Catedra de Lenguaje y Comunicación

En tiempos de guerra, cualquier agujero es trinchera

Oscar González Sáez

“En tiempos de guerra, cualquier agujero es trinchera”, conocida frase célebre que hace referencia a que en tiempos difíciles y de necesidad, no se puede elegir, se debe conformar con el apoyo que se cuente, donde cualquier cosa puede llegar a sernos útil. En un término más militar significa que, en el combate, no se debe desmerecer ningún refugio presente en el campo de batalla.

Vemos esto reflejado en la película “Hasta el último hombre” o en su título original “Hacksaw Ridge”, donde se presenta la problemática sobre un “objetor de conciencia” que desea enlistarse en el ejército bajo sus propias condiciones, que van desde no portar un arma, hasta no trabajar los sábados; aun así, después de un juicio, este es aceptado en las filas de ejército de los Estados Unidos. Dicho acontecimiento puede parecer descabellado, pero la película está basada en un hecho real, donde un objetor de conciencia llamado Desmond Doss realizó dicha hazaña durante la segunda guerra mundial. Este hecho lleva a la pregunta ¿son útiles los objetores de conciencia en una guerra? Pues resulta que sí, lo son.

Primero es necesario saber qué es un “objetor de conciencia”; este es una persona que se niega a acatar ordenes o determinadas normas jurídicas, porque considera que atentan o van en contra de sus creencias éticas o religiosas. Entonces ¿cómo puede ser útil alguien con dichas características en una guerra? donde se debe acatar ordenes que pueden llegar a ser inmorales para la vista ellos, como lo es el tener que portar armas y llegar a matar al enemigo en el cumplimiento del deber, como pasa en cada guerra. Pues tenemos el ejemplo del soldado Desmond.

Se ve que Doss, al momento de enlistarse, siendo adventista del séptimo día, lo hace con la intención de ser médico de combate, pero sin portar un arma, para así, “mientras otros quitan vidas, él estaría salvándolas”, de esta forma, él quería contribuir a su país durante la guerra, sin la necesidad de romper sus principios éticos y religiosos. Esto nos lleva a que, el sentimiento patriótico del objetor de conciencia está presente. Por tanto, mientras esté la voluntad de servir, de una u otra forma, se puede.

En los momentos en que estalla una guerra, los países suelen activar el servicio militar obligatorio, en donde los jóvenes que cumplan con ciertos requisitos mínimos, y un margen de edad, han de enrolarse en las diferentes ramas de las fuerzas armadas de su país. En estos casos surgen situaciones complejas en donde la necesidad de llenar las filas es primordial, por lo que jóvenes objetores de conciencia se ven obligados a enlistarse, o como en el caso de Doss, lo hacen voluntariamente.

En los Estados Unidos, es el caso que su constitución dice lo siguiente “El Congreso no podrá hacer ninguna ley con respecto del establecimiento de la religión, ni prohibiendo la libre práctica de la misma; ni limitando la libertad de expresión, ni de prensa; ni el derecho a la asamblea pacífica de las personas, ni de solicitar al gobierno una compensación de agravios.”, por lo que no se puede negar el entrar a las filas de su ejército a alguien que sea un “objetor de conciencia”.

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