EL MÉTODO COMPARATIVO DE ANÁLISIS DE LA ARQUITECTURA Y EL ARTE

EL MÉTODO COMPARATIVO DE ANÁLISIS DE LA ARQUITECTURA Y EL ARTE

Interpretación del método propuesto por Heinrich Wölfflin

Arq. Mane Sciolla

Para profundizar el Análisis Crítico de la Arquitectura es interesante la utilización del método comparativo, el cual nos permite comprender el sentido del devenir histórico, que se expresa en cambios formales o estilísticos así como en permanencias que van cimentando la identidad de una cultura.

Para esto nos resulta de utilidad los criterios de análisis planteados por Heinrich Wölfflin en “Conceptos fundamentales de la Historia del Arte”, los cuales resultan particularmente aplicables a períodos que evidencian una notable continuidad con respecto al uso del Lenguaje Clásico, -Renacimiento, Manierismo, Barroco y aun buena parte de la producción del siglo XIX.

Heinrich Wölfflin ha condensado los cambios que se producen en estos períodos, en cinco pares de opuestos que señalan con claridad las diferencias entre los caracteres más generales. Éstos pueden enunciarse de este modo:

• Lo lineal y lo pictórico

• Superficie y profundidad

• Forma cerrada y forma abierta

• Pluralidad y unidad

• Lo claro y lo distinto

Estas diferenciaciones, según el mismo Wölfflin lo plantea, son conceptos no abarcativos, que deben interpretarse como una generalización a partir de ejemplos particulares que -si bien representan los casos más frecuentes- pueden hallarse junto a otros exactamente opuestos, obra de otros autores o producidos en áreas culturales diferentes en el mismo momento. Por eso la generalización deberá dejar un cierto margen de relativismo y no se deberá omitir el análisis particularizado de dicha situación.

DE LO LINEAL A LO PICTÓRICO

Lo lineal hace referencia a un modo de expresión de la forma arquitectónica como claramente definida, inamovible, en una escena inmutable. En cambio lo pictórico podemos definirlo como algo que aparenta movimiento constante, una escena, una imagen que va a variar. Una forma que esta en proceso dando la impresión de agitado.

Lo lineal define el modo de representación del Renacimiento, allí las líneas definen claramente los contornos de los objetos ya sea, en las artes figurativas como la pintura y la escultura, como así también en la arquitectura. Los planos y las superficies tienen un marco definido y preciso, los volúmenes se presentan como una forma claramente reconocible.

Lo pictórico por su parte complica la forma, y evita lo absolutamente claro. La acumulación de formas y movimiento producen un espectáculo dinámico de condiciones puramente ópticas.

En la obra “La Primavera“ de Boticcelli se percibe claramente el predominio del dibujo, de la línea. El contraste con una obra del Barroco es evidente, al compararla por ejemplo con “Sansón cegado por los filisteos” de Rembrandt.

En Arquitectura la obra de Brunelleschi, Santo Espíritu, dibuja con líneas claras, de piedra serena, la estructura del edificio y sus proporciones. Todo queda claramente señalado y comprensible, aquí la realidad visual es igual a la realidad física. Una obra del Barroco en cambio, busca las formas más variadas y las más alejadas de la forma objetiva. San Carlino de Borromini, muestra en su fachada un vibrante juego de luces y sombras sobre una superficie ondulada, donde no hay límites precisos ni formas comprensibles, pero que transmiten la impresión de agitación y dinamismo, por el cambio constante.

La luz juega un papel fundamental en este aspecto. Por un lado vemos, en San Carlino, cómo ésta pasa a ser un elemento independiente en la composición, aquí las luces y sombras también se diseñan. En cambio la luz en el Renacimiento esta al servicio de la forma, colaborando por ejemplo, en facilitar su legibilidad.

Se han tomado aquí ejemplos extremos, pero estos caracteres que aquí se observan pueden mostrar diferencias de grado. Bastará para probarlo con tomar ejemplos sucesivos del Renacimiento

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