Crisis del pensamiento crítico en las universidades
axfixia2002Ensayo4 de Septiembre de 2015
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I Congreso Internacional de Sociología Pre- Alas
Área temática: Crisis del pensamiento crítico en las universidades
Un abismo entre el aula de clases y la realidad social
Carlos Martínez[1]
RESUMEN
Lamentablemente la universidad cada vez se aleja más de la idea de preparar para la vida profesional, y tampoco le interesa que sepamos que nuestra formación como profesionistas puede cambiar el estado de cosas que padecemos en lugar de seguirlos reproduciendo. ¿Qué posibilidades existen de recuperar e impulsar un pensamiento crítico dentro de las universidades que logre acercarnos al entorno social en el que vivimos, cuando el propio sistema educativo se ha convertido en una empresa atenta a la demanda del sistema capitalista e instituciones del Estado? Este escrito busca ser un primer acercamiento para entender la finalidad de la educación en la universidad privada, el papel que juegan los estudiantes y el profesorado. Me aventuro a dar algunas ideas que puedan romper con la forma pasiva de la educación dentro del aula de clases, como la autoformación individual y colectiva, la solidaridad, la autonomía y el desarrollo del pensamiento crítico.
ABSTRACT
Unfortunately the university is increasingly moving away from the idea of preparing students for professional life. It’s also not interested on them knowing that their training as professionals can change the state of things we go through instead of repeating it. What options do we have to recover and promote critical thinking in universities that manages to approach the social environment in which we live, if the education system itself has become a company focused on the demands of the capitalist system and the state institutions? This paper is intended as a first approach to understand the purpose of education in private universities and the role of students and faculty. I expose here some ideas that can break with the idea of a passive form of education in the classroom, such as individual and collective self-education, solidarity, autonomy and critical thinking.
No puede nacer una nueva sociedad
si no nace una persona nueva
que pueda funcionar dentro de ella
Joel Spring
Una mirada al salón de clases
Pareciera que entrar en el salón de clases te transporta a otra dimensión, a un mundo desconocido de conocimientos dictados por un “gran programa educativo”, en donde la realidad se coloca en un segundo plano y en muchos de los casos es algo que estorba para construir los profesionistas del mañana.
Ese mundo educativo es el que se nos vende como la única posibilidad de aspirar a un mejor futuro, a un futuro de bienestar y comodidades en donde la lucha por la sobrevivencia nos lleva a competir y pelear aguerridamente entre los estudiantes por ser el mejor, por obtener las mejores calificaciones. En base a estas cualidades, la institución queda satisfecha al cumplir su función, aunque sean pocos los que logran estos objetivos y la mayoría tenga que desertar del sistema educativo. En una entrevista, Noam Chomsky habla sobre el impacto de la educación:
En efecto, desde esos tiempos se han tomado muchas medidas para tratar de orientar el sistema educativo hacia uno provisto de mayor control, más adoctrinamiento, más formación vocacional, con estudios tan costosos que endeudan a los estudiantes y los atrapan en una vida de conformismo.[2]
El salón de clases se convierte en un laboratorio de hámsteres gigantes en donde se nos clasifica y se nos alimenta de conocimientos prefabricados; en donde los exámenes determinan los conocimientos adquiridos. Un lugar donde supuestamente se nos prepara para la vida profesional y se nos dota de pensamientos ajenos para enfrentar la batalla por la supervivencia en la gran selva llamada sociedad. Así, el aula se convierte en un espacio donde el pensamiento propio se fomenta muy poco, en donde se nos repite que las cosas son así y no eres realista si piensas que pueden ser diferentes.
En el aula de estudio nos sentamos quietos esperando los nuevos conocimientos que hay por absorber para encaminarlos a nuestra próxima vida como profesionistas, ya sea como litigantes, servidores públicos, secretarios, actuarios, jueces, ministerio público, etc. En fin en ese abanico de posibilidades que nos ofrece terminar una carrera de este tipo, aunque esto no nos asegure lograr el éxito soñado.
Pareciera que ser estudiante es ser un ente alejado de la sociedad al escalar un peldaño imaginario que nos pone por encima del ciudadano promedio; es creer que portamos una armadura invencible por tener la posibilidad de estudiar y de conocer las leyes, sus instituciones, el funcionamiento del Estado, etc. Idea que contrasta en muchos de los casos con la falta de preparación con la que salen algunos al terminar la licenciatura.
Cuando observamos de reojo la sociedad y percibimos el conflicto social y las injusticias que le acompañan, solo alcanzamos a ver un gran supermercado de clientes para cuando nos alejemos del salón de clase para ejercer la carrera. Por lo tanto, dejamos de vernos como parte de la sociedad al convertirnos en una especie de ave de rapiña que solo espera que las aguas se alteren para bajar de nuestro nido y hacer nuestro trabajo, es decir, siempre esperamos a que las injusticias acontezcan y las vamos viendo crecer hasta que logran desbordarse.
Al observar la realidad, nos paraliza la incertidumbre y el desinterés de lo que acontece en nuestro entorno y lo minimizamos a solo repetir los comentarios de los noticieros, sin manifestar ningún punto de vista propio, olvidándonos que también somos parte de esta sociedad del espectáculo y la violencia que padece. Violencia que ha llegado a imponer un estado de intranquilidad y de miedo, en el que nos acomodamos como simples espectadores esperando cuál será la función del día siguiente.
La educación en el país
En la actualidad, tanto los cambios socioculturales, los modelos de producción o el acontecer diario exigen construir un modelo educativo que forme individuos con las destrezas que la sociedad moderna demanda. Recordemos que la sociedad industrial buscaba formar modelos de ciudadanos que únicamente estuvieran preparados para producir, para desempeñar un empleo o una profesión, basándose en la transmisión de conocimientos. Este es el modelo que se ha seguido por años y que se sigue llevando a cabo.
En ese sentido, el sistema educativo en México se reduce a un plan de estudios que, en muchos de los casos, ha dejado de ser vigente; y las novedades que se pueden encontrar son solo aquellas que buscan canalizar al alumnado a la demanda del mercado laboral, como es el caso de los juicios orales en la licenciatura en derecho.
Así, la educación se reduce a un proceso de trasmisión de conocimientos dentro de un aula de clases, la obtención de una nota aprobatoria y, si se sobrevive, el título deseado. Se prefiere crear gente obediente y pasiva, que no cuestione y solamente realice la función que se les asigne, y evitar crear seres pensantes que puedan cuestionar los sistemas de poder y de autoridad.
Realidad social y derecho
¿Qué podemos entender por realidad social? La realidad social comprende al conjunto de formas de organización social y estructuras sociales, cuya percepción solo es posible por intermediación de múltiples abstracciones. Por ejemplo, las relaciones económicas, las fuerzas productivas, la fuerza de trabajo, la conciencia sociopolítica, los medios para producir, etc., desde lo más básico a lo más complejo conforma la realidad social. Esta es una de las tres realidades posibles de identificar junto con la realidad física y la realidad psíquica.
¿Y por derecho? Podemos entender por derecho un sistema racional de normas sociales de conducta, declaradas obligatorias por la autoridad, por considerarlas soluciones justas a los problemas surgidos de la realidad histórica. [3] A partir de estos dos conceptos podemos deducir que el derecho y la realidad social interactúan de forma permanente.
En ese sentido, podemos considerar que el Estado es una realidad social, y a ella corresponde una realidad jurídica, con características específicas, que son en un primer lugar la organización política de una sociedad humana que corresponde a un tiempo y espacio determinados.
En efecto, el Estado es consecuencia de una larga evolución de la sociedad humana y se explica y existe en función de la misma y es una organización política que ejerce la soberanía, que es el principio político jurídico que en nuestros días es básico para la existencia del Estado, y establece la diferencia específica con otro tipo de organizaciones políticas. Por otra parte, la realidad del Estado está constituida por los siguientes elementos: a) un conjunto de individuos que forman la sociedad humana, que es la que se organiza políticamente y que constituye el elemento poblacional del Estado. b) El territorio constituye la realidad físico-geográfica, que en nuestros días es compleja, y sobre la cual el Estado ejerce su soberanía. En México, el territorio está regulado en los artículos 27 y 42[4] de la Constitución y está formado por los siguientes elementos: la superficie terrestre del planeta, la soberanía, el orden jurídico y los órganos de gobierno.[5]
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