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EL ESTADO NACION

narcisovz6 de Noviembre de 2013

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ESTADO NACION

Abordaremos el estudio del Estado mexicano como Estado-nación. Como tal no se puede estudiar al margen de las relaciones capitalistas de producción; por el contrario, implica una caracterización paralela del modo de producción capitalista en las condiciones del subdesarrollo. Ubicar su inicio y los momentos más importantes de su formación es una tarea difícil y de gran controversia entre los estudiosos del Estado mexicano. Para algunos el Estado mexicano se divide en dos periodos fundamentales, según refiere Javier Rosas: uno acaudillado al final por Porfirio Díaz que se caracterizaba por ser oligárquico, feudal y proimperalista. El segundo por ser un Estado antimperialista, democrático, burgués y antifeudal.(1) Para otros se divide en tres momentos históricos importantes: "Uno que va de la consumación de la independencia política de España (1821) a la revolución de Ayutla (1854); otro que partiendo de la revolución de Reforma (1867) se extiende hasta los inicios del siglo actual (1914) y un último que se estructura entre 1915 y 1940 y que llega hasta nuestros días".(2) En cambio Fernando Carmona opina que "en México hemos tenido un estado burgués de formas organizativas, composición social y sistemas de poder cambiantes y con una gravitación que se ha ampliado sucesivamente desde su primera etapa (...). Incluso el estado que presidió Benito Juárez en varios gobiernos, cuando aún no se imponía definitivamente o apenas empezaba a imponerse el capitalismo como el modo de producción fundamental del país fue un estado burgués".(3) Jorge Carrión constata que "durante mucho tiempo prevaleció la idea (...) de que la sociedad bajo la dictadura de don Pofirio era fundamentalmente feudal, si acaso híbridamente antifeudal (...). La revolución mexicana fue ante todo un movimiento antifeudal, nacionalista y antimperialista (...).(4) Parece ser que ha venido prevaleciendo la idea de que se trata de un Estado que no cambia: "Planteamos como premisa la existencia de un solo Estado en el lapso que comprende tanto el periodo porfiriano como el revolucionario y establece la diferencia entre ambos, en sus distintos regímenes políticos entendidos éstos como sistemas de poder y dominación de una clase."(5)

Detrás de las dificultades para caracterizar y periodizar el Estado mexicano, se encuentran las dificultades para ubicar el inicio de las relaciones capitalistas, precisar sus diversas fases de desarrollo en relación con el capitalismo como sistema mundial.

a) Nuestro planteamiento

Por nuestra parte, partimos de la idea de que el Estado-nación en México tiene sus inicios a finales de la década de los cincuenta y a principios de la década de los sesenta del siglo pasado, entrando con ello en un largo periodo de transición hasta culminar con el gobierno de Plutarco Elías Calles; teniendo en 1910-1917 un cambio de régimen de gobierno que permite un reajuste del Estado a los intereses fundamentales de una burguesía que pretendería comandar el crecimiento de las fuerzas productivas, al amparo de nuevas formas de dominación. Esto corresponderá a la vez, en términos generales, con un periodo de transición de la sociedad mexicana al capitalismo, conformándose una nación, en las condiciones del subdesarrollo que producen una burguesía que encuentra su fortaleza en su relación con el capital desarrollado de las metrópolis.

Todo parece indicar que las relaciones capitalistas en México se inician en el momento histórico en que el capitalismo mundial está transitando de la etapa de libre competencia al monopolio: "El capitalismo del país surge en el momento en que la fase del imperialismo universaliza el monopolio y cancela la posibilidad económica, social y política de la etapa de la libre competencia".(6) Coinciden varios autores con esta apreciación: "el momento histórico en el capitalismo deviene (...) el modo de producción dominante y la economía mexicana se integra al mercado capitalista mundial cuando el sistema evoluciona de la fase competitiva a la etapa propiamente monopolista".(7) Por su parte Juan Felipe Leal afirma que "Juárez y Lerdo gobernaron aún en la época del capitalismo de libre competencia, mientras que Díaz gobernó ya en la era del imperialismo".(8)

Esta transición del capitalismo mundial, con respecto a México, va a ser una condición que dificulta y finalmente obstaculiza la creación del conocimiento científico y tecnología propia. Se gesta un proceso de subsunción formal del trabajo por el capital prevaleciendo, en mucho, formas precapitalistas de producción, lo que ha dado lugar a que muchos piensen que ese periodo es propio de la época feudal. Sin embargo, aunque había muchos artesanos, este periodo ya es formalmente capitalista, en donde la plusvalía se obtiene prolongando la jornada laboral,(9) en ausencia de tecnología propia que pudiera subsumir realmente el proceso laboral al capital; es decir, sin el modo técnico de producción propio del capital, y por lo tanto, sin plusvalía relativa. Al no poder ser subsumido realmente el trabajo por el capital, éste se encontraba en serias dificultades para su propio desarrollo y se antoja un tanto natural que "los grandes propietarios de tierras constituyen una fuerza nacional que posteriormente, en el contexto de la división internacional del trabajo, logra una fuerte consolidación. Ya en estas condiciones "los hacendados habían comenzado a ver con criterio favorable la anexión de México a los Estados Unidos, país que representaba, a sus ojos, el orden y la prosperidad, como lo creían muchos otros mexicanos fatigados por la perpetua guerra civil".(10)

En estas condiciones en el interior de México, penetran los monopolios recién universalizados en el capitalismo mundial dotando al modo de producción de México de una tecnología que había sido elaborada y pensada en los países imperialistas, principalmente en Inglaterra, Alemania, Francia y los Estados Unidos y que llegaba a ser manejada incluso por sus propios técnicos. Estos monopolios, a su vez, aceleraban un proceso que se asemeja a lo que Marx llamó acumulación originaria, distinguiéndose entre otros fenómenos la liberación de los productores directos que posteriormente recibieron el nombre de domésticos y léperos. "Los más 'independientes' de todos estos trabajadores urbanos eran naturalmente los numerosos 'vendedores' que recorrían las calles y las plazas de las ciudades durante el día (...); muy cercanos a estos grupos urbanos se encontraban los domésticos, cuyo número era bastante elevado en un país que constantemente arrojaba hacia las ciudades multitudes de campesinos 'desarraigados'.(11) Los léperos en la época de la reforma sólo en México llegaron a ser la cuarta parte de la población: "las actividades predilectas del lépero eran ordinariamente la mendicidad y el robo (...) en las plazas, en las puertas de las casas."(12)

Todos estos procesos y fenómenos dan como resultado un capitalismo en donde las fuerzas que conforman y detentan el poder serían los terratenientes, tanto mineros como ganaderos, agricultores, etc., comandados por el capital comercial. La burguesía aún ocupa el tercer rango; "esta burguesía estaba lejos de constituir una auténtica burguesía "mexicana" (...), la industria minera (...) había caído (...) en manos de capitalistas extranjeros. Lo mismo ocurría en el alto comercio, donde la gran mayoría de las casas pertenecían igualmente a extranjeros."(13) "De todos los extranjeros los únicos que se asimilaban rápidamente a la organización social del país eran los españoles (...); al cabo de algunos años su asimilación con el mexicano está acabada, perfecta, realizada (...). La burguesía en México, en la época en que nos hemos situado, era una clase social de formación bastante reciente".(14) Una gran parte del comercio cayó en manos de negociantes extranjeros no españoles, principalmente franceses e ingleses (...). La industria minera por su parte, llegó a ser también (...) un sector reservado a los capitalistas británicas." De esta manera se iba formando un capitalismo con una burguesía que subordinaba su desarrollo al crecimiento de la influencia monopólica; uno y otro se complementaban, uno era el anverso, el otro el reverso de un mismo fenómeno. Y así, "la influencia del grupo manufacturero se hizo sentir pronto en la vida del país, no sólo porque está constituido por importantes capitalistas, sino sobre todo a causa de su fuerte organización en consejos industriales que operaban en toda la república mexicana."(15)

En resumen, recién transitaba México hacia formas capitalistas de producción, cuando aparecen y penetran la vida del país los grandes monopolios, desatando procesos económicos, políticos y sociales que acelerarían la formación del Estado-nación en esas condiciones.

b) El Estado-nación

Las relaciones capitalistas de producción inician un proceso de maduración que nunca superará los límites del subdesarrollo y cuyo signo le imprimirían a la formación del Estado-nación. Por esta razón aparecerá un estado de forma absolutista pero con funciones esencialmente burguesas subdesarrolladas por estar ya insertas en la división internacional del trabajo del capitalismo como sistema mundial: "Naturalmente desde su inserción en el capitalismo mundial y especialmente desde las últimas décadas del siglo anterior cuando nuestro país es ya capitalista, el desarrollo sufre el impacto de los vaivenes del desarrollo cíclico de las metrópolis y está sujeto

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