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Caso Enron


Enviado por   •  14 de Julio de 2013  •  2.415 Palabras (10 Páginas)  •  370 Visitas

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Actuacion de Andersen en el caso Enron

La función del auditor es la evaluar los sistemas que utiliza una determinada empresa para operar, principalmente toda la información relacionada a estados financieros. Si bien una auditoría no cumple la tarea de descubrir errores o irregularidades en los estados financieros, el auditor tiene la atribución para incluir excepciones y hasta dictámenes negativos cuando encuentra inexactitudes importantes o ausencia de información indispensable para que los estados financieros exhiban en forma razonable la posición financiera, los resultados y el flujo de efectivo.

Sin embargo, cabe destacar que una buena auditoría depende en gran parte de la veracidad de la información que el cliente comunica a su auditor, por lo que la responsabilidad primaria es del cliente y luego del auditor. Además, cabe destacar, que las auditorías solían estar más alertas a desfalcos, malversaciones y robos por parte del personal del cliente, que al delito de fraude aplicable a la emisión de información financiera dolosa por parte del mismo.

La auditoría de Enron estaba a cargo de la firma Arthur Andersen LLP, una de las cinco grandes compañías de contabilidad, con sede en Chicago. La firma había sido fundada en 1913 por el joven contador Arthur E. Andersen quién dirigió la empresa hasta su muerte en 1947. Su firma creció en base a su honestidad y según se cuenta Andersen jamás hubiese aceptado un soborno para firmar una contabilidad deficiente o encubrir una pérdida, ya que según él, su principal compromiso era ante los inversores y no con sus clientes de gestión.

Esta línea de acción e imparcialidad ante los negocios se mantuvo inalterable hasta la década de 1980, cuando se produjo la expansión de las prácticas de consultoría, una actividad que terminó trayendo muchas dificultades a la hora de llevar adelante una auditoría independiente. Andersen expandió rápidamente sus servicios de consultoría hasta el punto que la mayor parte de sus ingresos derivaban de esa actividad. Gracias a estos nuevos servicios, para fines de los ´90, Andersen había logrado triplicar los ingresos de sus asociados.

En el caso de Enron, Arthur Andersen había llegado a ser tan dependiente de los honorarios de auditoría y consultoría que no podía darse el lujo de perderla como cliente. Enron a su vez sabía esto y lo utilizó como elemento a su favor para conseguir la complicidad de la firma, que posteriormente sería acusada de manipular las auditorias por estar inmersa en un conflicto de intereses ante la magnitud de los honorarios que le generaba la compañía. Solo en 1999, la firma contable había obtenido $ 46,8 millones de dólares por sus trabajos de auditoria, consultoría y de índole fiscal; En 2000, Arthur Andersen obtuvo de Enron $ 52 millones de dólares, de los cuales $ 25 millones correspondían a honorarios de auditoría interna y externa y $ 27 millones en honorarios de consultoría (este monto representó casi el 27% de los honorarios de auditoría de clientes del sector público para Arthur Andersen en la oficina de Houston). El personal de Andersen tenía destinado todo un piso en el edificio de Enron y buena parte del personal de finanzas y de contraloría habían trabajado anteriormente en esa firma contable.

El trabajo de auditoría de Andersen fue sumamente cuestionado por su negligencia, ya fuera por complicidad o por falta de capacidad al revisar adecuadamente las prácticas contables de Enron, basadas en entidades especiales y derivados.

Enron a su vez, había contratado a numerosos Contadores Públicos Certificados que habían trabajado en el desarrollo de las normas contables de la Financial Accounting Standards Board (FASB). Dichos contadores buscaron nuevas formas de ahorrar dinero a la compañía, incluyendo el aprovechamiento de las "lagunas" que existían en la normativa. Si la compañía llegó hasta donde lo hizo, fue por haber explotado al máximo las oportunidedes y debilidades de las reglas contables.

Los auditores de Andersen fueron presionados por la dirección de Enron para evitar o posponer el reconocimiento en los balances de las entidades de propósito especial como sus riesgos de crédito, hasta que la situación se hizo demasiado evidente. Dado que las entidades nunca volverían a dar un beneficio, las directrices de contabilidad requerían que Enron las cancelara, y las consolidara como pérdidas en el balance general. Sin embargo, Andersen trabajaba con el estigma de que en cualquier momento podía ser reemplazada por otra firma contable.

La oficina de Andersen en Houston, a cargo de la auditoría de Enron, hizo caso omiso a las revisiones críticas sobre decisiones contables que debían ser realizadas por la oficina central de Andersen en Chicago. Peor aún, el 12 de Octubre de 2001, cuando ya había trascendido la noticia de que Enron estaba siendo investigada por la SEC (Securities Exchange Commission), la oficina legal de Andersen mandó un memorando interno al socio a cargo de la auditoría de Enron, recordando la política de la firma de destruir todos los papeles de trabajo que no tuvieran como función respaldar el programa de la auditoría, a los procedimientos aplicados y al dictamen de auditoría. La oficina de Andersen en Houston mandó a destruir varias toneladas de documentos y eliminó cerca de 30.000 e-mails y archivos de computadora, correspondientes a las auditorías de Enron entre los años 1997 y 2000. La polémica fecha del memorando generó una gran duda sobre si su objetivo real era eliminar papeles de trabajo secundario o, por el contrario, destruir la mayor cantidad de evidencia que pudiese incriminar a la firma, ante una investigación inminente de la Comisión de Valores. En efecto, la destrucción de papeles provocó que el Departamento de Justicia de Estados Unidos entablara una denuncia en contra de Andersen por “obstrucción de justicia” en relación a la desaparición de evidencia que podría haber sido utilizada contra Enron.

En octubre de 2001, la junta directiva de Enron nombró a una comisión especial para examinar la contabilidad de la empresa y la actuación general de Andersen. La evaluación fue la siguiente: "La evidencia disponible nos indica que Andersen no cumplió con sus responsabilidades profesionales en relación con las auditorías de los estados financieros de Enron, o la obligación de llamar la atención del Consejo de Administración de Enron (o la Comisión de Auditoría y Cumplimiento) sobre sus preocupaciones acerca de los contratos internos de Enron sobre las transacciones con partes relacionadas".

El 15 de junio de 2002, la firma Andersen fue declarada culpable de obstrucción a la justicia por destruir

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