Diálogo, comprensión y mejora. Evaluación de la práctica docente

¡Diálogo, Comprensión y Mejora ¡

EVALUACIÓN DE LA PRÁCTICA DOCENTE

El docente como profesional, es aquella persona autónoma dotada de habilidades específicas y especializadas, ligada a uno cúmulo de conocimientos racionales procedentes de las diferentes ciencias, certificados por la academia, y de la experiencia a través de la práctica social. Es decir, el orientador profesional o facilitador, es el agente que vincula el proceso de enseñanza-aprendizaje en un contexto, es un profesional del diálogo de significados compartidos, lo expresa palabras más o menos (Altet, 2005) en La Formación Profesional del Maestro. Estrategias y competencias. México, D.F. Fondo de Cultura Económica.

La práctica docente es la actividad pedagógica ejercida por el profesional. Es aquella que esta influenciada por varios factores, la formación académica del facilitador hasta las particularidades de la institución en la que lleva a cabo la actividad social que realiza, llevando por la exigencia de respetar una programación que es regulada por el Estado y las múltiples respuestas y reacciones de sus estudiantes.

De igual manera, esta relación teoría y práctica es destacada por Pérez Gómez (1998), cuando resalta que el conocimiento profesional del docente emerge en y desde la práctica y se legitima en proyectos de experimentación reflexiva y democrática en el propio proceso de construcción y reconstrucción de la práctica docente.

El quehacer de enseñar, cualquier nivel de la labor educativa, lleva implícita la función de entregar de la forma más simple y clara posible, conceptos que permitan el despertar de las mentes hacia la formación, a las múltiples vivencias que nos plantea la vida. Importante responsabilidad no puede ser ejercida adecuadamente, sin estar sometida a una constante revisión y actualización, tanto de los contenidos como de la forma de transferencia. Sin duda que la manera más efectiva de cumplir estos objetivos, es evaluar nuestra práctica pedagógica, camino más idóneo para asegurar la superación constante y efectiva de la formación humana y cultural de los educandos.

Desde una perspectiva amplia, “se entiende por evaluación la realización de un conjunto de acciones encaminadas a recoger una serie de datos en torno a una persona, hecho, situación o fenómeno, con el fin de emitir un juicio valorativo sobre ello. Este juicio tiene como finalidad, recabar información para establecer una posterior toma de decisiones” (Hernández y Sancho, 1994).

La evaluación se torna compleja debido que no es solo evaluar las acciones del docente, la práctica, su desempeño y las funciones realizadas como orientador dinámico frente a sus discípulos, es analizar los ejes curriculares, los programas, es reflexionar sobre contenidos adecuados, es también y casi peligroso, cuestionar la evaluación de la institución.

Atendiendo a lo anterior, y desde mi perspectiva pedagógica, seguiré comprometida con el fortalecimiento de mi práctica, a través del diálogo consensuado en la firme convicción que la evaluación mejorará la educación, porque nos brindará datos para tomar decisiones informadas que posibilitan reorientar el proceso de enseñanza-aprendizaje, para llevar a feliz termino el destino colectivo de este siglo XXI, sin dejar de lado Los cuatro pilares de la educación en La educación encierra un tesoro (Delors, J. (1996.):

1. Aprender a Conocer

2. Aprender Hacer

3. Aprender a Convivir con los Demás

4. Aprender a Ser

BIBLIOGRAFÍA

FIERRO- CONTRERAS Johanna. La Práctica Docente y sus Dimensiones. 2003

MÚNERA SOTO María Angélica, RUBIO GAVIRIA David Andrés. Red de Investigación Sobre trabajo

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