El Rendimiento Academico Investigacion
Shalysita26 de Septiembre de 2013
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ONCEPTO, INVESTIGACIÓN Y DESARROLLO
Rubén Edel Navarro
INTRODUCCIÓN
En la vida académica, habilidad y esfuerzo no son sinónimos; el esfuerzo no garantiza un
éxito, y la habilidad empieza a cobrar mayor importancia. Esto se debe a cierta capacidad cognitiva
que le permite al alumno hacer una elaboración mental de las implicaciones causales que tiene el
manejo de las autopercepciones de habilidad y esfuerzo. Dichas autopercepciones, si bien son
complementarias, no presentan el mismo peso para el estudiante; de acuerdo con el modelo, percibirse
como hábil (capaz) es el elemento central.
En este sentido, en el contexto escolar los profesores valoran más el esfuerzo que la habilidad.
En otras palabras, mientras un estudiante espera ser reconocido por su capacidad (lo cual resulta
importante para su estima), en el salón de clases se reconoce su esfuerzo.
De acuerdo con lo anterior se derivan tres tipos de estudiantes según Covington (1984 ):
à “Los orientados al dominio. Sujetos que tienen éxito escolar, se consideran capaces,
presentan alta motivación de logro y muestran confianza en sí mismos.
à Los que aceptan el fracaso. Sujetos derrotistas que presentan una imagen propia
deteriorada y manifiestan un sentimiento de desesperanza aprendido, es decir que han
aprendido que el control sobre el ambiente es sumamente difícil o imposible, y por lo tanto
renuncian al esfuerzo.
à Los que evitan el fracaso. Aquellos estudiantes que carecen de un firme sentido de aptitud
y autoestima y ponen poco esfuerzo en su desempeño; para “proteger” su imagen ante un
posible fracaso, recurren a estrategias como la participación mínima en el salón de clases,
retraso e la realización de una tarea, trampas en los exámenes, etc. “
En éste orden de ideas, el juego de valores habilidad-esfuerzo se torna riesgoso para los
alumnos, ya que si tienen éxito, decir que se invirtió poco o nada de esfuerzo implica brillantez, esto
es, se es muy hábil. Cuando se invierte mucho esfuerzo no se ve el verdadero nivel de habilidad, de tal
forma que esto no amenaza la estima o valor como estudiante, y en tal caso, el sentimiento de orgullo
y la satisfacción son grandes.
Lo anterior significa que en una situación de éxito, las autopercepciones de habilidad y
esfuerzo no perjudican ni dañan la estima ni el valor que el profesor otorga. Sin embargo, cuando la
situación es de fracaso, las cosas cambian. Decir que se invirtió gran esfuerzo implica poseer poca
habilidad, lo que genera un sentimiento de humillación. Así el esfuerzo empieza a convertirse en un
arma de doble filo y en una amenaza para los estudiantes, ya que éstos deben esforzarse para evitar la
desaprobación del profesor, pero no demasiado, porque en caso de fracaso, sufren un sentimiento de
humillación e inhabilidad.
Dado que una situación de fracaso pone en duda su capacidad, es decir, su autovaloración,
algunos estudiantes evitan este riesgo, y para ello emplean ciertas estrategias como la excusa y R. Edel http://www.ice.deusto.es/rinace/reice/vol1n2/Edel.pdf
manipulación del esfuerzo, con el propósito de desviar la implicación de inhabilidad (Covington y
Omelich, 1979).
Como se menciona, algunas de las estrategias pueden ser: tener una participación mínima en el
salón de clases (no se fracasa pero tampoco se sobresale), demorar la realización de una tarea (el
sujeto que estudia una noche antes del examen: en caso de fracaso, este se atribuye a la falta de tiempo
y no de capacidad), no hacer ni el intento de realizar la tarea (el fracaso produce menos pena porque
esto no es sinónimo de incapacidad), el sobreesfuerzo, el copiar en los exámenes y la preferencia de
tareas muy difíciles (si se fracasa, no estuvo bajo el control del sujeto), o muy fáciles (de tal manera
que aseguren el éxito). En otras palabras, se fracasa con ` honor ´ por la ley del mínimo esfuerzo.
El empleo desmedido de estas estrategias trae como consecuencia un deterioro en el
aprendizaje, se está propenso a fracasar y se terminará haciéndolo tarde o temprano (Covington,
1984), lo que en forma análoga nos recuerda el `efecto pigmalión´ en el proceso educativo, es decir,
una profecía de fracaso escolar que es autocumplida.
Resulta evidente, que el abordaje del rendimiento académico no podría agotarse a través del
estudio de las percepciones de los alumnos sobre las variables habilidad y esfuerzo, así como tampoco
podría ser reducida a la simple comprensión entre actitud y aptitud del estudiante. La demanda de
análisis y evaluación de otros factores permiten infiltrarnos más en el rendimiento académico como
fenómeno de estudio, es por ello que en los siguientes apartados se abordarán variables, que van desde
su conceptualización, predicción y evaluación hasta la investigación desarrollada en diferentes niveles
educativos, refiriéndose también, aunque sólo en forma descriptiva, algunos programas
compensatorios implementados en Iberoamérica y que el autor presenta con la intención de brindar un
punto de partida para aquellos alumnos, docentes e investigadores que su interés sea incursionar en el
estudio del desarrollo académico.
1. ALGUNAS VARIABLES RELACIONADAS CON EL RENDIMIENTO Y FRACASO ESCOLAR.
Probablemente una de las dimensiones más importantes en el proceso de enseñanza
aprendizaje lo constituye el rendimiento académico del alumno. Cuando se trata de evaluar el
rendimiento académico y cómo mejorarlo, se analizan en mayor ó menor grado los factores que
pueden influir en él, generalmente se consideran, entre otros, factores socioeconómicos , la amplitud
de los programas de estudio, las metodologías de enseñanza utilizadas, la dificultad de emplear una
enseñanza personalizada, los conceptos previos que tienen los alumnos, así como el nivel de
pensamiento formal de los mismos (Benitez, Gimenez y Osicka, 2000), sin embargo, Jiménez (2000)
refiere que “se puede tener una buena capacidad intelectual y una buenas aptitudes y sin embargo no
estar obteniendo un rendimiento adecuado ”, ante la disyuntiva y con la perspectiva de que el
rendimiento académico es un fenómeno multifactorial es como iniciamos su abordaje.
La complejidad del rendimiento académico inicia desde su conceptualización, en ocasiones se
le denomina como aptitud escolar, desempeño académico ó rendimiento escolar, pero generalmente las
diferencias de concepto sólo se explican por cuestiones semánticas, ya que generalmente, en los
textos. la vida escolar y la experiencia docente, son utilizadas como sinónimos.
Si partimos de la definición de Jiménez (2000) la cual postula que el rendimiento escolar es un
“nivel de conocimientos demostrado en un área ó materia comparado con la norma de edad y nivel
académico ”, encontramos que el rendimiento del alumno debería ser entendido a partir de sus
procesos de evaluación, sin embargo. la simple medición y/o evaluación de los rendimientos
2 R. Edel http://www.ice.deusto.es/rinace/reice/vol1n2/Edel.pdf
alcanzados por los alumnos no provee por sí misma todas las pautas necesarias para la acción
destinada al mejoramiento de la calidad educativa.
En el mejor de los casos, si pretendemos conceptualizar el rendimiento académico a partir de
su evaluación, es necesario considerar no solamente el desempeño individual del estudiante sino la
manera como es influido por el grupo de pares, el aula ó el propio contexto educativo. En este sentido
Cominetti y Ruiz (1997) en su estudio denominado ` Algunos factores del rendimiento: las
expectativas y el género ´ refieren que se necesita conocer qué variables inciden ó explican el nivel de
distribución de los aprendizajes, los resultados de su investigación plantean que:
“las expectativas de familia, docentes y los mismos alumnos con relación a los logros en el
aprendizaje reviste especial interés porque pone al descubierto el efecto de un conjunto de
prejuicios, actitudes y conductas que pueden resultar beneficiosos ó desventajosos en la tarea
escolar y sus resultados”, asimismo que: “el rendimiento de los alumnos es mejor, cuando los
maestros manifiestan que el nivel de desempeño y de comportamientos escolares del grupo es
adecuado ”.
Probablemente una de las variables más empleadas ó consideradas por los docentes e
investigadores para aproximarse al rendimiento académico son: las calificaciones escolares ; razón de
ello que existan estudios que pretendan calcular algunos índices de fiabilidad y validez de éste criterio
considerado como `predictivo´ del rendimiento académico (no alcanzamos una puesta en común de su
definición y sin embargo pretendemos predecirlo), aunque en la realidad del aula, el investigador
incipiente podría anticipar sin complicaciones, teóricas ó metodológicas, los alcances de predecir la
dimensión cualitativa del rendimiento académico a partir de datos cuantitativos.
Sin embargo, en su estudio `análisis de las calificaciones escolares
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