LA EVALUACIÓN DEL DOCENTE Y SU UTILIDAD PARA LA MEJORA DE SU PRÁCTICA

LA EVALUACIÓN DEL DOCENTE Y SU UTILIDAD PARA LA MEJORA DE SU PRÁCTICA

El tema de la evaluación a docentes en nuestro país no es nuevo, éstos han sido sujetos de evaluaciones a lo largo de muchos años. Se ha participado en evaluaciones por parte del programa de carrera magisterial y desde hace varios años las plazas se han otorgado con base a exámenes de oposición. Actualmente se ha implementado un nuevo sistema de evaluación a los docentes del país que pretende favorecer la calidad de la educación que se ofrece a los alumnos de educación básica y media superior, pero que quizá para muchos no termina de ser comprendido y aceptado, por lo que haremos algunas reflexiones acerca de ello.

De acuerdo al INEE, la evaluación del desempeño docente permitirá  orientar la formación continua de los docentes en servicio y contribuirá a fortalecer las prácticas de enseñanza con información que retroalimente a los maestros para mejorar su quehacer en el aula. Esto tendría que ser el principal objetivo de la evaluación del desempeño docente, mejorar la práctica docente de manera que se favorezca el aprendizaje de los alumnos.

Revisaremos entonces cómo se da esta relación entre lo que los docentes realizan en las aulas y el impacto que tienen sus acciones en los procesos de aprendizaje de los alumnos. Esto nos lleva a tener que distinguir entre los diferentes tipos de evaluación a modo de tener un marco referencial que nos permita la organización mental de las acciones que un docente realiza a lo largo de su intervención en la enseñanza a los alumnos. Distinguimos entonces entre la evaluación diagnóstica, formativa y sumativa, para lo que nos apoyaremos en la recopilación de Pardo, et al (2013).

La evaluación diagnóstica es la “actividad valorativa que permite recoger información de qué sabe el alumnado, cuál es el desarrollo de sus capacidades, sobre un determinado ámbito del conocimiento del que se quiere iniciar un nuevo aprendizaje.”

La evaluación formativa “permite seguir el ritmo de aprendizaje del alumnado a fin de poder proporcionarle, si es necesario, la asistencia pedagógica precisa y con ello el docente puede actuar de manera inmediata y retroalimentar el trabajo desarrollado a lo largo del ciclo escolar para cumplir con las intenciones manifestadas en el currículum”

La evaluación sumativa, “permite detectar si el alumno ha aprendido, ha conseguido, las intenciones educativas planteadas para un periodo de tiempo previsto, durante el cual se debería llevar a cabo los aprendizajes”

Quizá en los últimos años nuestras prácticas de evaluación se centraron en la evaluación sumativa, por lo que se le dio más peso a saber si los alumnos al final de un bimestre o de un curso escolar cubrían con lo que el programa de estudios establecía, de modo que la información que proporcionaba, se quedaba en eso, en una mera información sobre el nivel de aprendizaje que el alumno había alcanzado o no, pero en ese momento, al final del periodo establecido para la evaluación, ya muy poco o nada se podía hacer para corregir aquello que el alumno había aprendido mal o simplemente no había aprendido.

Estos cambios en los procesos evaluativos hacia los docentes busca precisamente que a la vez que se evalúa la práctica de los docentes se puedan ir logrando cambios en las formas de intervención que ellos tienen en el aula, que permiten tener información sobre el dominio que tienen sobre aquellos temas o aspectos que están inmersos en el proceso de enseñanza-aprendizaje, tales como, aspectos del desarrollo de los alumnos, sobre todo del desarrollo del pensamiento, el impacto de la cultura en el aprendizaje, conocimiento sobre habilidades, actitudes y valores, así como de los estilos de aprendizaje de los alumnos, estrategias didácticas y estrategias de evaluación, entre otros.

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