LA FORMACIÓN DEL ESTADO NACIONAL EN MÉXICO Y EL PROBLEMA DE LAS IDENTIDADES COLECTIVAS

LA FORMACIÓN DEL ESTADO NACIONAL EN MÉXICO Y EL PROBLEMA DE LAS IDENTIDADES COLECTIVAS

El término nación cobró un nuevo significado a partir de fines del siglo XVIII, en que se consolidó como el concepto que describe una sociedad o un “pueblo” que comparte un mismo territorio y que tiene características culturales y lingüísticas comunes. Su organización política correspondiente sería el “Estado nacional”.

En México, los heterogéneos grupos sociales que vivían en el territorio independiente de 1821 estaban lejos de tener las características “nacionales” uniformes que se pretendía poseían las sociedades europeas durante el período posterior a la revolución francesa y durante la construcción de los Estados nacionales. En el territorio mexicano, los pueblos con diversas culturas y las sociedades regionales heterogéneas tardaron mucho más tiempo en tener aquellas características homogéneas y “nacionales” que las naciones hegemónicas de Europa. Estas naciones han servido, erróneamente, de modelos de Estados nacionales, siendo que la mayoría de las sociedades en todos los continentes tardaron mucho más en consolidarse como sociedad “nacional” o lo hicieron por vías mucho más tortuosas.

La sociedad mexicana estaba y está conformado por grupos sociales muy diversos; desde distintas perspectivas precisamente el problema de la génesis y las contradicciones de lo “nacional” y lo “global” en la sociedad mexicana actual. Analizar el problema de las bases sociales del Estado nacional en el México del siglo XIX. Se describen con amplitud los grupos que vivían diseminados en el territorio y así se matiza la visión hegemónica y simplificadora de los mitos nacionales que los Estados proyectan retrospectivamente a través de la historia oficial sobre el pasado. Se sostiene que las instituciones políticas, la ideología y los sentimientos de pertenencia se basan en una realidad económica y social y es esa realidad concreta la que hay que conocer y explicar primero. Las formulaciones de la élite y de la intelectualidad durante el siglo XIX no son suficientes para explicar los sentimientos generalizados, sino que hay que entender a partir de cuándo y por qué las masas populares se fueron convenciendo de su nuevo papel en tanto ciudadanos de un Estado nacional y aceptaron una nueva identidad, en este caso, la nacional. Como hipótesis se comprueba que en México fue a partir del siglo XX cuando se dieron las condiciones que permitieron la formación de una verdadera nación en el sentido moderno y de un Estado que se puede denominar nacional.

El Estado nacional se basa en sociedades modernas, industriales, relativamente letradas, educadas y con cierta homogeneidad cultural. Se requiere una posibilidad de intensa comunicación, de densidad de lazos lingüísticos y una concepción de cierta igualdad de todos los miembros del grupo. Esto se dio en la sociedad mexicana sólo a partir de un proceso muy largo y complejo, como en la mayoría de las otras sociedades. En ese sentido, se propone en este estudio que la comparación de México con sociedades de Europa oriental es más útil que la simplificación de la concepción histórica hegemónica que pretende imponer la visión de que existió una unívoca y bien delimitada “era de la formación del Estado nacional”.

Lejos de existir en México un sentimiento de pertenencia “nacional” casi natural e intrínseco a la población de este territorio, se muestra que, como en todas las sociedades, la nación es un sueño de ciertos sectores. Coexisten siempre múltiples identidades y la nacional se crea como un invento y una construcción que tarda en realizarse. En México fue sobre todo a través de la formalización de la educación y de la difusión masiva del discurso gubernamental posrevolucionario como se consolidó en el siglo XX una conciencia nacional en todos los grupos

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