Calidad en el servicio público
Angie MendozaInforme18 de Mayo de 2021
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Abril de 2020
Calidad significa satisfacer necesidades y expectativas de los ciudadanos, pero también supone reducir costes y mejorar continuamente los procesos, ajustándolos permanentemente a las exigencias de la sociedad.
La calidad de las instituciones, tanto gubernamentales como judiciales, es un factor clave para la prosperidad de un país.
Al día de hoy, la calidad de los servicios públicos está severamente ligada a la capacidad de una entidad para emplear las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación, haciendo muchos más accesibles y rápidos los servicios a los ciudadanos o por lo menos bebería ser así.
Teniendo en cuenta al modelo Eficacia-Eficiencia, supone ofrecer más por menos, obteniendo mejores resultados mediante la racionalización y optimización de los recursos disponibles. Por lo tanto la eficacia y le eficiencia, deben ser abordadas conjuntamente para lograr la mejora de la Calidad en las Administraciones Públicas. La calidad también significa reducir costes que no añaden valor y hacer una utilización óptima de los recursos disponibles.
Un eficaz gobierno genera un clima favorable para el desarrollo empresarial; da confianza a los aspirantes a empresarios para que arriesguen su tiempo y dinero a fin de crear nuevas empresas, crea las condiciones favorables para que las empresas prosperen y dirige recursos a servicios públicos que el mercado no puede proporcionar efectivamente o de ningún modo.
Un buen gobierno se basa en la confianza, en el acuerdo implícito por el cual "los gobernados" dan su consentimiento para que la autoridad sea ejercida en su nombre por las administraciones civiles y judiciales. Si las administraciones públicas han de cumplir sus mandatos con eficacia como encargados del poder y los recursos públicos, dirigiendo sus economías hacia la prosperidad y a su pueblo hacia una vida más segura y de mejor calidad, necesitan legitimidad y credibilidad a los ojos del público (ciudadanos, votantes, usuarios del servicio y potenciales empresarios), empresas existentes, posibles inversores, y otras administraciones. Las administraciones deben ser buenos empleadores, reguladores justos y socios confiables.
Las autoridades públicas deben ser capaces de adaptarse a los cambios dinámicos y a menudo perturbadores de la economía y la sociedad. En un mundo incierto, pero cada vez más "conectado", políticas y estructuras que han tenido éxito en el pasado podrían no ser suficientes o adecuadas para servir a los ciudadanos y las empresas en el futuro. La capacidad para reflejar las necesidades de hoy y anticiparse a las de mañana, con la agilidad necesaria para adaptarse, tiene que convertirse en una característica permanente del sector público. Por encima de todo, las administraciones deben construirse sobre una base sólida: ética, eficiente, eficaz y responsable.
Asumiendo el impacto normativo real y potencial, las administraciones públicas tienen la obligación implícita de justificar tanto las normas nuevas como las ya existentes, para comprobar si los costes de su cumplimiento están más que compensados por los beneficios para la economía y la sociedad.
El tema de la calidad y buen gobierno forma parte de los procesos de modernización del Estado, al ser una importante alternativa para fortalecer la legitimidad de los gobiernos por medio del rediseño de las instituciones, la mejora continua y el énfasis de mayor rendimiento de las instituciones.
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