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Deconstrucción del desarrollo sostenible como origen de la pobreza


Enviado por   •  21 de Enero de 2022  •  Ensayos  •  4.023 Palabras (17 Páginas)  •  54 Visitas

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DECONSTRUCCIÓN DEL DESARROLLO SOSTENIBLE MODERNO COMO ORIGEN DE LA POBREZA

ORIANIS LIZETH MONTALVO FRAGOZO

Ensayo

Profesor

Gilberto Giraldo Gómez

UNIVERSIDAD POPULAR DEL CESAR

FACULTAD DE CIENCIAS ADMINISTRATIVAS, CONTABLES Y ECONÓMICAS,

GLOBALIZACIÓN Y MEDIO AMBIENTE

VALLEDUPAR

2021

Deconstrucción Del Desarrollo Sostenible Moderno Como Origen De La Pobreza

Desde el bachillerato han sido introducidos los términos “internacionalización” y “desarrollo sostenible” en nuestras mentes, cuya relación representan una marcada polarización entre ser procesos beneficiosos e imprescindibles para el avance económico del mundo y ser peligros para los países en desarrollo, amenazando las condiciones de vida, el progreso social y el medio ambiente. Ahora bien, es imposible negar que en teoría el desarrollo sostenible moderno puede brindar importantes oportunidades en el avance mundial mejorando las condiciones de vida y reduciendo la pobreza. Pero, a la hora de la práctica no ocurre de esa manera, así como algunos países son prósperos y ricos, muchos otros están en crisis y endeudados aumentando la precariedad de las condiciones de sus habitantes, principalmente las comunidades rurales.

A lo largo de este ensayo, deconstruiremos el desarrollo sostenible moderno evidenciando sus faltas, debilidades y contradicciones basándonos en la obra Pobreza, riqueza y desarrollo sostenible de David Barkin. Además, ahondaremos en sus causas y consecuencias directas sobre el desarrollo rural y la degradación de los ecosistemas con el objetivo de reinventarlo de forma eficiente, justa y fiel a su esencia.

No es enigmático para la sociedad que la inmensa mayoría de su población empobrecida y vulnerable habita en zonas rurales abandonadas en el olvido, envueltas en la ignorancia y para colmo, culpadas de su propia miseria tal como Barkin describe en la primera sección de su obra, comunidades segregadas que exhalan hasta su último aliento en el pretencioso intento de subsistir. Hablamos no sólo de caseríos y poblados remotos a kilómetros de las inmensas urbes sino de naciones enteras cuyos ciudadanos incurren en dificultosas labores con el único objetivo de saciar el hambre y la pobreza.

Las risibles acciones destinadas al desarrollo rural en Latinoamérica aspiran, entre múltiples otros aspectos, a un crecimiento sostenible capaz de mermar la degradación ambiental. Barkin explica como este supuesto desarrollo sostenible cumple a cabalidad todo excepto su cometido dilatando la brecha de la desigualdad social y económica. Pues favorece a los contados productores con los recursos necesarios para innovar en la actividad agrícola y reducir el impacto ambiental mientras mortifica a los pequeños y tradicionales productores desprovistos de capital, conocimiento y, en consecuencia, de prácticas medioambientalmente amigables. Hipócritamente, el capitalismo responsabiliza a las victimas cuando la culpa recae sobre un sistema inequitativo y obsoleto.

Mientras incrementa la pobreza proporcionalmente lo hace la problemática ambiental. Sin embargo, es un error suponer que la ambición y el egoísmo de los pobres son causales de tales estragos ambientales. La verdadera razón es la discrepancia de los factores de producción que priva y castiga a las comunidades pobres y nativas de sus territorios bajo ese supuesto. Por lo tanto, el desarrollo sostenible moderno es la causa de estos males, su ineficiencia, practicas inadecuadas y enfoque hacia aquellos que no lo necesitan. Es pues, nuestro deber deconstruirlo y rescatar su esencia. Forjar soluciones que fortalezcan el legado cultural, la participación de las comunidades campesinas y nativas en la creación de empleos, aumento de ingresos y mejora de su calidad de vida. A la par del proteccionismo ambiental y la sostenibilidad.

Lo anterior es preciso y claro, pero, contrario a lo que muchos piensan, no es algo reciente. En la segunda sección de su obra, Barkin describe detalladamente el contexto histórico de la pobreza rural. La crisis actual de las zonas rurales latinoamericanas se remonta a la época de la colonización cuando los nativos fueron desplazados de sus territorios y se les arrebató incluso el sentido de sus vidas, cuando se reemplazó el uso de la tierra para suplir y saciar las necesidades básicas humanas a explotar y extraer sus recursos con fines lucrativos. Fue entonces, cuando unos pocos, pero poderosos, acapararon y acumularon el control de la tierra, tal como ha persistido hasta hoy.

Posteriormente, a mediados del siglo XX, ocurrió lo que se conocería como la “revolución verde”, a grandes rasgos se trató del desplazamiento de prácticas agrónomas tradicionales y con ellas a sus campesinos por innovadoras tecnologías que permitían la producción en masa de cultivos valiosos. Similarmente ocurrió con los sectores de ganadería, pesca y silvicultura. Una mina de oro para enriquecer a los ricos. Por otro lado, las consecuencias fueron catastróficas. Devastador impacto ambiental, riesgos a la salud de trabajadores debido a las deplorables condiciones de trabajo y, a su vez, para los consumidores debido al excesivo uso de agroquímicos sobre los cultivos. Este relevante hecho de desarrollo agrícola es un claro ejemplo de responsabilidad en la creciente pobreza rural.

Las víctimas, campesinos y agricultores pobres, tenían dos alternativas, trabajar para recibir una miseria a la que consideraban salario arriesgando su salud y seguridad o, si poseían tierras, intercambiar sus cultivos tradicionales por no más que ese salario debido a las restricciones e imposibilidades para cultivar productos comerciales de valor. De esta manera, los grandes productores lograron consolidarse en empresas e industrias, mientras que el mercado de trabajadores dispuestos a ser explotados para sobrevivir crecía exponencialmente. Sin quedarse atrás, los estragos ambientales se acumularon con los años amenazando la existencia de múltiples especies, entre ellas, la humana.

En estos tiempos, la humanidad es consciente de la inquietante tragedia ambiental fruto de su propia mano, quizá no lo suficiente. En respuesta a tal preocupación, ha evolucionado la política ambiental obligando a múltiples sectores de la industria a disminuir su huella y reducir los efectos de la devastación. No obstante, este vago intento no da la talla para la magnitud del problema. Para colmo de males, las comunidades son las mayormente damnificadas y menos abordadas, demostrando nuevamente que la policía rural sólo perjudica a los necesitados.

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