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Dictadores del siglo XIX

Rodneily PeñaInforme7 de Septiembre de 2017

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Área:

Ciencias Sociales

Asignatura:

Proceso Socio-histórico Cultural

   Estudiante:           ID:

Ariana Joseph Batista  1068882

Profesor:

José Francisco

Sección:

01

Trabajo

Ensayo

Tema

Dictadores del siglo XIX

Santo Domingo, D.N.

1 de marzo de 2017

Introducción

El presente trabajo es un ensayo hecho de los documentos de Las Dictaduras Del Siglo XIX por Roberto Cassá, el cual sustentó con los escritos del Archivo General de la Nación. En este texto habla sobre los dictadores que predominaron en el siglo XIX como lo son Pedro Santana, Buenaventura Báez y Ulises Heureaux.

El primero de estos tiranos, Pedro Santana, fue un militar que jugó un papel importante en la independencia de la República Dominicana y poco después fue presidente del país. Fue una figura dominante del período conocido como Primera República, un autócrata que desterró a Juan Pablo Duarte y demás fundadores de la República y que la traicionó al acordar la anexión a España en 1961. Encarnó por primera vez el predominio del elemento militar dentro del estado dominicano y su figura estuvo presente desde la independencia hasta la anexión a España (1844-1861).

Otro dictador, Buenaventura Báez, el tercero en ocupar la presidencia de la república. Este  también tuvo parte en el proceso de independencia, durante sus g1322o1biernos obtuvo una popularidad tan exultante, ya que la población lo consideraba la única persona con capacidad para llevar el país hacia la prosperidad. Su interés personal estuvo por encima de toda idea Tubo un aposición de conservador, aunque estaba dotado de un elevado nivel cultural, no tuvo inclinación intelectual. Lo que para el contaba era la búsqueda del poder, su interés personal estuvo por encima de toda idea, por lo que no mostró prurito en utilizar varios medios para afirmar su liderazgo.

Por último está la dictadura de Lilís, o conocida por campesinos y comerciantes ´´los tiempos de Lilís´´ en las dos décadas finales del siglo XIX. Quizás el ha sido el único gobernante con destello de genialidad, genio tenebroso para la consecución y conservación del poder, lo que llevó al país a una situación ruinosa.

De esta misma forma, se estarán dando más detalles de estos dictadores que predominaron en la historia dominicana, después de ser proclamada la Independencia Nacional el 27 de febrero de 1844.

Pedro Santana Autócrata y Anexionista

Santana consideraba que a él le correspondían el mejor trato, mas derecho que los demás  y los privilegios absolutos, ya que eran el único medio de conservar la unidad del país y, con ella, garantizarla separación de los haitianos. Santana ejerció con honradez la administración de los recursos financieros del Estado, pero estuvo dispuesto a aplicar medidas represivas extremas para permanecer en el poder, incluyendo el fusilamiento de figuras de la independencia.

Durante las primeras décadas de la nueva República el país había quedado en una situación económica muy difícil, por lo que ellos creían que la anexión o el protectorado de una potencia extranjera constituían el único recurso para alcanzar el progreso económico.

Los liberales quienes formaron la crearon la sociedad secreta La trinitaria por Juan Pablo Duarte luchaban por un Estado soberano sustentado en un orden democrático, punto de vista que combatían los conservadores, quienes terminaron teniendo a Pedro Santana como jefe, el cual consideraban no era posible entonces instaurar un régimen democrático, ya que la única forma de mantener el orden consistía en otorgar amplios poderes al jefe del Estado. Duarte fue derrotado por este último porque detentaron el control de las armas y lograron concitar el apoyo de la mayoría.

En 1822, el presidente haitiano Jean Pierre Boyer ocupó la parte española de Santo Domingo (hoy República Dominicana) y la integró a la República de Haití. Aprovechó la declaración de independencia que semanas antes habían hecho los criollos blancos de la ciudad de Santo Domingo, encabezados por José Núñez de Cáceres. Durante los primeros años, el régimen haitiano aplicó una política de contenido revolucionario: abolió la esclavitud, confiscó los bienes de la Iglesia católica y de los grandes propietarios ausentes, y distribuyó lotes de terrenos entre los libertos. Los hermanos Santana no ocultaban su postura contraria al régimen haitiano, actitud explicable por el hecho de que sus padres habían perdido las tierras en Hincha y se habían visto precisados a emigrar en condiciones difíciles.

Cuando el Estado haitiano entró en crisis a raíz de la caída del presidente Boyer, en 1843, Duarte y sus compañeros de La Trinitaria decidieron acelerar los trabajos para la proclamación de la independencia. Para tal fin, procedieron a contactar a todos los contrarios al dominio haitiano. En esos días, algunas figuras de relieve se propusieron lograr un protectorado francés como único medio para asegurar la separación de Haití.

 Horas antes de que Sánchez proclamara el nacimiento de la República Dominicana en la noche del 27 de febrero de 1844, Pedro y Ramón Santana tomaron la población del El Seibo. Por todos los lugares que pasaban se les unía nuevos recluta, lo que puso de manifiesto que desde el primer momento, la independencia gozó del apoyo entusiasta de la población dominicana, que con el fin de lograr la independencia las personas influyentes apoyaron la causa.

Después de la proclamada independencia dominicana el 27 de febrero de 1844, Santana se instaló como presidente de la Junta Gubernativa. La constitución aprobada el 6 de noviembre designó a Pedro presidente durante dos períodos consecutivos y este negó tomar la presidencia bajo esas condiciones.  

Características del gobierno de Pedro Santana

Santana como general y presidente operó de manera parecida a como lo hacía en el Prado dirigiéndose a los peones (impuso su régimen de orden y disciplina). También construyó un liderazgo con ayuda del mito de jefe militar invencible. Osciló siempre entre la pasión y el poder absoluto y el placer por la vida en el campo. Era considerado la única persona que reunía las condiciones de derrotar a los haitianos. Y sin duda eso fue así.

Crueldad y masacres de Santana

El dictador a su llegada a la presidencia exigió la inclusión del artículo 210, una monstruosidad jurídica que lo facultaba para no rendir cuentas de sus actos. Legalmente, el artículo 210 lo hacía un dictador, y Santana con frecuencia se amparó en él para ejecutar a quienes se atrevieran a desafiar el orden.

El primer episodio de este género se produjo después de la proclamación de la constitución que dispuso el establecimiento de tribunales especiales, uno de los cuales condenó a muerte a María 'Trinidad Sánchez, tía de Francisco del Rosario Sánchez, a un hermano de éste y a dos personas más, todos ellos ejecutados el 27 de febrero de 1845, en conmemoración macabra del aniversario de la independencia, acusados de conspiración contra Santana. Años más tarde se descubrió una nueva conspiración encabezada por el secretario de Interior, Joaquín Puello. De nuevo se pusieron en movimiento los trámites judiciales extraordinarios, y Puello, su hermano Gabino y otras personas fueron fusilados. Incluso el robo a pequeña escala cayó como en esta prescripción y como advertencia, el anciano Bonifacio Paredes fue fusilado en El Seibo acusado de haber robado un racimo de plátanos.

El dictador se enfrentó incluso a la Iglesia, al rechazar peticiones de que se le devolvieran los bienes que le habían sido confiscados por los haitianos.

No obstante el liderazgo que mantenía el dictador, los baecistas se dedicaron a conspirar, dificultando las actuaciones gubernamentales de Santana. En una de las conspiraciones participó el general Antonio Duvergé, quien fue juzgado en El Seibo y fusilado junto a su hijo, un acto que estremeció la conciencia del país a causa de la importancia que había tenido Duvergé en las campañas contra los haitianos. Particularmente en la ciudad de Santo Domingo se creó un ambiente hostil contra Santana.

Al regresar nuevamente al poder encontró el país en condiciones críticas, y Santana y sus ayudantes concibieron la anexión a España. Hasta entonces Santana había sido partidario de la anexión a Estados Unidos, por cuanto percibía que esta potencia tenía más futuro en la región. Ahora bien, las tentativas que había esbozado a favor de Estados Unidos habían fracasado por la intervención de los cónsules europeos. Santana nunca había abandonado su concepción anexionista, pues no creía en la posibilidad de que el país marchara por su cuenta y carecía de un concepto de nación. España era en verdad la solución ideal porque nunca dejó de considerarse un español. Más adelante se firmaron acuerdos entre Santa y España y se consumó la anexión a finales 1860, quedando Santana al frente de la administración local con el titulo de capitán general.

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