LA ENSEÑANZA EN MÉXICO La calidad como un reto educativo

LA ENSEÑANZA EN MÉXICO

La calidad como un reto educativo.  

México como país en vías de desarrollo necesita desplegar métodos que permiten el crecimiento nacional. Un rubro importante para alcanzar tan ambicioso objetivo es la  optimización de la calidad de la educación. Cuestión que durante años se ha intentado alcanzar y que en el discurso, desde Adolfo López Mateos (1958-1964) hasta Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012) se “ha obtenido”, sin embargo los resultados de  evaluaciones extranjeras y nacionales sacuden al país haciéndole abrir los ojos y despertar ante semejante utopía, una de tantas en nuestro país.

Si  la calidad de la educación dejase de ser una quimera y un inalcanzable ideal, la educación sería en realidad el motor que  permitiría a cada uno de los connacionales el crecimiento personal. La culturización de los mexicanos es un derecho constitucional,  plasmado en artículo tercero de  nuestra carta magna, en él se expone que el Estado garantiza la calidad en la educación obligatoria,  misma que al país ayudaría para superar el tan vergonzoso décimo cuarto puesto a nivel mundial de desarrollo económico y el penoso último lugar en educación de los países que forman la  OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico).

La calidad de la educación solamente se alcanzará cuando cada uno de los engranes que forman el sistema educativo mexicano: gobierno, maestros, padres, alumnos y sociedad en general, realice su parte con responsabilidad, eficacia y eficiencia.

Ante la luz de lo antes expuesto es de trascendental  importancia mencionar algunos  de los problemas actuales de la educación:

• Empiezo por hablar de la cobertura, la cual ha ido mejorando a  lo largo del tiempo, mas es indispensable recordar que  cantidad difiere de calidad. El cobijo de escuelas para los alumnos mexicanos ha sido insuficiente, ya que de acuerdo a datos proporcionados por el INEGI en el censo 2010 registra que en México hay 19.8 millones de personas de 6 a 14 años, de las cuales 18.7 asisten a la escuela, estadísticas alentadoras, más los resultados en educación media superior se encrudecen ya que el  43% de jóvenes entre 15 y 19 años no estudian, y peor aún, solamente 5 de cada 100 mexicanos mayores de 20 años asisten a la escuela.

• El rubro anterior me obliga a hablar inevitablemente del nivel de escolaridad que tenemos en nuestro país y por qué no, del número de horas que pasamos en las escuelas. En México, los habitantes de 15 años y más tienen 8.6 grados de escolaridad en promedio, lo que significa un poco más del segundo año de secundaria, muy por debajo de los niveles de los países punteros de la OCDE. Por ejemplo Corea, que hace treinta años se encontraba en el mismo nivel educativo apostó por la educación y terminó por lograr que casi el cien por ciento de sus jóvenes lograran el ingreso a la universidad, para lograrlo fueron necesarios más días de estudio y más horas de clase. Mientras en Corea estudian mil ciento noventa y cinco horas al año, en nuestro país solamente lo hacemos 562 horas; cifras que, evidentemente, nos ubican en una deplorable realidad educativa.  
• Por otra parte, se tiene la idea de que a mayor inversión mejor será la calidad de la educación, aseveración que resulta por demás falsa al descubrir que países como  Timor Oriental, Moldavia, Maldivas, Dinamarca, Namibia, Burundi, Islas Salomón  que invierten el 9.2, 9.1, 8.7, 8.6, 8.3, 8.2  y 8 de su producto interno bruto respectivamente  no cuentan con  los mejores resultados   en las evaluaciones PISA que aplica la OCDE a los alumnos mayores de quince años. México por su parte invierte 6.2 del PIB a la educación nacional, sin embargo los resultados han sido de rotundo fracaso.

Diametralmente opuestos a esta situación, se encuentran países como  Finlandia que invierte 6.8 por ciento,  Hong Kong 4.4 por ciento, Singapur 3.3 por ciento,  Japón 3.8 por ciento, Corea del Sur 5 por ciento, Canadá 5 por ciento, Suiza 5.4 por ciento, Australia 5.1 por ciento, Liechtenstein 2.1 por ciento, Bélgica 6.4 por ciento, Países Bajos 5.9 por ciento y Noruega 7.3 por ciento los cuales son los punteros en calidad educativa al nivel mundial.

• Aunado a lo mencionado anteriormente, la educación en México  tiene otro gran problema, la deserción. En palabras de Silvia Smelkes1 “se trata de un problema de mayor relevancia. Afecta a un 20 por ciento de una generación de secundaria y a un 40 por ciento de otra en media superior. Uno de cada tres niños de 15 años se encuentra fuera de la escuela y una quinta parte de los jóvenes entre 18 y 24 años no termina la secundaria”.

Las consecuencias a este problema son irreversibles, las secuelas son concluyentes en la vida futura de cada  persona. Evidentemente la deserción aumenta el riesgo del desempleo y el ingreso de los jóvenes a mafias de diferentes índoles.

• También se debe resaltar dentro de todas estas deficiencias el tema de la equidad de la educación. Las zonas más pobres del territorio nacional  tienen la educación de menor calidad,  que a decir de la Dra. Smelkes “se junta pobreza de la demanda con pobreza de la oferta y la sinergia de las dos  afecta el aprendizaje”. Un factor que influye en la desigualdad de la educación son las políticas públicas, que dan  a quien más necesita, menos recursos y menos calidad, es decir el mismo sistema educativo está exacerbando la inequidad.

Los que en menor medida se benefician de la educación, son los indígenas, ya que son estos grupos los que menos aprueban, los que menos acceden a las escuelas, los que menos aprenden y los que menos transitan de un nivel educativo a otro, motivo por el  cual las poblaciones indígenas se encuentra siempre al final, son el ultimo furgón del tren de la educación.

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