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Historia De La Infidelidad Masculina

wesley96523 de Mayo de 2014

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INTRODUCCION.

Este tema resulta muy interesante, porque, a consideración mía, cada que se toca o comienza a hablar de este, todas las personas sin importar cual sea su nacionalidad, raza, genero, condición social o nivel de conocimiento, basta con que sepa hablar tiene algo que decir, aportar y opinar.

Desatando de esta manera grandes y muy interesantes controversias, ya que por ser un tema el cual toca fibras sensibles en cada una de las personas que comienzan una discusión, a menudo muy acalorada.

Algunas personas hablaran con orgullo sobre sus experiencias, otras repudiaran y rechazarán esta acción, algunas defenderán y expondrán sus posturas con este tema, otras argumentaran de los beneficios de ser infiel y a su vez la parte contraria a esta idea discutirá sus puntos tratando de que el otro entienda los problemas que conlleva el tomar esta decisión, para algunos, difícil, para otros fácil, pero siempre se tratara de una obsesiva, enajenante y tentadora decisión.

Hoy, las infidelidades son algo común y corriente, algo con lo que se convive día a día, lamentablemente. Se puede decir, que la infidelidad es un fenómeno actual, y que ha existido desde los inicios de la humanidad misma, en nuestros días se da con mucha más frecuencia.

Veamos pues, que es el adulterio propiamente dicho:

Adulterio, se refiere a la relación sexual en una pareja donde uno o ambos son casados con otra persona.

Si hablamos de infidelidad como tal, nos referimos a un grado menor, (novios, concubinos, y parejas sin una seriedad o compromiso mutuo) Hoy por hoy, esto es muy común, pero ¿porque? Y ¿Por qué motivo es tan mal visto en la sociedad? (Aún más tratándose de la parte femenina), ¿Qué consecuencias puede tener? Y ¿Cómo puede esto repercutir en la sociedad?

Primero lo primero…

Infidelidad Masculina vs Infidelidad Femenina.

¿Existen diferencias entre una infidelidad masculina y una infidelidad femenina?, ¿Se perciben y se aceptan de la misma forma en la sociedad?, ¿Ambas se juzgan de igual manera?, ¿Se justifican y se perdonan con los mismos argumentos?, ¿Cuando una mujer traiciona la confianza de su pareja siendo infiel se equipara de la misma forma a la infidelidad de un hombre?

La infidelidad, según el diccionario (significa falta de fidelidad. Sus sinónimos son: traición, alevosía, deslealtad, falsedad, engaño.

En otras palabras, la infidelidad se reconoce como una falta de lealtad a un compromiso adquirido con anterioridad.

Una infidelidad es una traición a la confianza y al respeto que deben existir en cualquier relación, ya sea el hombre o la mujer quien cometa la falta. Sin embargo, la realidad indica que sí hay diferencias en la percepción que socialmente se maneja, según sea el caso (o mejor dicho, según el género que cometa la traición). No debería ser así, pues si hablamos de derechos y de equidad, deberíamos asumir que tanto hombres como mujeres tendríamos que afrontar de la misma forma cualquier situación. Si algo está mal o bien para un género, lo es también para el otro. A nivel cultural, social, familiar y jurídico deberían aplicarse los mismos conceptos para todos.

Seguramente muchas mujeres (y hombres) piensan que solamente los hombres son infieles, pero se ha demostrado que no es así… las mujeres (humanas e imperfectas como los hombres) también pueden caer en la tentación del engaño! Las estadísticas lo confirman, las mujeres engañan a su pareja. Quizás en menor medida, pero una vez que se deciden a hacerlo... será irremediable.

Las razones por las cuales ellas cometen una infidelidad pueden ser diversas o, incluso, pueden ser las mismas por las cuales el hombre lo hace.

En muchas ocasiones, este tipo de traición es una de las principales causas de divorcio, pero no precisamente el “verdadero” motivo, sino que más bien es la falta de comunicación entre la pareja: se termina el interés sexual, comienza la lejanía física y emocional y surgen diversos problemas.

La infidelidad en una sociedad machista:

Tanto los hombres como las mujeres, siempre debemos recordar que los principios, valores, costumbres, moral y respeto por uno mismo, por la pareja y por el compromiso que adquirimos en una relación son esenciales, sin embargo, siempre existe el riesgo de sufrir una traición.

Así es, la infidelidad conyugal (en una pareja sea cual sea su estado civil) puede darse en cualquiera de los dos integrantes, el hombre o la mujer.

En una sociedad machista la infidelidad es catalogada y justificada según el género. No es lo mismo que un hombre sea infiel (no importa el número de veces que traicione) comparado con el hecho de suponer o comprobar que una mujer realice el mismo acto de deslealtad, aún bajo las mismas circunstancias que el hombre.

La “traición” de ella se ha visto históricamente más reprobable que la de él. La principal razón por la que las sociedades machistas se resistan a reconocer que “también” las mujeres puedan ser infieles con su pareja, se debe principalmente a que el engañado (el “cornudo”) se vuelve objeto de mofa y aparece como un hombre débil. Esa condición masculina es rechazada e inaceptable por sus congéneres.

Analicemos la infidelidad, tanto masculina como femenina, vemos las abismales diferencias entre ambas, en lo referente a las causas, consecuencias, así como al manejo que el entorno social y legal determina, según el género de que se trate.

Para empezar debemos hablar de estereotipos...

Recordemos que uno de los miles de estereotipos que se le atribuyen a una mujer en la mayoría de las sociedades machistas se manifiesta en lo que ella “debe ser”: Debe ser leal.

Debe ser cariñosa.

Debe ser comprensiva.

Debe apoyar incondicionalmente a cualquier integrante de la familia.

Debe estar en las buenas y en las malas.

Debe ser trabajadora incansable.

Debe ser dulce.

Debe ser callada y sumisa.

Debe presuponer las necesidades de los demás.

Debe proporcionar la tranquilidad, comodidad, seguridad y bienestar de los que le rodean.

Debe sacrificar su espacio, su tiempo, sus ideales, sus sueños, su profesión e incluso no debe enfermarse.

Debe, debe, debe…

Y debe ser fiel, con la mente, con el corazón y, sobre todo, con su cuerpo.

¡¡Pobre de aquella que no cumpla con alguno de los roles que la cultura, la familia y la misma sociedad le impone!!

Siempre es duro cuando se enfrenta una infidelidad en la pareja, independientemente del sexo o la condición. Sin embargo, los convencionalismos sociales y los prejuicios pueden alterar la percepción en una situación de por sí dolorosa y complicada.

“Es diferente cuando el hombre es el engañado. La infidelidad masculina es socialmente aceptada, pero la de la mujer siempre es castigada y por lo general termina en el rompimiento de la pareja. Es una cuestión cultural', advierte la Dra. Mirna García, jefa de la carrera de Psicología en la Facultad de estudios Superiores Zaragoza (UNAM)

Si una mujer se atreve a cometer una infidelidad, corre el riesgo de ser estigmatizada de inmediato (tanto por hombres como por mujeres) con actitudes y frases tales como: “Es una cualquiera”, “Siempre se le vio que era una zorra”, “Pobre del marido con esa mujer fácil” o el recurrente insulto: “puta”.

Situación que, injustamente, no sucede con los hombres. Ellos pueden justificarse fácilmente con dos palabras: “Soy hombre”

Como si con esa corta y absurda frase todo se explicara y se resolviera (y, lamentablemente, muchas veces así es). ¿Acaso al aducir que “son hombres” significa que hagan lo que hagan está permitido?, ¿Cuándo expresan, con el clásico estilo machista, “YO SOY HOMBRE”, debemos entender que solo se dejan llevar por sus instintos y que no tienen cerebro ni capacidad para razonar lo que hacen…y en cambio nosotras sí debemos hacerlo?

Cuando un hombre es infiel, comúnmente refieren: “Ella me provocó, yo soy hombre y ¿qué podía hacer?”.

Del mismo modo, por comodidad y cobardía, muchos evaden su responsabilidad y culpan a “la otra”. Ellos nunca asumen la culpa de lo que hacen y prefieren recurrir a cualquier tipo de “justificaciones”: “Fue solo una vez”, “Me equivoqué”, “No supe lo que hacía”, “Ella no significó nada”, “Tú eres a quien amo, ella fue solo una aventura”.

¡Qué cinismo!, expresan que “no significó nada” cuando ya desahogaron sus instintos carnales (los mismos que las mujeres tenemos, solo que fuimos enseñadas a retenerlos y a mantenerlos escondidos muy en el fondo de nuestras emociones), pero, ¿acaso no pudieron pensar antes de "no sentir nada" en medio del acto de infidelidad que cometían junto a quien “los provocó”?

Lejos de pretender atacar o criticar las “justificaciones” más absurdas que ellos utilizan, la pregunta es, ¿y las mujeres no pueden justificarse con los mismos pretextos cuando caen en la tentación de una infidelidad? ¿Será lo mismo que una mujer diga: “Él me provocó”, “Fue solo una noche”, es más, ”Fueron solo 10 minutos los que estuve con él”, “No sabía lo que hacía; te juro que no significó nada,

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