Delincuencia Juvenil
erik_a8 de Septiembre de 2013
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DELINCUENCIA JUVENIL
Los seres humanos nos encontramos inmersos dentro de un proceso globalizador de las economías en el ámbito mundial. Esto debido a que sus intenciones latentes concuerdan en que lo fundamental es subordinar a todos los hombres de las regiones o zonas para hacerlos fieles consumidores y abastecerlos de materias primas. La sociedad ha fomentado un excesivo individualismo y una consideración del individuo como mera unidad de consumo. El consumo genera identidades; intercambiamos productos para satisfacer necesidades que nos hemos fijado culturalmente, para integrarnos con otros y para distinguirnos de ellos. Ante esta situación, la violencia aparece como una forma de respuesta ante una frustración social. Este tipo de violencia puede ser también una consecuencia del profundo deterioro al que se ha llegado en un tipo de sociedad que ha puesto sus esperanzas en un mero crecimiento cuantitativo del consumo de bienes materiales y que apenas ha tenido en cuenta al individuo en su dimensión como persona socialmente integrada en una comunidad.
Esta problemática obliga a reflexionar sobre el fenómeno de la violencia y su relación con la juventud. Esta ultima se resiste a las transformaciones sociales de hoy, pues a lo movedizo que tiene de por si la personalidad del adolescente en devenir, hay que añadir la incoherencia del mundo actual con sus propagandas, disensiones políticas y religiosas y las contracciones de los intereses económicos. Todo esto crea confusión y desorientación desbordante y trágica en la juventud. En tales circunstancias no todos los jóvenes son aptos para ver el mundo tal como es y aceptarlo insertándose en el, integra y generosamente.
La juventud es una etapa donde los individuos comienzan a entrenarse ejerciendo ciertos derechos y cumpliendo obligaciones que un adulto no podría soslayar en su interacción con los demás. Si se considera a la juventud como una etapa del desarrollo individual que mira hacia adelante, de tal manera que la juventud representa un periodo en el que la construcción de la personalidad del individuo se somete a una doble presión social en la medida que la cultura proyecta dos modelos de ser, su conducta es normada por los patrones sociales determinados. Por otra parte, la juventud, como diferencia arbitraria entre la infancia y la edad adulta, refleja los niveles de conflictividad social que encierran las relaciones generacionales.
Por lo anterior, algunos adolescentes y jóvenes aquejados de inmadurez persistente podrían convertirte en antisociales e incluso en delincuentes. Su postura ante el mundo adulto es de oposición y de desafío, y esta es una reacción necesaria de defensa de un ser que va tomando las riendas de su existencia. Además, la actual sociedad industrializada, urbana y consumista es la que segrega la violencia. Ya que como sociedad de consumo, alimenta deseos o aspiraciones y despierta esperanzas que no puede satisfacer; mientras margina el proceso de producción y de consumo, excluye y discrimina a gran numero de personas, clasificándolos y haciendo de ellas unos inadaptados y rebeldes, pero sobre todo tiende a destruir los valores morales. Visto de esta manera la juventud aparece como el límite que impide a los jóvenes incorporarse, en igualdad de circunstancias, a las estructuras de poder o de manera más real, al mercado del trabajo. De esta forma se entiende mejor por que en la juventud recae un estigma, pues hace parecer una permisible irresponsabilidad provisional.
La vida actual origina violencia y agresividad, más aun cuando en un espacio invariable aumenta mucho la población, pues esto genera aglomeraciones y desorden en las grandes urbes, con el cortejo de las desagradables complicaciones que llevan consigo: prisa, tensión, falta de afectividad. La violencia casi siempre lleva consigo la opresión y la injusticia. Para que haya violencia se requieren dos factores: uso de fuerza y violación de un derecho, semeja la acción estratégica que orienta la fuerza física con la intención de someter o delimitar la elección de las posibilidades de actividad de los dominados.
La cotidianeidad nos muestra que la sociedad no esta creando los espacios suficientes para los jóvenes; no cuenta con la capacidad suficiente para albergarlos y se esta convirtiendo en su enemiga. La juventud es algo que actualmente toma muchas formas, adquiere distintos sentidos y significados, y obliga a pensar no en solo una si no en varias y diferentes realidades juveniles. Aquí en esta encrucijada, se fraguan o se malogran muchas metas y éxitos del futuro. De ahí que los jóvenes y su identidad se construyan mayoritariamente por fuera de la formalidad social y la identidad de una gran mayoría de jóvenes de los sectores populares no se constituye como clase trabajadora, ni como estudiantes, ni mucho menos como ciudadanos de grandes metrópolis.
Es obvio que la juventud ha sido descuidada en la formación de su personalidad con valores culturales, sociales y éticos que en tiempos todavía recientes se consideraban impredecibles. Y aunque el joven lucha por la conquista de su libertad, pronto cae en la cuenta de que se encuentra sumergido en una sociedad que no le importa ser atropellada o excluida.
La juventud ah sido amamantada en el escándalo de las malas costumbres, en el miedo al sacrificio, en la búsqueda de lo material sin esfuerzo, en la renuncia a la austeridad y en la incapacidad para la renuncia. Muchos jóvenes inician su primera andadura repleta de optimismo, llenos de ilusiones; después caen fácilmente en la trampa que les tiende la misma sociedad: dinero, poder y sexo. Los jóvenes, principalmente, son un sector de la población que es discriminado y excluido tanto por otros jóvenes con características diferentes, como por la población en general.
El pertenecer a cierto grupo en el que se comparten ideas, formas de vestir, música, lugares que frecuentar, tipo de escuela hace que exista una diversidad de expresiones y grupos juveniles que indican una forma de ser. Esta diversidad hace que muchas veces los jóvenes sean discriminados y hasta violentos debido a su apariencia, ya que es vista en ocasiones como sinónimo de violencia y delincuencia.
Sin duda alguna, el deterioró de las instituciones que ofrecen educación publica y trabajo, la crisis de las instituciones políticas y de las propias instituciones comunitarias son el contexto de la realidad para los jóvenes de hoy. La sociedad formal ya no les ofrece opciones. Ni siquiera ser joven y tener un titulo es una condición que garantice un cambio de progreso.
Para muchos adolescentes y jóvenes, la mendicidad, las actividades ilegales y el desaliento social constituyen verdaderas estrategias de vida y únicas opciones de realización personal y colectiva en un contexto económico y cultural cada vez más hostil para determinados perfiles sociales. Estos jóvenes deben enfrentar el desaliento o la imposibilidad de estudiar; a la vez que deben responder a la presión de proveer ingresos familiares o asumir responsabilidades domesticas. Hacen trabajos de cualquier tipo para apoyar a la mera supervivencia pero muy temprano enfrentan el desempleo y luego el desaliento, y más tarde o más temprano se encuentran ante las actividades ilegales que ofrece la marginalidad urbana como única posibilidad de movilidad social.
Las mujeres, tempranamente embarazadas, sin dejar de atender la reproducción del hogar, se enfrentan a la obligación de tener que aportar ingresos, trabajar, mendigar o generar alguna actividad informal bajo condiciones de auto explotación; sin ninguna expectativa del desarrollo personal. En el mejor de los casos, estos jóvenes suman mano de obra barata y flexible al mercado. La mayoría de lo hogares de estos jóvenes no pueden escapar de la pobreza, y solo pueden sobrevivirla en el marco del asistencialismo publico, de la informalidad social y económica o a través de las actividades no legales.
De esta manera, sin trabajo, sin redes de contención, sin las habilitaciones educativas y sociales exigidas por el mercado ni oportunidades para obtenerlas, estos jóvenes quedan fuera de la sociedad formal y se refugian en las estructuras invisibles de la pobreza y de la marginalidad. Finalmente, tanto el mercado como el orden social oficial sospecha de ellos, los persiguen y los juzga, ejerciendo violencia contra su persona y su identidad, etiquetándolos en el mayor de los casos como posibles delincuentes.
Existe una situación de vulnerabilidad sobre los jóvenes, se encuentran en turbulentas condiciones socioeconómicas en varios países, lo que ocasiona una gran tención entre los jóvenes, agravando directamente los procesos de integración social, y en algunas situaciones fomentando el aumento de la violencia y la criminalidad.
LA SITUACION EN MEXICO
Sin lugar a dudas, la delincuencia juvenil es un fenómeno muy representativo desde el siglo pasado, la delincuencia juvenil es uno de los problemas criminológicos que crece cada día más, no solo en nuestro país, sino también en el mundo entero; es una de las acciones socialmente negativas que va a lo contrario fijado por la ley y a las buenas costumbres creadas y aceptadas por la sociedad.
La delincuencia juvenil es un fenómeno social que pone en riesgo la seguridad pública de la sociedad, así mismo va contra las buenas costumbres ya establecidas por la sociedad. La delincuencia juvenil es un fenómeno de ámbito mundial, pues se extiende desde los rincones más alejados de la ciudad industrializada hasta los suburbios de las grandes ciudades, desde las familias ricas o acomodadas hasta las más pobres, es un problema que se da en todas las capas sociales y en cualquier rincón de nuestra
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