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El Palacio de los Condes de Orizaba


Enviado por   •  10 de Marzo de 2014  •  Tesis  •  2.125 Palabras (9 Páginas)  •  516 Visitas

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El Palacio de los Condes de Orizaba o mejor conocido como el palacio de los azulejos comenzó a construirse en 1793 en la esquina del callejón de la Condesa y la calle de Plateros, la actual calle de Madero. El elemento más destacado de su exterior es su colorida fachada que fue recubierta con azulejos de talavera como manifiesto de la enorme riqueza que dichos condes alcanzaron en los últimos años del siglo XVIII y Es una de las más bellas obras civiles del barroco novohispano.

se puede apreciar un mural realizado por José Clemente Orozco en 1925.

Casa de los Azulejos

Durante el periodo colonial fue la residencia principal de los Condes del Valle de Orizaba y Fue habitado por la familia del Conde hasta recién consumada la Independencia de México, incluyendo hasta los primeros comienzos del Siglo XIX, cuando la propiedad es adquirida por varios personajes destacados hasta cambiar de uso residencial, que es cuando el inmueble llega a convertirse en la sede del conocido Jockey Club de México, y posteriormente y por un breve periodo en la Casa del Obrero Mundial. Actualmente es ocupada por una cadena conocida de restaurantes mexicanos..

Fachada Norte de La casa de los Azulejos fue realizada en el año de 1903 con la ampliación de la Calle Cinco de Mayo.

Se sabe que el edificio original ya existía desde el siglo XVI, y que en realidad se encuentra conformado por la unión de dos casonas de las cuales, la que se ubicaba hacia el Sur, en un principio pertenecía a un señor de nombre Damián Martínez. Dicha propiedade se ubicaba en la Calle de Plateros y la otra, del lado Norte, daba hacia el angosto Callejón de la Condesa. Don Damián viéndose en apuros económicos, se ven en la necesidad de vender ésta y plazuela anexa a otro señor de nombre Diego Suárez de Peredo en el año de 1596. Éste señor al enviudar, se retiró a la orden religiosa de los franciscanos quienes tenían ya para ese entonces el convento ubicado en la ciudad de Zacatecas, dejando así la propiedad en manos de su hija, quien se casó con el Segundo Conde del Valle de Orizaba de nombre Luis de Vivero.

Don Luis era hijo del Primer Conde del Valle de Orizaba, Don Rodrigo de Vivero y Aberrucia, personaje destacado en el virreinato por su talento e instrucción, llegando a ocupar cargos importantes en el gobierno de la Nueva España, entre los que destaca el de Gobernador de la Nueva Vizcaya y el de Gobernador y Capitán General de las Islas Filipinas. Don Luis fue el primero de los condes en habitar las casas, las cuales unió y mandó a reparar, aunque no le dio el aspecto que actualmente posee el inmueble.

El aspecto actual del palacio se le debe entonces a Doña Graciana Suárez de Peredo, quien ostentaba el título de la Quinta Condesa del Valle de Orizaba,4 quien vivió en la ciudad de Puebla desde su casamiento hasta la muerte de su esposo, en el año de 1708, cuando en ese año toma la decisión de regresar a la capital del Virreinato de la Nueva España y decide hacer uso del inmueble. Entonces, para el año de 1737, viendo la Condesa el estado de deterioro que tenía el palacio y otras propiedades que poseía en la ciudad, se ve en la necesidad de solicitar la reparación de todas éstas, especialmente en la que fija su residencia frente a la entonces Calle de Plateros, y para la cual desea embellecer no solo con el trabajo de la cantería, sino que ordena al arquitecto que la fachada del edificio sea totalmente recubierta con azulejos poblanos, cuya tarea fue encomendada al maestro Diego Durán. Éste no solamente lleva a cabo la labor solicitada, sino que realiza también los trabajos realizados en cantera labrada de los arcos, columnas, rodapies y cornisas de puertas y ventanas, así como de las balaustradas, resaltando aún más la belleza de los azulejos en el edificio.

La casa continuó en manos de los descendientes del Conde hasta el año de 1871, que fue habitada por la última descendiente del título del Condado del Valle de orizaba, también en ese año se decide ponerla en venta, siendo adquirida por un abogado de apellido Martínez de la Torre, el cual fue el dueño de la propiedad tan solo por seis años debido a su muerte, por lo cual el palacio es puesto en venta de nuevo pasando a manos de la familia Yturbe Idaroff,3 quienes fueron los últimos habitantes en darle un uso residencial al palacio.

Don Felipe de Yturbe y del Villar, deja la propiedad a su primogénito Don Francisco-Sergio de Yturbe e Idaroff, éste realiza los trabajos de rehadaptación del inmueble durante la apertura de la Calle Cinco de Mayo, por lo cual la parte Norte del edificio se reduce en unos veinte metros, y en el trabajo de sus respectivas fachadas se ordena cubrir con azulejos y labrado de cantera en las molduras de las ventanas, imitando el diseño original de la Calle Francisco I. Madero.

El palacio perteneció a la familia Yturbe hasta el año de 1878, pero todavía lo habitó hasta el año de 1881, cuando la ofrecieron en renta, pasando a formar la sede del Jockey Club de México, uno de los varios centros de reunión más exclusivos de la élite porfiriana, quien decidió ocupar tan imponente palacio en una de las avenidas más afrancesadas de la capital, que también comenzaba a transformarse

Durante la Revolución mexicana, en el año de 1915 se destina uno de los pisos del inmueble como la sede de la Casa del Obrero Mundial uso que se le dio por poco tiempo ya que Francisco Yturbe recuperó la propiedad a fin de no fuera dañada al darle dicho uso.

Para el año de 1917 el palacio es rentado a los hermanos Walter y Frank Sanborn para establecer en este lugar una de las caferterías más concurridas de la ciudad en ese entonces, la cual se instaló originalmente en la calle de Filomeno Mata con un concepto inovador en la ciudad, el de una fuente de sodas y una farmacia, con el nombre de Sanborns American Pharmacy.8 Se le realiza entonces al palacio una readecuación de casi 2 años para adaptarlo al concepto que intordujeron a México los hermanos Sanborn y le agregan aparte un restaurante, tienda de regalos y revistas, así como una tabaquería, haciendo que desde su inauguración en el año de 1919, se convirtiera en todo un éxito y, hasta finales del siglo XX fuera uno de los restaurantes y cafés más concurridos de la ciudad.

Entre las obras de arte que alberga el palacio en su interior, destacan el mural titulado "Omnisciencia"

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