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El emprendedor y el emprendimiento internacional en países en desarrollo


Enviado por   •  15 de Junio de 2018  •  Documentos de Investigación  •  28.371 Palabras (114 Páginas)  •  178 Visitas

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Capítulo 1: El emprendedor y el emprendimiento internacional en países en desarrollo

  1. Introducción

Antes de la década de 1990, se creía que los emprendimientos estaban restringidos principalmente a entornos domésticos. Más recientemente, se ha hecho evidente que los emprendimientos pueden ser internacionalmente activos y exitosos (Presutti et al., 2007; Rialp et al., 2005). Los cambios en la tecnología, en las regulaciones y una creciente convergencia de la industria, ha permitido que se presenten nuevas oportunidades de negocio en mercados internacionales (Zander et al., 2015; Knight y Liesch, 2016). En este sentido, la expansión internacional ofrece a las empresas la oportunidad de un crecimiento significativo (Sousa y Lages, 2011), lo cual, a la vez de ganar más mercado, permite crear valor para la emprsa (Hsua, Chenb y Chengc, 2013). Dada la importancia del tema del emprendimiento y la internacionalización, en los últimos años ha surgido el concepto del Emprendimiento Internacional (International Entrepreneurship - IE), que es definido como una conducta que combina la innovación, la proactividad y la asunción de riesgos, cruzando las fronteras nacionales y creando valor en las organizaciones (Oviatt y McDougall, 2005). En este enfoque, tanto la internacionalización como el emprendimiento son vistos dentro del fenómeno de la globalización de las economías, así como del carácter evolutivo de las formas y procedimientos del mercadeo internacional competitivo. En el enfoque del IE se resalta cómo la internacionalización se convierte en una pasión de nuevos emprendedores, que poseen gran inclinación hacia el aprendizaje, incorporando nuevos aspectos como innovadoras ideas, conceptos, conocimientos y herramientas (Collinson y Houlden, 2005). Entonces el emprendimiento internacional es un campo de investigación en el que confluyen temas del emprendimiento y los negocios internacionales (McDougall-Covin et al., 2014).

Se señala también que los estudios que se efectúan bajo este enfoque, de emprendimiento internacional, abordan tres principales temas de investigación: el emprendedor, el entorno externo empresarial y el proceso emprendedor (Coviello et al., 2011). En referencia al emprendedor, sus características, a nivel individual, han demostrado ser influyentes en gran medida en las intenciones emprendedoras (Rocha et al., 2015). Estas características incluyen las actitudes del emprendedor hacia el emprendimiento, percepciones emprendedoras, capital humano y capital social. En particular, las decisiones de los tomadores de decisiones individuales en las pequeñas y medianas empresas (PYMEs), que influidas por las características e interpretaciones personales, son altamente propensas a afectar en las decisiones estratégicas, incluidas a las relacionadas con la internacionalización (Hsu, Chen, y Cheng, 2013; Nielsen y Nielsen, 2011). Por otro lado, la investigación empírica llevada a cabo por Dominguez y Mayrhofer (2017), sobre cómo las PYMEs afrontan los retos de la globalización, sugiere que el aumento de la competencia global no impone un único modelo de internacionalización. Es probable que las características económicas, institucionales y culturales del país de origen influyan en la forma en que las empresas internacionalizan sus actividades (Domínguez y Mayrhofer, 2017). En este sentido, diversos estudios dejan concluir que el proceso de internacionalización puede ser rápido y superar algunas etapas tradicionales (Gabrielsson et al., 2008; Cavusgil y Knight, 2015). Pero, aunque las PYMEs se están involucrando cada vez más en los modos de ingreso de mayor compromiso (Dimitratos et al, 2010; Prashantham, 2011), estas empresas generalmente emplean una estrategia común de internacionalización, mediante un proceso gradual que se inicia con las exportaciones, por implicar menos recursos, menos riesgo y menos costos (Leonidou, Katsikea y Coudounaris, 2010; Jones, 2001). La exportación sigue siendo el mecanismo más común elegido por las PYMEs para entrar en los mercados internacionales (Morgan, Katskieas y Vrohies, 2012). En referencia a los recursos que utilizan las PYMEs deciden incursionar en un emprendimiento internacional, la teoría de recursos y capacidades permite explicar cómo la posesión y la adecuada implementación de estrategias y empleo de estos recursos y capacidades pueden permitirles lograr obtener ventajas en los mercados internacionales (Knight, 2001). Pero, aunque las teorías existentes enfatizan la importancia de los recursos de la empresa para la internacionalización, poco se sabe sobre cómo la disponibilidad de recursos regula la expansión internacional de una empresa (George, 2005; Lu y Beamish, 2006). Por otro lado, se debe resaltar que la mayor parte de los estudios en estos campos se han centrado en países desarrollados (Bruton, et al., 2008; Dess et al., 2011) como los Estados Unidos y de Europa, postergándose a países con economías menos avanzadas (Bruton et al., 2013; Autio y Fu, 2015). Por lo tanto, la comprensión de este fenómeno es limitado para países no desarrollados o en vías de desarrollo como América Latina, África subsahariana, Europa Oriental, Oriente Medio y Asia meridional (Wales et al., 2011). En general, la investigación sobre el rol del emprendimiento en el proceso de desarrollo es aún incompleta y merece más atención (Naude, 2010), en particular para las economías en transición y en desarrollo (Acs, Desai, Hessels, 2008). Además, en caso de América Latina, en general, se presenta el caso de países con un gran porcentaje de emprendedores (más del 80%) pero solo con un limitado nivel de orientación internacional, como son los casos particulares de Colombia, Chile, Ecuador y Perú (Kelly, Singer y Herrington, 2016). En consecuencia, en este tipo de países la mayoría de los empresarios no muestran una orientación de expandir sus ventas al mercado internacional (Felzensztein et al., 2015). Finalmente, en el contexto Latinoamericano, pocos estudios se refieren a la orientación emprendedora internacional, donde la escasa literatura existente suele contener solo trabajos descriptivos y sin mucha base teórica y rigurosidad científica, de ahí que para el análisis del fenómeno del emprendimiento internacional sea pertinente complementarlos con estudios empíricos predictivos y con sustento teórico y metodológico adecuados. En base a esto, en el presente capítulo haremos una revisión de literatura que sirva como sustento teórico general de este trabajo, la cual será complementada con literatura específica en los tres capítulos siguientes y que servirán para proponer un marco teórico para cada investigación y la posterior contrastación empírica de las hipótesis que se planteen.

2. La orientación emprendedora

Por el constante cambio en el entorno de los negocios, las empresas tienden a buscar nuevas oportunidades en el mercado en el que puedan desarrollarse y mantener su ventaja competitiva, superando a sus competidores. En algunos entornos la Orientación Emprendedora (OE) de una empresa le permite lograr un mayor rendimiento y, por lo tanto, tiende a ser más emprendedora con el fin de mejorar su posición en el mercado (Rauch et al., 2009). Una vasta literatura sobre la OE da evidencia de que las empresas comprometidas con procesos de emprendimiento tienen un mejor rendimiento en comparación con las empresas más conservadoras (Anderson, et al., 2015), por lo que el concepto de OE ha suscitado el interés de muchos investigadores (p.e. Clausen y Korneliussen 2012; Covin y Wales 2012; Miller, 2011; Saeed et al., 2014). Pero, aunque en las últimas décadas se han realizado muchos estudios empíricos sobre la OE, aún existen vacíos en la investigación que requieren ser atendidos (Miller, 2011). Es necesario distinguir que el emprendimiento no es sinónimo de orientación emprendedora, tal como Lumpkin y Dess (1996) indican, la orientación emprendedora es el proceso de toma de decisiones y acciones que fomentan el emprendimiento. La orientación emprendedora también es considerada como una postura estratégica, una filosofía organizativa que facilita la toma de decisiones (Covin y Slevin, 1989; Voss, Sirdeshmukh y Voss, 2008). También el concepto de OE explica el modo de pensar de las empresas que participan en la búsqueda de nuevos emprendimientos (Lumpkin y Dess, 2001; Avlonitis y Salavou, 2007). Pero también se debe reconocerse que la orientación emprendedora puede influir de diferentes maneras en los resultados empresariales (Rauch et al., 2009), ya que existen estudios que concuerdan sobre una relación positiva entre la OE y el desempeño empresarial (Rauch et al., 2009), pero también existen estudios que no pudieron comprobar dicha relación (Smart y Conant, 1994; George, Wood y Khan, 2001). En general, los estudios han demostrado que el desarrollo de la OE es beneficioso para el desempeño empresarial (Lumpkin y Dess 2001; Wiklund y Shepherd 2005; Rauch et al., 2009). Por ejemplo, las empresas con orientación emprendedora, innovadoras, que asumen riesgos y que son proactivas, son las que generalmente tienen mejor desempeño que aquellas que no tienen orientación emprendedora (Anderson y Eshima, 2013; Miller, 1983). Una posible explicación del efecto positivo de la OE sobre el rendimiento de la empresa puede ser atribuido al incremento de los niveles de adquisición de conocimiento fomentados por la OE (Brettel y Rottenberge, 2013; Kreiser, 2011); aunque, también, debe reconocerse que la influencia de la OE en el desempeño puede variar en función de las normas culturales (Rauch et al., 2009), debido a que las dimensiones de OE pueden variar entre países y culturas (Rauch, Wiklund, Lumpkin y Frese, 2009). Por otro lado, la mayoría de los estudios relacionados con la OE consideran para su medición la proactividad, la asunción de riesgos y la innovación (Brettel y Rottenberger, 2013; George y Marino, 2011; Hughes y Morgan, 2007; Lumpkin y Dess 1996; Miller y Friesen, 1983; Wiklund y Shepherd, 2005), las cuales son, también, los factores sugeridos por Covin y Slevin (1989). Según Miller (1983), sólo las empresas que poseen un alto nivel en estas tres dimensiones de la orientación emprendedora serían consideradas potencialmente emprendedoras. Por su lado, Lumpkin y Dess (1996) amplían a cinco el número de dimensiones de la orientación emprendedora: la capacidad de innovación, la asunción de riesgos, la proactividad, la agresividad competitiva y la autonomía. En referencia al emprendimiento y la internacionalización, De Clercq, Sapienza, Crijns (2005) determinaron que la OE se asocia positivamente con la intención de internacionalización, del mismo modo, Liu Li y Xue (2011) dedujeron que la OE está positivamente relacionada con el nivel de internacionalización. Como se desprende de la literatura, la OE ha sido reconocida como un importante constructo que explica el desempeño de la empresa (Green, Covin y Slevin, 2008; Li, et al., 2009), habiendo sido analizada en diversos estudios teóricos y empíricos, dentro de la literatura del emprendimiento por más de tres décadas (Covin y Wales, 2012). Pero, aunque la OE ha recibido especial atención en la última década, tal como se indica en los estudios de autores seminales (Covin y Lumpkin, 2011; Wales et al., 2011), diversos estudios indican que el constructo teórico de la OE se encuentra aún en proceso de formación, en referencia a significados, sus dimensiones, determinantes, variables para su medición y otros (Covin y Lumpkin, 2011; George y Marino, 2011; Corbett, et al., 2013). 3. El emprendimiento internacional La expansión internacional y la operación en el mercado global ofrecen a las empresas la oportunidad de un crecimiento significativo (Sousa y Lages, 2011), donde, además del crecimiento, permite la creación de valor (Hsua, Chenb y Chengc, 2013). Una nueva entrada al mercado se define comúnmente como una forma de emprendimiento (Lumpkin y Dess, 1996b). Fletcher (2004) y otros autores sugieren que sólo los nuevos emprendimientos que tienen una intensa presencia internacional desde el inicio pueden considerarse verdaderamente emprendedoras, mientras que otros autores consideran a la internacionalización propiamente como un acto emprendedor (Lu y Beamish, 2001). En los últimos años, el Emprendimiento Internacional (EI) (International Entrepreneurship - EI) ha surgido como una disciplina que aborda los nuevos emprendimientos en mercados internacionales, en especial de aquellos que son internacionales desde su inicio o cerca de él. Es así que la investigación en EI y los Nuevos Emprendimientos Internacionales (NEIs) (International New Ventures - INVs) a sido el resultado de la combinación de temas como el emprendimiento y los Negocios Internacional (NI) (International Business - IB) (Keupp y Gassmann, 2009; McDougall y Oviatt, 2000). Más específicamente, el EI es un campo de investigación en el que confluyen temas del emprendimiento y los negocios internacionales (McDougall-Covin et al., 2014); además, se ha determinado que los factores que influyen en el comportamiento exportador de una empresa pueden ser agrupados en dos niveles principales: i) factores externos o exógenos, relacionados con el contexto económico, institucional, nacional e internacional; y ii) factores internos o endógenos, asociados a las características intrínsecas de las empresas (Aaby y Slater, 1989; Cavusgil y Zou, 1994) Es así que el EI se ha convertido en un campo de investigación importante, como una intersección entre los campos de emprendimiento y el negocio internacional; sin embargo, también se ha visto influido por otras disciplinas no empresariales como la sociología, la geografía económica, la ciencia política, el desarrollo económico y la psicología (McDougall-Covin et al., 2014). En este enfoque de EI la internacionalización es definida como una acción emprendedora (Ibeh, 2003; Lu y Beamish, 2001; Lumpkin y Dess, 1996), con un alto nivel de riesgo e innovación dentro de un proceso de creación, integración y adaptación de nuevas ideas de negocio en estructuras y redes en un entorno global (Mathews y Zander, 2007). Al considerarse a la internacionalización como un acto emprendedor, eso implica la asunción de riesgos, incluso en mayores niveles que cuando se opera en mercados domésticos (Lu y Beamish, 2001; Leiblein y Reuer, 2004). También, en el contexto de la internacionalización de las empresas, ha surgido el concepto de la Orientación Emprendedora Internacional (OEI), siendo un campo específico de OE que se centra en los procesos y actividades de internacionalización (Knight y Cavusgil, 2004) y ha sido asociada con la búsqueda de nuevas y diferentes oportunidades en mercados extranjeros (p.e. Autio, Sapienza y Almeyda, 2000; Knight y Cavusgil, 2004). Por otro lado, el ingreso a mercados del exterior es importante, pero es una difícil y riesgosa decisión para todas las empresas (Eriksson y Chetty, 2003). Los modos de internacionalización van desde métodos no participativos (exportaciones indirectas, licencia o franquicia) hasta métodos participativos (empresas mixtas -joint ventures-, filiales en propiedad absoluta, inversión extranjera directa) (Pan y Tse, 2000). Cada modo de entrada también requiere los compromisos de diferentes recursos (Vernon, 1983) y ofrece diferencias en el riesgo y en el retorno, con sus ventajas y desventajas (Anderson y Gatignon, 1986). Sin embargo, las empresas están siendo proactivos en sus esfuerzos de internacionalizarse más rápidamente y a una edad más temprana (Sapienza et al., 2006). Diversos estudios dejan concluir que el proceso de internacionalización puede ser rápido y superar algunas etapas tradicionales (Gabrielsson et al., 2008; Cavusgil y Knight, 2015). Entonces, algunas empresas pueden participar en los mercados internacionales desde el momento de su establecimiento. Esto cuestiona las tradicionales dimensiones del proceso de internacionalización y que, según Presutti et al. (2007) y Rialp et al. (2005), es cuestionable utilizar dicha interpretación original del proceso de internacionalización, en el que la actividad internacional se inicia en forma posterior y progresivamente luego de que la empresa se haya consolidado en el mercado doméstico. Como resultado del estudio de 179 artículos acerca de las teorías de la internacionalización de la empresa, Gassmann y Keupp (2009) encontraron que la mayoría las empresas se enfocan en modelos incrementales de internacionalización, inversión extranjera, la teoría de redes y la visión basada en recursos. Con mayor frecuencia las empresas deciden incursionar en mercados internacionales mediante la exportación (Golovko y Valentini, 2011), especialmente para las pequeñas empresas (Mittelstaedt, Harben y Ward, 2003).

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