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Contexto historico organizaciones criminales


Enviado por   •  11 de Marzo de 2020  •  Tesis  •  3.440 Palabras (14 Páginas)  •  214 Visitas

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La violencia generada por los carteles del narcotráfico constituye un fenómeno social que ha marcado un socavón bastante profundo en la sociedad mexicana, arrastrando con esta una serie de consecuencias palmadas de sangre y de brutalidad, estas características parecen ser esenciales del narcotráfico para operar, por ende, su presencia en las distintas regiones del país a lo largo de la segunda mitad del siglo XX y lo que lleva del XXI han estado en vehemente constancia de intranquilidad. De tal modo que, el cartel de Sinaloa es uno de los muchos subconjuntos delictivos en el país que conforman al narcotráfico. No obstante, a pesar de las grandes diferencias que podemos encontrar entre un cartel y otro, el origen de cada uno de ellos se encuentra bastante adjunto, al igual que su establecimiento en sus diversas locaciones del país. Es importante señalar que contiene gran parte de dificultad determinar con exactitud ciertos hilos históricos del narcotráfico.

Las organizaciones criminales no tienen registros públicos de sus actividades, ni bases de datos accesibles con respecto a sus miembros, estructuras o ganancias; sus dirigentes no dan entrevistas a la prensa, no escriben memorias más que en muy contadas ocasiones; la información oficial obtenida por las agencias de inteligencia, los policías y los ministros públicos normalmente es restringida y cuando se hacen públicos los expedientes judiciales resultan ser toneladas de papeles escritos en un lenguaje ininteligible[1]

Aunado a ello se presenta una base de distintos medios televisivos y de otras índoles comunicativas que sin lugar a duda deben abordarse con cuidado, ya que, en su mayoría, suelen crear un entorno de dispersión acerca de la información que se maneja. Eludiendo tales complicaciones, debe remarcarse el medio periodístico, que en esta subyace una base bastante importante dentro de los bagajes históricos de la delincuencia organizada y esta será la que creará las coyunturas principales de los hilos conductores históricos de las redes ilícitas en nuestro país, del cual, intentaremos seguir la pista hasta arribar en el Cartel de Sinaloa y de los estados que conforman el triángulo dorado, desde la perspectiva más focalizada que se logre.

Cultivando el delito. (1926-1940)

 Los carteles no son más ni menos que organizaciones de individuos que establecen una planificación de trabajo que van en contra de la ley de forma coordinada. Estas organizaciones criminales pueden contener múltiples maneras de actuar de forma ilícita, la que es de interés aquí, es aquella que se realiza de forma lucrativa de los narcóticos prohibidos ante la ley, ya que esta esta es el punto de partida y la de mayor fuerza ilícita del Cartel de Sinaloa y la que incita con mayor rigurosidad su alta tendencia a la violencia.

Para eso tenemos que realizar una retrospección y enmarcar ciertos contrastes. En la actualidad las empresas que comercializan productos que están prohibidos por el estado deben ser perseguidos por la ley. Sin embargo, esto no fue siempre así, la comercialización de estupefacientes no ha sido del siempre ilícita. En el siglo XIX y las primeras décadas del XX los productos derivados de la amapola y cocaína se vendían en las boticas. Existían en el mercado distintos productos con completa legalidad de cuales hoy en día son ilícitos. Eso significa que nuestras instituciones y políticas de seguridad que son las principales fuentes de acción en contra de los vendedores de narcóticos conferían acciones totalmente distintas de las que existen en la actualidad

Luis Astorga afirma: En el porfiriato (…) las cantidades de opio importado oscilaron entre casi ochocientos kilos y cerca de doce toneladas, en el periodo que va de 1888 a 1911. El consumo de opio, en forma de láudano y otros compuestos piados, era legitimo y usual. Los finos de coca y cigarrillos de marihuana formaban parte de los productos que se ofrecían normalmente en las farmacias[2]

El opio no era del todo un producto importado, pues la amapola, la planta de la que se extraen opiáceos se producía en Sinaloa. Los registros oficiales de la flora existente en el estado de Sinaloa mencionan en 1886 a la adormidera blanca (amapola y la marihuana se registra en sonora desde 1828. El famoso vino Mariani y otros tónicos elaborados con base en la cocaína, eran promocionados para combatir la anemia de señoritas, viejos y niños; contra el raquitismo, la parálisis y la senilidad. Se promocionaba como un elixir de juventud, listo para embellecer y rejuvenecer en cualquier poca del año, se vendían en las farmacias de la ciudad de México, hasta 1939 se lograba encontrar todavía publicidad de este mismo.  

La marihuana servía con bastante frecuencia en los distintos estratos de la sociedad como consumo de uso medicinal fabricados por Grimault y Cia., para combatir el asma, la tos nerviosa y el insomnio, así como para tratar diversos causantes de estrés y ansiedad. Podemos visualizar en la canción “la cucaracha” un reflejo de lo que ocurría en la realidad, en donde la marihuana era el cigarro de las clases populares incluyendo a los soldados de la revolución mexicana y que estaba prestablecido para mucho de los malestares cotidianos.  Todos estos ejemplos sirven como punto de partida para resaltar que la producción, venta y consumo se encontraba en completa legalidad dentro de la nación.

Es importante recordar que los chinos fueron traídos a México para construir el ferrocarril y explotar las minas, primero en baja california y luego en Sinaloa, durante las últimas décadas del siglo XIX. Ellos trajeron las semillas de la amapola y el conocimiento para cultivarlas y transformar su flor en opio, lo cual determina el primer indicio de la importancia de un estado que conforma el triángulo dorado para la producción de narcóticos. Lo producían evidentemente para su consumo, por ende, no es raro y resulta un poco lógico que estos primeros y numerosos consumidores de opio estuvieran radicados en esta entidad. Aunque, este encuadre de legalidad y legitimidad pronto se vería terminada, desde una perspectiva amplia, parece ser que el consumo de estupefacientes ha ido acompañado siempre por el debate sobre su conveniencia, debido a los problemas de salud pública que implica. Resulta imprescindible seguir hechos externos de México para encontrar coyunturas de gran importancia que fueron propicias para lograr la ilegalidad de las drogas. En 1810 la dinastía Qing, emitió un decreto prohibiendo la goma del opio y castigando con pena de muerte a quienes la vendieran.

 El Opio es un veneno que socava nuestras buenas costumbres y moralidad, afirmaba la primera ley de prohibición de narcóticos en el mundo moderno.[3]

En estados unidos, quien comenzó la beligerante lucha y guerra contra las drogas fue Hamilton Wright, un puritano radical y político ambicioso, nombrado comisionado del Opio en EU en 1908. Sus premisas principales planteaban la necesidad de proteger a los individuos de su propia nación de las drogas que venían por fuera; definiendo de este modo la amenaza como externa, convocaba a que su nación se convirtiera en el líder de la campaña mundial contra la producción y el consumo de drogas. Las fuerzas argumentales que inculcaron en la lucha contra las drogas siempre fueron diversas manifestaciones morales y políticas.

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