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Jueves De Corpus Cristi

nanchito6 de Agosto de 2013

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Gerardo Peláez Ramos

EN LAS LÍNEAS siguientes se hace una breve exposición acerca de los acontecimientos nacionales que configuraron, durante los años de 1970 a 1972, el entorno en que se desenvolvió la lucha universitaria en Sinaloa. Se exponen, de manera concisa, unas franjas minoritarias de los hechos políticos y sociales principales.

Esos sucesos, enlazados con el movimiento estudiantil-popular de 1968 y la lucha por la libertad política de diversas formaciones políticas y sociales, van a dar origen en los años 70 a la reforma política, que abrió la Cámara de Diputados, los congresos locales y los ayuntamientos a los partidos de izquierda, particularmente al Partido Comunista Mexicano y al Partido Socialista de los Trabajadores. En el plano internacional, las revoluciones de los pueblos vietnamita, laosiano y camboyano, el ascenso nacional-liberador en Angola, Mozambique y Guinea Bissau y la lucha democrática y antimperialista llevarán al triunfo revolucionario en Indochina y las colonias portuguesas, al reconocimiento de China por la Organización de las Naciones Unidas y al desarrollo de procesos nacionalistas y socialistas en varios países de América Latina.

1. La represión

LOS AÑOS DE 1970 a 1972 estuvieron atravesados por graves medidas de represión en contra de las luchas estudiantiles, campesinas, sindicales y populares, de los guerrilleros y la izquierda política y social. El período se inició precisamente el 1 de enero de 1970 con una agresión a presos políticos en huelga de hambre en Lecumberri. Los presos comunes participaron como golpeadores. Rafael Jacobo, líder de la Central Campesina Independiente, recibió graves heridas. Estos sucesos los narró José Revueltas en una célebre carta dirigida a Arthur Miller. (1)

La violencia estaba presente en muchas partes. El 26 de abril, en un acto contra la farsa electoral en Chihuahua, fue asesinado Enrique Domínguez Carvajal y fueron heridas 23 personas más.

No sólo se actuaba contra la izquierda del país. Los órganos de seguridad, información y provocación se ponían de acuerdo internacionalmente, para mejor servir a la teoría y práctica norteamericanas de la seguridad nacional. La colaboración del gobierno mexicano con las dictaduras de Centroamérica, el Caribe y Sudamérica, era una realidad, en especial durante el sexenio de Gustavo Díaz Ordaz. El 16 de mayo de 1970 fue asesinado en territorio mexicano el guerrillero guatemalteco Marco Antonio Yon Sosa, dirigente principal del Movimiento Revolucionario 13 de Noviembre. Comandó la acción el general Luis R. Casillas, conocido elemento represor, y, por cierto, posterior comandante de la IX Zona Militar en Culiacán.

Al año siguiente, pese a la retórica tercermundista de Luis Echeverría Álvarez, se dio incluso la entrega de rehenes a la dictadura guatemalteca, la cual no hacía prisioneros, y, en consecuencia, no había presos políticos, sino sólo muertos, “desaparecidos” y exiliados. En abierta violación del derecho de asilo y sin el menor respeto por los derechos humanos, el 29 de marzo de 1971 cayeron en manos de la policía mexicana Ricardo Alfredo, Sergio Armando y Juan José Arévalo Bocaletti y Percy Amílcar Jacobs de León, militantes revolucionarios del país del Sur. Después aparecerían muertos en el departamento de San Marcos de Guatemala. El 18 de mayo de 1970, de acuerdo con la Dirección Político-Militar Central de la Asociación Cívica Nacional Revolucionaria (ACNR):

…suceden los hechos de la aprehensión con lujo de fuerza, por ejército y policías especiales, de cuatro estudiantes y un campesino todos por el delito de pegar propaganda revolucionaria en la Cd. de Atoyac de Álvarez; los detenidos fueron golpeados y torturados brutalmente con el propósito de hacer que denunciaran la ubicación de grupos armados que existen en Gro.; los golpes y las torturas causaron la muerte del campesino y de uno de los estudiantes (Julio Hernández Hinojosa y Josafat Hernández Ríos respectivamente)… (2)

Un estudioso del movimiento armado en Guerrero, plantea en una de sus obras:

…A lo largo de los primeros meses de 1970 y en consecuencia de las acciones realizadas –y quizá más que todo por temor por parte de las autoridades del afianzamiento de un foco guerrillero en una coyuntura nacional que se volvía particularmente peligrosa– se asiste a un enorme desplazamiento de tropas federales de los estados de Oaxaca y Morelos así como del mismo estado. El impresionante y cerrado operativo militar y la poca capacidad de respuesta de la guerrilla, obliga a evadir el cerco para salir de la zona controlada, no así pudiéndolo lograr algunos campesinos de la región [Costa Chica] que habían colaborado con la guerrilla, sobre los cuales cayó la represión. (3)

La crisis en la educación superior se expresaba en diversas formas: el 23 de septiembre de 1970, 200 universitarios tomaron la Casa del Estudiante de Guadalajara. El 29 murieron tres de ellos en un asalto de la dirección fegista, a la vez que hubo 15 heridos. El 30, la Policía Judicial ocupó el local siendo detenidos 25 estudiantes. El 27 de septiembre se constituyó el Frente Estudiantil Revolucionario, en la capital de Jalisco, el cual lanzó un manifiesto en el que se proponía desaparecer a la Federación de Estudiantes de Guadalajara, democratizar el movimiento estudiantil y alcanzar otros objetivos democráticos. (4) El 23 de noviembre Arnulfo Prado Rosas, del Comité Coordinador del FER, cayó acribillado a balazos.

La policía detuvo el 29 de diciembre de 1970 a Valentín Campa, Demetrio Vallejo, Julio Gómez y Jaime Perches, bajo la insólita acusación de haber participado en un sabotaje a unas locomotoras. La provocación era evidente. El 1 de enero de 1971 fueron liberados.

Julio Sánchez Vargas se presentó ante la prensa, radio y televisión para informar sobre la detención de elementos “subversivos” de una organización guerrillera. Un testimonio de aquel episodio, Fernando Pineda Ochoa lo narra así:

El 16 de marzo de 1971 todos los diarios nacionales y demás medios de información dieron a conocer la noticia: fueron detenidos 19 miembros de un grupo subversivo denominado Movimiento de Acción Revolucionaria (MAR). No era la primera ni la única agrupación de esas características en el país; sin embargo, impactó la evidencia: habían sido entrenados en una nación comunista, con la finalidad de derrocar al gobierno mexicano por medio de las armas.

Se orquestó una campaña publicitaria, de proporciones considerables, dirigida por el Estado. Expulsaron a cinco diplomáticos soviéticos; la prensa, la radio, la televisión participaron en este aquelarre anticomunista. José Cruz, autor de El Santo (sí, el Enmascarado de Plata), colaboró ilustrando un pasquín que titularon Traición a la patria. La mismísima Selecciones del Reader’s Digest contribuyó con su granito de arena insertando en su edición de noviembre de 1971, en la sección de libros, un artículo titulado “Complot contra México”.

Era la tirante cuerda del reloj de la guerra fría. (5)

El 17 de marzo Emilio O. Rabasa, secretario de Relaciones Exteriores, declaró a cinco diplomáticos soviéticos personas non gratas. De esta manera, entraban en juego las componendas con el gobierno y los monopolios norteamericanos que impulsaban, en esos años de guerra fría, la doctrina de la seguridad nacional para detener, asesinar y exiliar a comunistas, socialistas, nacional-revolucionarios, católicos de izquierda y otras fuerzas interesadas en la independencia nacional y la transformación social de nuestros países.

Masacre y consecuencias del Jueves de Corpus

EL 10 DE JUNIO de 1971 ocurrió uno de los actos violentos que complicaron todo el cuadro de fuerzas sociales y políticas en la nación: la matanza del Jueves de Corpus en San Cosme. Una importante manifestación estudiantil en solidaridad con los universitarios neoleoneses y por las libertades democráticas fue sangrientamente reprimida, con la intervención del grupo paramilitar de los halcones. Murieron decenas de estudiantes, entre ellos el hermano de Jesús Martín del Campo. El PC Italiano protestó por la masacre.

La matanza del Jueves de Corpus aceleró el proceso de desconfianza en las formas de lucha democráticas, de masas y por reformas, por parte de grupos de izquierda y pequeños sectores de estudiantes, intelectuales, campesinos y colonos, así como de grupos aún más pequeños de obreros y empleados. El lenguaje se hizo áspero, la intolerancia alcanzó carta de naturaleza, y se desarrollaron con fuerza en Guerrero, Nuevo León, Distrito Federal, Jalisco, Sinaloa, Chihuahua y otras entidades los preparativos revolucionarios, acciones expropiatorias, secuestros de terratenientes y capitalistas, actos terroristas e, incluso, algunos intentos insurreccionales.

No sólo grupos de jóvenes “acelerados” incurrieron en deformaciones izquierdistas, sino también el PCM, que el 15 de junio declaraba:

La acción unida en torno a cuestiones mínimas de interés común ha de crear las condiciones favorables, en el curso de su desarrollo, para una unidad más profunda y permanente de las fuerzas democráticas y revolucionarias que se exteriorizan como tales en la lucha. Esta unidad, para que represente verdadera trascendencia histórica, debe forjarse, en nuestra opinión, alrededor de un programa básico que contenga los siguientes objetivos fundamentales.

1) Derrocamiento de la oligarquía en el poder y su remplazo por un gobierno de amplia coalición de todas las fuerzas antioligárquicas, antiimperialistas y socialistas (la clase obrera, los campesinos, la intelectualidad, las capas medias urbanas); 2) Nacionalización

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