Contexto de la intervención social

El marco de la intervención social.

1.- La Intervención Social. Marco conceptual.

La Intervención Social (IS en adelante) es un proceso de actuación sobre un determinado contexto social que tiene como finalidad el desarrollo, cambio o mejora de situaciones, colectivos, grupo o individuos que presenten algún tipo de problema o necesidad para facilitar su participación social en el ámbito personal, grupal o institucional. (Pérez Serrano, 1990).

Intervenir se refiere a la introducción, interposición o intermediación desde una postura de autoridad pública o privada, ante una situación social, con la intención de modificar o interferir con el funcionamiento de una acción o planteamiento dado. Es decir, intervenir es actuar ante una realidad social para cambiarla. Desde una perspectiva preventiva o restauradora, que intenta tener un impacto o cambio en el bienestar psicológico de un grupo de población definido. Por lo tanto, la IS puede pretender la prevención o la resolución de situaciones problemáticas.

El cambio social se refiere a la modificación intencional, provocada y racionalmente planificada y organizada de la estructura de un sistema social, de sus sistemas normativos y relacionales que lo gobiernan y que afectan a la vida y relaciones de sus miembros, de forma que sus resultados sean previsibles. Luego, la IS tiene las siguientes características: es intencional, provocada, planificada y organizada.

Se realiza a través de los siguientes procesos:

1. Distribución de derechos, recursos y servicios, que todos los usuarios puedan tener acceso a los recursos y servicios, haciendo uso de sus derechos.
2. Desarrollo de bienes, recursos y servicios – materiales y simbólicos- que mantienen e intensifican la vida, que se generen no sólo que se utilicen.
3. La asignación de estatus dentro de la totalidad de las tareas y funciones sociales que involucran roles y prerrogativas. De tal manera que cada grupo social conoce sus funciones, deberes, derechos…

Los esfuerzos están dirigidos principalmente hacia la asistencia de los pobres, menos privilegiados y dependientes, personas y grupos que pueden ser vulnerables, que se encuentran en desventaja, son rechazados o, que a veces, constituyen un peligro para la convivencia ciudadana. La IS hace referencia a la actividad dirigida a atender y paliar las necesidades de aquellas personas o sectores de la población que se encuentran en situación de carencia, promoviendo el pleno desarrollo de las capacidades individuales y creando o potenciando las condiciones favorables para la mejora de la calidad de su vida. Se consigue a través de actividades de promoción, prevención, compensación o reparación. Actuando sobre la causa de los problemas, no sobre sus síntomas.

1.1.- Antecedentes, evolución histórica y situación actual.

Hasta llegar a la concepción actual de la IS, que parte de la concepción de una ciudadanía participativa, diversa, como objetivo activo de sus propios procesos de transformaciones y con necesidades homogéneas, se han ido superando una serie de situaciones cuyo conocimiento es necesario para comprender esta situación actual. Para ello, es importante hacer un repaso por la historia. En este sentido se pueden plantear 3 etapas:

2.- Los sectores de la Intervención Social.

La IS ha ido desarrollando procedimientos e instrumentos para tratar de evaluar e intervenir sobre procesos sociales complejos y dinámicos que aborden, no sólo el componente individual y/o grupal, sino también las estructuras sociales, políticas, económicas, laborales, educativos, sanitarios, etc.

La IS busca mejorar la calidad de vida y el bienestar de las personas, superando el anclaje conceptual de términos como marginación, inadaptación, pobreza, etc. superando enfoques centrados en la carencia, el déficit y la patología, para pasar a una intervención proactiva, preventiva y de mejora de la calidad de vida, buscando el desarrollo en personas, grupos y comunidades de las necesarias habilidades y competencias para analizar mejor su realidad social y buscar las soluciones más adecuadas.

Los objetivos de la IS son:

1. Reducir o prevenir situaciones de riesgo social y personal: necesidades de subsistencia, convivencia e integración social, participación, acceso a la información y recursos sociales, igualdad de oportunidades, no discriminación, no exclusión social…
2. Intervenir en la solución de problemas concretos que afectan a individuos, grupos o comunidades.
3. Aportar recursos materiales o profesionales para una mayor calidad de vida.

Esas situaciones de riesgo están referidas, cuando hablamos de IS, a la falta de cobertura de necesidades humanas muy básicas que se encuentran directamente condicionadas por el entorno social:

Ello requiere de un abordaje interdisciplinar a través de una metodología centrada en la ayuda mutua, desarrollo de la solidaridad, participación ciudadana, competencia para el análisis de situaciones y tomas de decisiones que afectan a un colectivo, habilidades de trabajo en equipo, etc.

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2.1.- El Sector Social.

La IS en su ámbito social pretende la meta del incremento del bienestar social y la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos que la componen, la promoción de la competencia de la comunidad para analizar sus problemas y generar recursos para superarlos, desde una perspectiva preventiva y proactiva.

Un aspecto importante tiene que ver con la intervención sobre los factores que facilitan fenómenos como la exclusión, discriminación, racismo y xenofobia.

Una de las finalidades más importantes del ámbito social es la prevención, focalizada en grupos de riesgo o grupos relevantes con respecto al problema del que se trate. Igualmente, los programas de participación social o sensibilización ante grupos o problemas concretos sean del ámbito que fueren deben ser contemplados desde el ámbito social.

La IS pretende regular la flexibilidad laboral, promover las capacidades de inserción laboral de las personas, ampliar las prestaciones sociales hacia nuevos servicios sociales de proximidad, atender a las nuevas necesidades... Por medio de: reforzar los espacios de proximidad, mejorar las dinámicas de intercambio entre niveles de gobierno, promover la transversalidad, generar espacios de cooperación entre el sector público y privado y, sobre todo, fortalecer la participación ciudadana, en todas sus múltiples formas posibles, sin caer en la tentación de reducirla a aquellos agentes que hasta ahora aún creen tener el monopolio representativo de la ciudadanía.

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