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El Laberinto De La Soledad


Enviado por   •  19 de Noviembre de 2013  •  3.172 Palabras (13 Páginas)  •  304 Visitas

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EL PACHUCO Y OTROS EXTREMOS

Llega un momento en la vida de cualquier ser, que se pregunta ¿Qué es y como llego a realizar eso en lo que se ha convertido?, eso mismo le pasa a los pueblos en trance de crecimiento, muchas veces las respuestas que damos a estas preguntas son desmentidas por la historia, “acaso porque eso que llaman a el “genio de los pueblos” solo es un complejo de reacciones ante u estimulo dado” pp. 11.

Octavio Paz cuenta que durante dos años que estuvo en Estados Unidos, a primera vista Los Ángeles sorprende al viajero, ya que tiene ostentosas construcciones, su cielo es puro; Pero también se percibe una atmósfera vagamente mexicana de la ciudad, pero no se mezcla con el mundo norteamericano, algo semejante ocurre con los mexicanos, aunque tengan muchos años de vivir allí, usen la misma ropa, hablen el mismo idioma, no se confundirían con los norteamericanos auténticos.

Y no es que ellos sean muy diferentes físicamente, sino que los distingue del resto de la población es su aire furtivo e inquieto, son seres que temen la mirada ajena, creen que son capaces de desnudarlos y dejarlos en cueros. Y esto ha engendrado lo que se hace llamar “el pachuco”.

Los “pachuchos” son bandas de jóvenes que viven en el sur, y que se caracterizan por su vestimenta, su conducta y su lenguaje. El “pachuco” no quiere volver a origen mexicano, pero tampoco desea fundirse con la vida norteamericana. Los negros, son perseguidos por la intolerancia racial, se esfuerza por ingresar a la sociedad, quieren ser como los otros ciudadanos, los mexicanos han sufrido menos violentamente.

El “pachuco” ha perdido toda su herencia, lengua, religión, costumbres, creencias, solo su disfraz lo protege y, al mismo lo destaca y aísla: lo oculta y lo exhibe, “su traje no es uniforma, ni un ropaje habitual” pp.18, es una moda, hecha de novedad e imitación.

El “pachuco” no intenta hacer reír sino aterrorizar, con eso él defiende, también es victima, procura ocupar un puesto en ese mundo que hace poco lo ignoraba, delincuente, será uno de sus héroes malditos.

La irritación del norteamericano se debe a que ve en el “pachuco” a un ser peligroso, perturbador y fascinante.

El “pachuco” intenta ingresar a la sociedad, pero el mismo se entorpece el camino, el no se lanza al exterior a mezclarse, sino a retar, el no defiende nada, no afirma nada.

¿Pero que nos hace diferentes, y en que consisten esas diferencias? Octavio Paz nos dice una respuesta que solo es para aclararse solamente a el mismo, la gente norteamericana tiene mucha seguridad y confianza, tiene aparente alegría y conformidad con el mundo que los rodea, y ahí no terminan nuestras diferencias, “ellos son crédulos y nosotros creyendo, aman a los cuentos de hadas y las historias policíacas, nosotros los mitos y las leyendas” pp.26, los mexicanos mienten por fantasía o desesperación, ellos no mienten, pero sustituyen la verdad verdadera por otras menos desagradable. Los mexicanos son desconfiados, ellos abiertos, nosotros somos tristes y sarcásticos, ellos alegres y humorísticos.

Podemos concluir este ensayo en que: “En cada hombre late la posibilidad de ser o más exactamente, de volver a ser, otro hombre”pp.31.

MASCARAS MEXICANAS

Este ensayo habla de la variedad de mascaras que utilizamos en nuestra vida para protegernos de que nos hagan daño, y a la vez como es en el caso de la mujer la mascara que se tiene de ellas es la que a los demás les conviene ver.

“El lenguaje popular refleja hasta que punto nos defendemos del exterior; la idea de la “hombría” consiste en no rajarse”pp.33

En nosotros abrirse es muestra de una debilidad, de humillarse, de agacharse, pero el no hacerlo es “permitir que el mundo exterior penetre en su intimidad”pp.33.La “hombría” se mide en la invulnerabilidad ante las armas y los golpes del mundo exterior.”pp.34. El “macho” es un ser hermético, encerrado en sí mismo, capaz de guardarse y guardar lo que se le confía.

Los mexicanos consideran a la mujer, como un instrumento, de los deseos del hombre, de los fines de la ley, la sociedad o la moral. FINES para los que nunca se le ha pedido su consentimiento y en esa realización solo participa pasivamente. “Prostituta, diosa, gran señora, amante, la mujer transmite o conserva, pero no crea, los valores y energías que le confían la naturaleza o la sociedad”pp. 39.

Simular es inventar o, mejor, aparentar y así eludir nuestra condición. El que disimula no representa, sino que quiere hacerse invisible, pasar inadvertido, sin renunciar a su ser.

Un ejemplo de simular o querer pasar inadvertido, Octavio Paz recuerda una vez, que oyó un leve ruido en el cuarto vecino al suyo y pregunto en voz alta: ¿Quién anda ahí?, y la voz de una criada, contestó: “No es nadie, señor soy yo”.

“No solo nos disimulamos a nosotros mismos y nos hacemos transparentes y fantasmales; también disimulamos la existencia de nuestros semejantes”pp. 49.

La nada de pronto se individualiza, se hace un ser, se hace ninguno: “Don Nadie, padre español de Ninguno, posee don, vientre, honra, cuenta en el banco y habla con voz fuerte y segura”pp. 49.

Nadie no existe, simplemente disimulamos la existencia, obran y actúan como si no existieran. Lo nulifican, lo ningunean. Y si todos somos ninguno, no existe ninguno de nosotros. El circulo se cierra y la sombra de Ninguno se extiende sobre México.

TODOS SANTOS, DIA DE MUERTOS

El mexicano ama las fiestas y las reuniones publicas, todo es ocasión para reunirse, cualquier pretexto es bueno para interrumpir el tiempo, el trabajo y las labores y celebrar con festejos y ceremonias. Nuestro calendario esta poblado de fiestas, los mismos días en los lugares mas apartados como en las grandes ciudades, el país entero reza, grita, come, se emborracha y mata.

Pero no nos bastan las fiestas que ofrece todo el país, la iglesia y la replica, sino que la vida de cada ciudad y de cada pueblo esta regida por un santo, al que se le festeja. Y para acabar los barrios y los gremios tienen también sus fiestas anuales.

Los mexicanos deberíamos ahorrar tiempo y dinero, que gastamos en tantas fiestas, tratando de semejar a las grandes ciudades donde por ejemplo los países ricos tienen pocas fiestas, no tienen tiempo, ni humor. Y no son necesarias; la gente tienen otras cosas

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