Diferencia de sueldo en hombres y mujeres

Diferencia de sueldo en hombres y mujeres

Durante la prehistoria, eran los hombres los que cazaban animales grandes, mientras que las mujeres se dedicaban a cuidar a los niños y a la pesca o al cultivo de campo.

Durante la Edad Media, mujeres y niñas cultivaban el huerto, recogían la leña, cuidaban de los animales, cocinaban, cuidaban los hijos/as y realizaban con exclusividad los trabajos de la casa. Las que vivían en núcleos urbanos también realizaban actividades productivas mediante su trabajo en talleres artesanos y comercializando sus productos. También tenían a su cargo los trabajos de limpieza, alimentación y cuidado de la familia.

En la Edad Moderna, las mujeres que no pertenecían a la clase alta trabajaban fuera de casa: eran comerciantes, se empleaban como niñeras, lavanderas eventuales o trabajaban en talleres. Estaba mal visto que una mujer se dedicara a amamantar a sus hijos e hijas, es por esto que las mujeres de la elite pagaban a otras mujeres para que los alimentaran.

Desde la II Guerra Mundial, las mujeres se han incorporado al trabajo extra doméstico de forma notoria. En la actualidad, es más aceptado que las mujeres trabajen fuera del hogar; pero los hombres siguen teniendo poca participación en las actividades domésticas.

El acceso de las mujeres a trabajos asalariados se ha producido por diferentes factores, entre ellos los cambios en las estructuras familiares: el retraso de la edad del matrimonio y del primer hijo/a, el mayor acceso a la formación o los cambios en las necesidades económicas. El trabajo que la mujer ha hecho durante siglos empieza a ser reconocido gracias al esfuerzo de las asociaciones de mujeres y de economistas que están poniendo de manifiesto el valor económico que tiene esta actividad.

Un ejemplo relevante de lo anterior es la conmemoración de la reivindicación de igualdad de los derechos de las mujeres, la cual se celebra el 8 de marzo, donde se recuerda, entre otros sucesos, cuando en 1857 un grupo de obreras textiles tomó la decisión de salir a las calles de Nueva York a protestar por las míseras condiciones en las que trabajaban terminando con la muerte de 120 de estas a raíz de la brutalidad con la que la policía dispersó la marcha.

Paralelamente en Chile podemos ver que las mujeres aún no están insertas en el trabajo e incluso se considera como algo lejano, comprobándose cuando recién a fines del siglo XIX pueden incorporarse en el trabajo, laborando tanto en establecimientos fabriles como en domicilios, los cuales le dieron empleo a entre uno y dos tercios de las mujeres mayores de 12 años.

En 1907 las mujeres pertenecían a casi un tercio de la población económicamente activa. Sin embargo, su salario no era ni la mitad de lo que ganaban los obreros en las dos primeras décadas del siglo XX.

Debido a que reiteradas veces se plantean las condiciones en las que las mujeres trabajaban, se produce  un aumento de las mutuales femeninas buscando la defensa y protección de estas. Así mismo se puede ver como poco a poco van tomando una importancia en la prensa feminista de la época.

Otro avance de la mujer fue que durante la primera mitad  del siglo XX se creó el Movimiento Pro-Emancipación de las Mujeres de Chile (MEMCH), el cual, dentro de sus principales exponentes se encuentra la lucha por la igualdad jurídica y política, y por el acceso justo al mercado laboral entre hombres y mujeres. Sus principales dirigentes han sido reconocidas históricamente tanto por su calidad de feministas pioneras como por sus trayectorias en el ámbito político e intelectual, destacando, entre otras, Graciela Mandujano, Olga Poblete, Marta Vergara y Elena Caffarena. Esta última, una abogada, jurista y figura del feminismo en Chile, dedicó su vida a luchar por los derechos de la clase obrera y la emancipación de las mujeres.

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