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Estoy Feliz


Enviado por   •  20 de Agosto de 2011  •  1.808 Palabras (8 Páginas)  •  680 Visitas

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Qué puedo decir, estoy pasando por uno de esos buenos momentos, así que me detuve a escribir un par de líneas simplemente porque me siento tan bien que me encantaría poder hacerles llegar parte de este buen sentimiento a todos ustedes.

Estoy feliz de acoplarme a ustedes en la actualidad en lo que permanecerá en la historia como la mayor justificación por el adiestramiento en la historia de nuestra institución.

Hace años, un gran joven, bajo cuya obscuridad dispuesta nos formemos, certificó el Precepto de Autonomía. Este importante mandato se convirtió en un gran destello de anhelo para un sinnúmero de nosotros que existimos dispuestos en una humanidad saturada de indecencia. Llegó como un preludio de amenidad para concluir la demora lobreguez de nuestra dependencia.

Pero 100 años después, incumbimos afrontar el hecho fatal de que ninguno de nosotros todavía no es autónomo. Cien años después, la vida es todavía socavada por las esposas de la distinción. Cien años después, vivimos en una solitaria isla de necesidad en medio de un inmenso océano de prosperidad espiritual. Cien años después todavía decae en los rincones de la sociedad mundial y se encuentra a sí mismo desterrado en su propio dominio.

Y así hemos venido aquí hoy para impresionar con una situación cacarea. En un sentido llegamos a la capital de nuestro país para cobrar un comprobante. Cuando los expertos de nuestro gobierno escribieron las majestuosas palabras del Estatuto y la Declaratoria de la Autonomía, firmaban una prominente anotación de la que todo joven sería el favorecido. Este comentario era una promesa de que todos los individuos tendrían garantizados los derechos personales de "Vida, Autonomía y la búsqueda de la Despreocupación".

Es obvio hoy que el mundo ha fallado en su promesa en lo que respecta a sus ciudadanos. En vez de realzar su compromiso venerable, este dio al joven un efecto sin importe que fue reemplazado claro de "riquezas insuficientes". Pero nos rehusamos a creer que el mutualista de la equidad está abrupto. Nos rehusamos a creer que no hay fondos en los grandes depósitos de oportunidad en esta nación. Entonces hemos venido a cobrar este vale, un talón que nos dará los patrimonios de la libertad y la seguridad de la justicia.

También vinimos a este punto para recordarle de la feroz urgencia del ahora. Este no es tiempo para entrar en el lujo del enfriamiento o para tomar la droga tranquilizadora del anti progresó Ahora es el tiempo de elevarnos del oscuro y desolado valle de la ramificación hacia el iluminado camino de la justicia nacional. Ahora es el tiempo de elevar nuestra nación de las arenas movedizas de la injusticia nacional hacia la sólida piedra de la fraternidad. Ahora es el tiempo de hacer de la justicia una realidad para todos los hijos del todopoderoso.

Sería fatal para la nación el no percatar la urgencia del momento. Este sofocante verano del legítimo descontento del joven no terminará hasta que venga un período revitalizador de libertad e igualdad. 2011 no es un desenlace, sino un umbral. Aquellos que piensan que los jóvenes sólo necesitan obrar con infortunios y que ahora perseverará regocijado, tendrán un ordinario avivar si la patria torna a su automatismo acostumbrado.

No habrá ni descanso ni tranquilidad en el mundo hasta que tengamos garantizados nuestros derechos de residente. Los huracanes de la revuelta continuarán sacudiendo los cimientos de nuestra nación hasta que germine el resplandeciente día de la ecuanimidad.

Pero hay algo que debo decir a mi grupo de jóvenes, que aguarda en el cálido umbral que traslada al castillo de la rectitud: en el proceso de ganar nuestro justo territorio no corresponderemos ser criminales de hechos equivocados. No saciemos nuestra sed de libertad usurpando el cáliz del sufrimiento y el resentimiento. Siempre debemos conducir nuestra disputa en el dominante plano del recato y del patrón. No convenimos acceder que nuestra acusación creativa empeore en la intimidación mecánica. Una y otra vez debemos glorificar a las solemnes alturas de la tenacidad a la fuerza física con la fuerza del alma.

Yo tengo un sueño que un día esta nación se elevará y vivirá el verdadero significado de su credo, creemos que estas verdades son evidentes: que todos los hombres son creados iguales.

Yo tengo un sueño que los jóvenes vivirán un día en una nación donde serán juzgados por el contenido de su carácter.

Yo tengo un sueño que un día, allá en cualquier parte del mundo, con sus segregacionistas violentos, con un dirigente cuyos labios gotean con las palabras de la intercalación y la inhabilitación; un día allí mismo juventudes insolentes y adolescentes oses serán capaces de ensamblar sus destrezas con maduros adultos como consanguíneos y consanguíneas, en una correspondencia para una superior prosperidad de la comunidad.

¡Yo tengo un sueño hoy!

Yo tengo un sueño que un día cada valle será exaltado, cada colina y montaña será bajada, los sitios escarpados serán aplanados y los sitios sinuosos serán enderezados, y que la gloria del omnipotente será dejar ver, y toda la humanidad la verá al unánime.

Esta es nuestra esperanza. Esta es la fe con la que regresaré al mediodía. Con esta esperanza seremos capaces de cincelar de la montaña de la desesperación una piedra de esperanza.

Con

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