Educación y sociología: crítica a la institución escolar

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Maestranda: Wendy Ramírez Gamboa

Maestro:  Martín Pérez

Materia: Sociología de la educación.

Grupo: M-13211

Periodo: 19-III

Fecha de entrega: 17 de agosto de 2019

Educación y sociología: crítica a la institución escolar

La educación es un medio por el cual los individuos se incorporan al sistema social en el que nacen y se habrán de desenvolver; es la educación el proceso por el cual habrán de asimilar los valores, las pautas de conducta, los conocimientos y las habilidades que les permitan participar de alguna manera en el medio en el que nacen o al que puedan incorporarse en la medida en la que accedan a la educación en los diversos niveles en la que se divide. La educación provee a los individuos de elementos para enfrentar las condiciones de vida que se les ha heredado y que pueden superar en cierta medida, sin embargo, la educación no sólo proporciona conocimientos, sino también ideas que corresponden a un estado de cosas que se difunde por diversos medios, como el idóneo o el más apropiado, finalmente, al individuo, sin embargo, la educación es un espacio para la lucha ideológica, no distinta a la política, por lo cual, los contenidos de los planes y programas responden a intereses de clase.

La educación como imposición

Indudablemente la educación es el medio por el cual una generación lega a la que le precede un complejo cultural mediante el cual asimila conocimientos, experiencias y habilidades que servirán no sólo para adaptarse a las condiciones en las que se comienza a vivir, sino para enriquecer esa experiencia y aportar en lo posible para el mundo que se construye, sin embargo, lo que se transmite no es sólo un cúmulo de conocimientos, muchos de los cuales pueden tener un sustento de carácter objetivo por su base científica, sino también otros cuya carga ideológica puede contraponer a los primeros, es decir, que en el proceso educativo hay siempre una contradicción entre los contenidos porque la educación, en lo general no es sólo lo que transmite la institución escolar, sino lo que se adquiere del medio social por vía de la familia y la institución religiosa.

Durkheim señala que cada sociedad posee un sistema de educación que se impone a los individuos con una fuerza generalmente irresistible^[1]. Cada sociedad en su momento transmite costumbres e ideas, producto de la vida social y que son obra de las generaciones anteriores, siendo la educación la que deja rastros de la historia; la sociedad es la que genera los sistemas educativos, sean estos informales y formales y por medio de ellos organiza, en parte, la vida social. Por un lado, la educación se presenta desde el seno familiar, aunque esta educación es informal porque no responde a programas, secuencias temporales o sistemas de evaluación, en contraste con la educación formal que está dada por la institución escolar cuya característica fundamental es la uniformidad, esto es, la presencia de objetivos, tiempos establecidos, pautas de comportamiento, elementos disciplinares, conocimientos definidos y sistemas de organización.

Siguiendo a Durkheim podemos señalar que la educación es, finalmente, la acción ejercida por las generaciones adultas sobre aquellas que aún no maduran para adaptarse apropiadamente a la vida social; la educación tiene por objeto suscitar y desarrollar en el niño determinado número de estados físicos, intelectuales y morales que reclaman de él, por un lado, la sociedad política en su conjunto, y por otro, le medio especial al que está particularmente destinado^[2]

La crítica a la educación y la institución escolar

Para Durkheim la educación es una acción ejercida de una generación adulta hacia una joven e inmadura, por tanto, es una imposición porque evidentemente no hay consulta ni consenso por razones evidentes relacionadas con la inmadurez, pero por ello para Bourdieu la institución escolar reproduce las relaciones de poder, concepto implícito en la perspectiva de Durkheim al hablar de una acción ejercida, lo que es una imposición. La institución escolar aporta al niño un capital cultural que se hereda desde la familia y que se continúa en la escuela. La institución escolar ejerce no sólo una acción educativa basada en conocimientos y habilidades que poseen una carga social e ideológica, sino también la violencia simbólica por medio del maestro, figura central del sistema educativo. La crítica de Bourdieu señala que la violencia simbólica se encarga de imponer significados para lograr legitimarlos, por tanto, toda acción pedagógica es violencia en cuanto impone, a través de un poder arbitrario, una arbitrariedad cultural^[3]

Para Bourdieu la institución escolar se encarga de reproducir el sistema vigente ya que esa función garantiza cierto grado de estabilidad social, misma que se fortalece desde los primeros años en los alumnos y habrá de mantenerse durante mucho tiempo en tanto se constituye en habitus que se genera a partir de la interiorización de principios que son parte sustancial del corpus ideológico de la sociedad. Entendemos por interiorización el hecho de que el individuo en formación, esto es, el alumno, asimila paulatinamente los valores y los preceptos que una sociedad considera fundamentales de tal forma que los llega a considerar propios y por tanto necesarios de observarse y por tanto de reproducirse en las acciones concretas.

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