COMPETENCIAS DE UN DIRECTIVO

Las competencias que deben poseer los directivos de educación preescolar para desempeñarse de manera eficiente.

El  desempeño de la función del director de educación preescolar asume como tarea principal la formación de ciudadanos, conduciendo el proceso educativo de los alumnos y ejerciendo la labor educacional de docentes, familias y comunidad en general, para ello es fundamental se tenga presente el conocimiento sobre los elementos que deberán guiar la práctica directiva, que va desde la organización para el buen funcionamiento de la escuela, hasta el manejo de los contenidos educativos para orientar e identificar las prácticas educativas de los docentes que propician aprendizajes.

La  profesionalización   de  la  función   del  director   escolar puede ser definida como un proceso prolongado y flexible,  que se produce a través de la formación, el ejercicio del cargo, la dedicación y la continuidad,  y ha de tener como resultado el alcance de los niveles de desempeño profesional que exige la dirección  de las institución escolar,   en  correspondencia con  las demandas sociales.

Los objetivos del proceso de formación permanente de los directivos consisten en:

Dotar a las escuelas de los recursos humanos con las competencias profesionales (conocimientos, aptitudes y actitudes) necesarias para desempeñarse de una manera más eficiente.

Determinar las necesidades de formación permanente del personal de acuerdo a sus funciones.

Contribuir al mejoramiento de los métodos de trabajo, estilos de dirección, fomentar comunicación entre grupos.

Fomentar una cultura de cambio y mejoramiento continuo.

En la actualidad uno los objetivos primordiales de los procesos de formación es el fortalecimiento de la capacidad de gestión de las escuelas y el incremento  por la calidad de enseñanza que en ellas se imparte. Es necesario hacer de las instituciones educativas más responsables de su propio funcionamiento y de los resultados de su desempeño. Esto implica que el directivo, docentes y alumnos se involucren de una manera diferente en la organización de la escuela, reconociendo que los cambios se manifiestan en el modo de actuar tanto en lo individual como colectivamente. Esta nueva circunstancia sitúa al directivo escolar en una dinámica diferente desde la perspectiva para encauzar el rumbo de la institución educativa, teniendo como plataforma las necesidades propias de la escuela y el contexto en donde se ubica para concertar con la comunidad objetivos y acciones que permitan alcanzar los logros trazados para la mejora continua. Para ello se requiere que el directivo desarrolle nuevas capacidades, aptitudes y actitudes, es decir nuevas competencias profesionales.

El sistema de gestión de formación permanente está integrado por cuatro resultados científicos: Modelo de desempeño por competencias, Tecnología para la determinación de las necesidades formativas de los directivos, Estrategia para la formación permanente, Metodología para la evaluación del impacto de las acciones de formación permanente.

El estudio acerca de las funciones que debe realizar el directivo permite establecer una clasificación de dichas funciones en familias o subconjuntos que tienen en común la manifestación de saberes integrados, a las que se denomina áreas de desempeño o esferas de actuación: Normativa, ejecutiva, de interacción con el medio, organizativa, de ejercicio del poder, tecnológica.

La existencia de esferas de actuación permite elaborar un modelo de desempeño profesional pedagógico de dirección por competencias que se manifiestan en la actuación del directivo en las diferentes áreas de desempeño se pone de manifiesto el cumplimiento de las funciones del ciclo directivo. Ellas concretan en la práctica las relaciones que establece el directivo con los componentes personales y personalizados del proceso de dirección, con los contextos de actuación y con otros factores.

A cada una de las áreas de desempeño se hace corresponder una competencia profesional pedagógica de dirección- competencia normativa, competencia ejecutiva, competencia de interacción con el medio, competencia organizativa, competencia en el ejercicio del poder y competencia tecnológica, que constituyen el contenido de su modo de actuación y se manifiestan en el desempeño de las funciones. En este caso se ha incorporado la investigativa como una competencia integradora, porque se trata de lograr que la actividad de dirección, en cualquiera de las esferas de actuación del director, se realice siguiendo la lógica de la investigación. Las competencias como componentes estables de la personalidad del directivo están integradas por capacidades (conocimientos, habilidades, hábitos), motivaciones, actitudes y cualidades de la personalidad, que le dan su carácter individual, que conforman las dimensiones de las competencias. Además de conocimientos y habilidades, para el logro de los objetivos trazados se requiere que el directivo posea un alto grado de interés y motivación para ser eficiente en el desempeño de sus funciones. La motivación es un proceso activo en el que se manifiesta la disposición y la actitud positiva del directivo hacia el cumplimiento de las metas y objetivos trazados.

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