Evolución De Las Desigualdades
LivierManzo17 de Mayo de 2013
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EVOLUCIÓN DE LAS DESIGUALDADES REGIONALES, 1960-2020
EL ESTUDIO DE LAS DESIGUALDADES REGIONALES
En México siempre han existido notables desigualdades regionales en términos de ingreso. En 2004, por ejemplo, la región Noreste (Nuevo león y Tamaulipas) poseía un ingreso per cápita (ipc) de 22 670 pesos (47% por encima del promedio nacional), mientras que la región Sur, (Chiapas, Guerrero y Oaxaca) poseía 7 079 pesos (54% por debajo del promedio nacional).
Ingreso per cápita es el conjunto de remuneraciones promedio obtenidas por los habitantes de un país en un periodo determinado, que generalmente es un año.
La imposibilidad de tender hacia cierta igualdad regional en el largo plazo llama la atención porque, la intensión política de resolver el problema de la desigualdad regional se tiene prevista en documentos oficiales desde hace más de 70 años. desde el primero de 1934 (El primer plan sexenal fue el llamado Primer Plan de Gobierno, que de hecho se inició por el presidente Abelardo Rodríguez en 1933, con fundamento en la entonces modernizadora Ley sobre Planeación General de la República de 1930.) y los siguientes planes sexenales, reconocen las desigualdades regionales en el país y expresan la relevancia de promover el desarrollo y modernización de las regiones de México.3 En términos teóricos, el estudio de las desigualdades regionales en México tiene fundamentos en conceptualizaciones elaboradas en países desarrollados con bajos niveles de desigualdad regionales respecto a los menos avanzados durante la primera mitad del siglo xx los estudios muestran que México siguió un proceso acorde con la teoría de Myrdal (1957), La lógica del proceso circular de esta teoría de crecimiento desigual se basa en la idea de que el comercio interregional estimula el crecimiento por una multiplicación de la renta y una especialización económica regional que atrae circularmente más trabajo y capital (incluida la inversión en infraestructura) a la misma región exportadora que fue la primera en crecer. Esto ocasiona precisamente un desequilibrio o polarización económica regional. Sin embargo, para el caso de México se han identificado procesos discordantes de convergencia/divergencia económica regional según las décadas analizadas.6 En específico, los regionalistas mexicanos indican que desde 1970 se ha presentado un proceso inarmónico de convergencias y divergencias económicas regionales, Algo que los estudios hacen implícito es que as desigualdades regionales pueden reducirse. Las dos condiciones necesarias más mencionadas entre los regionalistas mexicanos para reducir estas desigualdades son la nivelación interregional en el capital humano (Barceinas y Raymond, 2005; Esquivel et al., 2003) y la inversión en infraestructura productiva (Fuentes y Mendoza, 2003; Asuad, 2000).7 Las dos condiciones anteriores se ligan a los niveles regionalmente diferenciados de educación formal entre la población y de provisión de educación posprimaria en los estados (Aguayo, 2006; Barriga, 2006). Esto tiene como base teórica la idea de dotar de factores de producción a las regiones menos favorecidas para uniformar espacialmente las ventajas competitivas y contrarrestar la tendencia de la movilidad del trabajo y el capital hacia las zonas de mayores rendimientos. Y, efectivamente, es claro que los niveles tan diferenciados de capital humano en el país son notables para cualquiera y caracterizan de manera sustancial las disparidades económicas regionales. Otra peculiaridad de las desigualdades económicas que los regionalistas mexicanos han analizado es la distancia a la frontera con Estados Unidos (Díaz-Bautista, 2003). Y es que, en relación con lo anterior, los dos efectos más importantes de la apertura económica reciente han sido el crecimiento acelerado de la inversión extranjera —sobre todo desde 1995— y el aumento de las exportaciones hacia ese país, particularmente las manufactureras (Mendoza, 2006). Este proceso doble de inversión extranjera y crecimiento de la economía de exportación no ha sido espacialmente uniforme; se ha concentrado en la frontera, en las ciudades más grandes, en áreas turísticas y en regiones con especialización y ventajas competitivas en manufacturas y servicios financieros. Este fenómeno reciente ha tenido precisamente el efecto de aumentar las desigualdades económicas entre los estados mexicanos, A su vez, el aumento del empleo manufacturero en el norte del país y la disminución del mismo tipo de empleo en el Distrito Federal y la Zona Metropolitana de la Ciudad de México son indicadores de una tendencia a la reorganización espacial de la industria (Aguayo, 2006; Mendoza, 2006). Dicha reestructuración territorial posee una lógica de reducción en los costos de transporte (Aguayo, 2006) y de localización óptima en la frontera norte, la cual es la zona del país inmediata al mercado estadounidense. Es decir, la apertura económica y los cambios en los flujos comerciales entre México y Estados Unidos no sólo han redimensionado la importancia económica del norte del país (Mendoza y Calderón, 2006), sino que están reconfigurando el mapa económico completo de México. La evolución de las desigualdades regionales, por otra parte, ha sido analizada históricamente utilizando periodizaciones diversas. La evolución de las desigualdades regionales en términos de un proceso de convergencia o divergencia económica es difícil de entender o reconocer y los regionalistas mexicanos no se ponen de acuerdo. En términos generales, Esquivel (1999) y muchos otros registran un proceso de convergencia regional (o de disminución de las desigualdades económicas estatales) durante el periodo previo a la liberalización económica y, concretamente, entre 1940 y 1995. Pero, posterior a la liberalización, la literatura empírica mexicana se encuentra dividida entre aquellos que concluyen que las desigualdades entre estados han aumentado y los que concluyen que han disminuido. Las diferencias en los hallazgos se deben sobre todo a dos razones de tipo metodológico: la unidad geográfica utilizada como base en el análisis (estados o municipios); los niveles de medición y herramientas estadísticas aplicadas (datos absolutos, porcentajes, rangos, coeficientes de variación, correlaciones de variables continuas, correlaciones de variables ordinales o discretas, técnicas estadísticas a-espaciales o estadística espacial). Por ejemplo, en el ámbito estatal son varios los regionalistas que encuentran un proceso de divergencia en el ingreso (Aguayo, 2006; Barriga, 2006; Vilalta, 2003); en el ámbito municipal, Unger (2005) señala una convergencia en el tiempo en el ingreso entre municipios con altas y bajas tasas de migración, tanto en el norte como en el sur del país. Aunque esta convergencia regional es debatible, el estudio de Unger es interesante porque incorpora dos variables poco estudiadas en el tema de las desigualdades regionales en México y que presumiblemente cobrarán importancia en el futuro: la emigración y las remesas. Este autor encuentra que las tasas de crecimiento del ipc en los municipios con altas tasas de emigración han sido más rápidas para la mayoría de los municipios. La razón parece ser, precisamente, las remesas. Es decir, los trabajadores migrantes elevan el ingreso de sus regiones de origen (Mendoza y Calderón, 2006). Efectivamente, este hallazgo se relaciona con otros estudios realizados hace más de una década en los que se afirma que las regiones con altos porcentajes de emigrantes dependen mucho de las remesas provenientes de los trabajadores mexicanos en Estados Unidos (Durand, Parrado y Massey, 1996).
EVOLUCIÓN DEL INGRESO REGIONAL Y LA POBLACIÓN, 1960-2004
Los estudios especializados revisados previamente coinciden en que México es un país desigual. Las entidades con los mayores niveles de ingreso per cápita (ipc) son Campeche, Distrito Federal, Nuevo León, Quintana Roo y Coahuila, Los estados con los menores niveles de ipc son Tlaxcala, Michoacán, Guerrero, Chiapas y Oaxaca, que presentan un perfil menos urbano; En esta parte se presenta un análisis de la evolución del ingreso regional en relación con la reorganización espacial de la actividad económica y de la población entre 1960 y 2004. Este análisis se divide en tres periodos o secciones de la historia económica mexicana: el milagro económico (1960-1980), la década perdida (1980-1990) y la recuperación parcial (1990-2004).
EL MILAGRO ECONOMICO 1960-1980
Entre 1960 y 1980, el ipc nacional a precios constantes de 1993 pasó de 7 307 a 13 661 pesos (un incremento del 87%). Los cambios o crecimientos del ipc más notables se presentaron en las regiones Sur (194%), Centro-Oeste (192%) y Peninsular (169%). Las razones de estos incrementos en el ingreso nacional fueron incrementos de la economía estabilidad de precios durante los sesenta, expansión rápida en la industria de la transformación y de los servicios y una urbanización acelerada. ocurrió de manera paralela a las políticas expansivas de infraestructura y servicios públicos en sectores indispensables para el desarrollo económico y la mejora en productividad, Asimismo, el sector privado fue protegido por el gobierno crecieran más rápido que los estados más prósperos del norte, esta nivelación regional vino de la mano de una fuerte migración rural-urbana. Por ejemplo, entre 1960 y 1980 la población censal del país pasó de 34 991 869 a 66 899 045 habitantes (un aumento de 91%). las entidades que más crecieron
Poblacionalmente fueron el Distrito Federal, que llegó a 5.7 millones de habitantes, y el Estado de México que alcanzó 3.9 millones. pero en los setenta se presenta una desaceleración económica importante.
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