosotros pone en común su persona y todo su poder bajo la suprema dirección de la voluntad general, recibiendo a cada miembro como parte indivisible del todo”.

Ataca la doctrina de Grocio, quien afirma que dado que un hombre puede enajenar su libertad y convertirse en esclavo, lo mismo puede hacer un pueblo. Para Rousseau enajenar significa dar o vender, y si bien puede tener algún sentido en el caso del esclavo, que gana algo a cambio de su enajenación, no parece ser el caso del pueblo, que no gana nada. Algunos dicen que el déspota garantiza a los súbditos la tranquilidad civil. Pero para Rousseau son mayores los males que se siguen de tener un déspota, que los que se seguirían de no tenerlo. La alternativa entonces es que los hombres se entreguen gratuitamente, sin recibir nada a cambio, pero este tipo de acto es ilegítimo y nulo porque quien lo realiza no está en su sano juicio.

Rousseau distingue tres tipos de libertades: la libertad natural, que es la que se pierde tras el contrato, la libertad civil que está limitada por la voluntad general y la libertad moral, “que es la única que convierte al hombre en amo de sí mismo”. El pacto social convierte en iguales a los hombres por convención y derecho.

Pero hoy día pareciera que la esencia del trascendente pacto social se pierde, se olvida. Ceder nuestra voz, nuestra libertad, nuestra vida, a quien detenta el poder parece ser inútil ya que de su parte no se obtiene la protección y seguridad mutua a la que se compromete.

Esta persona quien detenta el poder, debe siempre atender a la “voluntad general” (volonté générale). Al ejercicio de esta voluntad lo llama Rousseau “soberanía", destacando su inalienabilidad e indivisibilidad misma a la que es necesario retomar pues pareciera que los mexicanos no la conocemos o hemos decidido ignorarla.

También analiza las nociones de “ley”, pieza clave del Estado, misma que no es otra cosa que un acto de la voluntad general, es decir, donde el "pueblo" sería el "legislador" y este según Rousseau es “un hombre extraordinario" en el Estado. Deberá ser de esta manera porque en su figura se deposita los sueños, los anhelos, las esperanzas de toda una nación y en sus manos está que tengas calidad de ciudadanos o de convertirlos en esclavos políticos.

El objetivo de todo pueblo es conseguir abundancia y paz, pero hoy día, debido a las situaciones por las que atraviesa la población más que eso se le está dando prioridad a preservar la vida, ya que los gobernantes han descuidado ese aspecto tan primordial y la población comienza a sufrir las consecuencias.

Rousseau coincide con Aristóteles, piensa que la libertad subsiste gracias a la igualdad: “Es precisamente porque la fuerza de las cosas tiende siempre a destruir la igualdad, por lo que la fuerza de la legislación debe siempre tender a mantenerla” y nunca de manera contraria, amparando a la población con sus respectivos derechos y mecanismos legales que los protejan.

En los gobiernos actuales se debe tener muy en cuenta un aspecto, que parece se les ha olvidado: los hábitos o costumbres, de las que deben ocuparse pues ahí está el verdadero deseo y el verdadero sentir de la población, su esencia misma, por ello no solo le basta a un gobernante o político hacer leyes ficticias inaplicables sino deben de ser acorde a la población y contexto.

El gobierno es “un cuerpo intermedio establecido entre los sujetos y el soberano para su mutua correspondencia, encargado de la ejecución de las leyes y del mantenimiento de la libertad, tanto civil como política”. El gobierno no es otra cosa que el ejercicio legítimo del poder ejecutivo. El poder legislativo, por su parte, siempre pertenece al pueblo y sólo puede pertenecer a él.

Sin embargo, hoy día, solo somos unas piezas de ajedrez en el juego de la política, importamos solo en la medida en la que nuestro voto pueda otorgarle poder a otro sobre una mayoría.

Los actuales dispositivos de poder se basan en una forma de racionalidad política que mucho se alejan de la esencia del Estado de brindar protección, seguridad, salvaguardar la integridad física y buscar el bien común de la población. En estos días es necesario la censura, que es la manifestación de la opinión pública para poder atender a el origen de este pacto social, de esta sesión de libertades y derechos hacia unas pocas personas, que se esperan sean las idóneas para tal responsabilidad.

Hoy día parece que se gobierna sobre objetos y no sobre sujetos, sobre seres humanos que cada día se encuentran más vulnerables en sus condiciones de existencia, de educación, de hábitat, de alimentación, de salud, en su natalidad y mortalidad, vulnerables a epidemias, enfermedades etc. Donde el tópico de preocupación es el hacer vivir y el preservar la vida. Donde la política ya no resuelve regalando despensas u organizar fiestas públicas.

En este contexto es necesario replantear el concepto que se tiene de estado, poder y política, acercarlo más hacia una forma viviente para valorar como participara ante estas poblaciones indefensas, ante poblaciones que antes que infraestructura necesitan preservar la vida, aspecto al que antes no se le daba vital importancia, ante poblaciones que necesitan de una fusión entre los ejes sobre los cuales se articula los mecanismos de política sobre la vida: las disciplinas del cuerpo y las regulaciones de la población, es decir, la fusión entre la política y la biología, la emergencia del individuo como inteligibilidad posible y las tecnologías que lo encierran dan cuenta de un poder cuya función ya no es matar, sino que invadir la vida en su totalidad; es a esto a lo que conceptualizo como bio-politica.

Así mismo, una bio-politica debe estar atenta a las nuevas innovaciones científicas y médicas, a las experimentaciones y prácticas en los seres a los cuales representa. Debe estar atenta a que dentro de estas no se dañe la integridad humana, que no se practiquen de manera arbitraria,

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