Desempleo En Chile
clopeznunez12 de Junio de 2012
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INTRODUCCIÓN
Desde fines del 2009, Chile pertenece a las grandes ligas de las estadísticas del trabajo, luego de que -como requisito para ser miembro de la OECD- nuestro país reemplazara el instrumento base para las mediciones de empleo y desempleo. Como resultado, surgió la Nueva Encuesta Nacional de Empleo (NENE), uno de los cuestionarios más completos a nivel mundial: 5 módulos, 64 preguntas y $1.500 millones al año de costo, casi el doble que antes.
Una de las particularidades de la NENE, es que permite capturar el fenómeno del subempleo, también llamado “desempleo de tiempo parcial”. Gracias a ello, es posible identificar una franja importante de trabajadores que se encuentran con serios problemas de inserción laboral. De hecho, muchos de ellos son desempleados estructurales, aunque sólo por haber realizado pequeños trabajos de una o dos horas al día, no figuran como personas desempleadas.
Conceptualmente, la Organización Internacional del Trabajo, define el subempleo visible como una situación de precariedad, bajo la cual, una persona que se ocupa a tiempo parcial, desea y está disponible para trabajar más horas. Otros autores, como Susan Ek y Bertil Holmlund, lo llaman desempleo a tiempo parcial (Ek y Holmlund 2011). Para la OECD, se trata de trabajo a tiempo parcial “involuntario”.
A la fecha, en Chile los subempleados/as suman 710.000 personas, donde la mayoría trabaja menos de medio tiempo. De hecho, cerca de un 11% de este total trabaja cinco horas o menos a la semana. Más importante aún, la encuesta arroja que un 50% trabaja en promedio 2,6 horas al día.
1.- Diferencias Conceptuales de la nueva encuesta de empleo
La nueva definición de empleo: Si antes tener oficialmente un empleo era equivalente a haber trabajado la mayor parte del tiempo de la semana previa a la aplicación de la encuesta. Hoy, una persona es clasificada como empleada si al menos trabajó una hora la semana anterior.
Empleo
Según Nueva Encuesta Nacional del Empleo la que reemplaza desde Abril de 2010 a la antigua Encuesta Nacional del Empleo vigente desde 1966.
Ocupados: Todas las personas en edad de trabajar que durante la semana de referencia, trabajaron al menos una hora, recibiendo un pago en dinero o en especie, o un beneficio de empleado/empleador o cuenta propia.
Ocupados Tradicionales: Ocupados que respondieron afirmativamente desde un inicio que trabajaron la semana pasada.
Ocupados no Tradicionales: Ocupados que al consultar inicialmente si trabajaron la semana pasada, respondieron que no lo hicieron, y luego en una serie de preguntas más inclusivas y abiertas responden que sí trabajaron.
Ocupados Ausentes: Ocupados que durante la semana de referencia, no trabajaron por diversas razones, pero que mantuvieron un vínculo estrecho con su empleo.
Desocupados: todas las personas en edad de trabajar, que no tuvieron un empleo durante la semana de referencia, buscaron uno durante las últimas cuatro semanas (incluyendo la de referencia) y están disponibles para trabajar en las próximas dos semanas (posteriores a la de referencia).
Cesantes: es toda aquella persona que habiendo cumplido con los criterios de desocupado, tuvo anteriormente un empleo que duró por lo menos 1 mes.
El gobierno, con base en la NENE, hace alarde de más de 700 mil empleos creados a 2 años de su arribo al ejecutivo. Estos empleos, como ya se sabe, son de características flexibles y precarizantes. Pero, aún más, la diferencia entre la encuesta “antigua” y la “nueva” genera una divergencia de 2,7 ocupaciones. Es decir, si fuera válido dividir por este factor, los empleos creados en la actual administración no han sido 700 mil, sino que 132 mil por año, muy cercano a la media histórica, que entre 1987 y 2009 fue de 125 mil por año.
Frente a esto, al menos dos implicancias: Algunos dirán que si el crecimiento del empleo en realidad se ha mantenido en tasas normales, entonces para despegar realmente se deben realizar las reformas laborales necesarias, es decir, generar mayor flexibilidad en el mercado del trabajo. Otros, los menos, asumirán que la forma de medir y las conclusiones de los que miden se estructuran y organizan en la red que articula ciencia, técnica e ideología.
Entre los principales cambios, también se encuentra el hecho que en la antigua Encuesta era el propio entrevistado quién se auto clasificaba como ocupado, desocupado o inactivo de acuerdo a algunas instrucciones; mientras que ahora el mismo instrumento de medición va filtrando de acuerdo a las respuestas del encuestado y lo clasifica de manera más objetiva y precisa.
Se dispone de un nuevo cuestionario, se amplía la clasificación de la condición laboral de las personas, desagregándola más.
La nueva encuesta de empleo entrega información de tipo cuantitativa pero agrega además información cualitativa. Por ejemplo, para el caso de los ocupados se entrega información referente a las características y calidad de empleo que tienen, es decir, si tienen contrato de trabajo, honorarios, son subcontratados o son suministrados por un tercero; si trabajan a jornada completa o parcial; si tienen alta o baja protección social. En tanto para las personas inactivas, se desagrega la información de acuerdo a las causas que llevan a la inactividad: razones familiares, de salud, de estudios, otras; permite conocer también dentro de los inactivos a los potenciales activos, es decir, a los que momentáneamente están en esa condición por alguna razón pero que están disponibles para trabajar en el futuro cercano. Esta nueva encuesta pasa a recoger la real complejidad que se da en el mercado laboral, eliminando la simplicidad dicotómica que tenía la antigua encuesta.
Beneficios
Estos nuevos indicadores permitirán realizar un análisis cualitativo de los datos en complementación a los tradicionales cuantitativos.
Los beneficios son básicamente que la nueva metodología permite obtener más y mejor información de la dinámica del mercado laboral, su evolución y comportamiento en el ciclo económico por ejemplo; lo que debiera permitir a las autoridades diseñar mejores y más eficientes políticas públicas en materia de empleo.
Por otro lado, el utilizar esta nueva metodología permite la comparabilidad de los datos nacionales con los países desarrollados.
Nueva Encuesta Nacional de Empleo
(NENE)
A partir del trimestre móvil terminado en marzo del 2010, el INE mide el estado del mercado laboral a través de la Nueva Encuesta Nacional de Empleo (NENE), la que reemplazó a la Encuesta Nacional de Empleo (ENE) vigente desde 19662/. La nueva encuesta incorporó una serie de recomendaciones de la OIT y la OCDE, que facilitan su comparación con estadísticas internacionales. Sin embargo, existen diferencias conceptuales significativas respecto de la antigua encuesta, por lo cual es esperable que se registren cambios relevantes en la cantidad de
personas que se asignan a cada categoría del mercado laboral. Las diferencias entre ambas encuestas radican principalmente en el cuestionario (tabla III.1), mientras que las muestras son
Equivalentes. La nueva encuesta permite clasificar de manera más precisa la condición laboral, y por tanto, se aleja de la auto clasificación de la antigua encuesta, en la que dominaba la auto identificación respecto de la condición laboral.
Particularmente importante es que, para identificar a los empleados, la nueva encuesta pregunta explícitamente si se ha trabajado una hora o más en la semana de referencia, eliminando así la ambigüedad respecto de si trabajos de tiempo reducido son o no verdaderos empleos.
Un análisis a priori de la nueva encuesta lleva a formular la hipótesis de que un mayor número de personas podría calificar como ocupado en comparación con la anterior, especialmente en aquellos grupos que realizan trabajos parciales y menos formales. Dentro de estos se agrupan, mayormente, mujeres y jóvenes. En el caso de los desocupados, en cambio, existen fuerzas opuestas que pueden llevar a un aumento de los desocupados, principalmente en desmedro de los inactivos, o a una disminución de los desocupados, principalmente en favor de los ocupados. Consecuentemente, se espera una caída de los inactivos. La comparación de ambas encuestas en el trimestre móvil que termina en diciembre del 2009 muestra un mayor número de ocupados, desocupados y, por lo tanto, mayor participación laboral en la nueva medición. Asimismo, los aumentos más relevantes se observan en aquellos grupos en que predominan trabajos parciales o menos formales (tabla III.2)
2.- Análisis del Desempleo
Regiones
En el trimestre de análisis, se observó que seis de las quince regiones, están por sobre la tasa de desocupación nacional de 6,4%. La región de Arica y Parinacota registró la tasa de desempleo más alta, al anotar una tasa de 9,5%. Esta cifra
fue 1,6 p.p. superior a igual trimestre año anterior y 0,9 p.p. al nivel registrado el trimestre anterior. Le sigue la región del Biobío que mostró una tasa de 8,0%, inferior 0,4 p.p. en la comparación anual y superior en 0,5 p.p., respecto al trimestre anterior.
Tercer lugar en el ranking lo ocupa la Región de Valparaíso que anotó una tasa de 7,9% inferior en 1,5 p.p. respecto igual período del año anterior y 0,4 p.p. al trimestre anterior. La región de la Araucanía, ocupa el cuarto lugar, al anotar una tasa de 7,1%, que descendió
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