LOS HOGARES COLOMBIANOS

LOS HOGARES COLOMBIANOS:

ESTRUCTURAS SOCIALES EN CONSTANTE TRANSFORMACIÓN

Esta afirmación, señala un cambio en las estructuras sociales, pero no un desaforado cambio en los recónditos parajes de nuestra Colombia, ya que las mujeres en su gran mayoría aún se dedican a los llamados TDCNR, es decir a los trabajos Domésticos y de Cuidado No Remunerados; “Los hogares son el centro de los procesos demográficos, sociales y económicos. Las decisiones sobre la maternidad, el nivel educativo, la salud, la participación en la fuerza laboral, la migración ocurre principalmente en estos espacios y todas ellas tienen un claro componente de género”

Por ello muchas de las mujeres jóvenes hoy día en estado de fertilidad, propenden por su cualificación personal y dejan en segundo plano las funciones de maternidad y se proyectan en su mejoría en los aspectos laborales, buscando equipara las posiciones de los hombres en la sociedad.

Para el tamaño y composición de los hogares colombianos se tienen como referencia que Colombia, según Naciones Unidas (2019), el número promedio de integrantes del hogar pasó de 5,7 en 1973 a 4,6 en 1990, posteriormente a 4,2 en el año 2000, hasta el nivel actual de 3,1 integrantes en promedio (DANE, 2018).[pic 1]

Lo anterior hace referencia a la llamada Diversidad de los Hogares, observando un cambio circunstancial por décadas en donde la variación y conformación de los mismo ha fluctuado notoriamente, podemos anotar que partiendo de las estadísticas y los censos nacionales: En Colombia, a partir de los resultados del CNPV de 2018, el DANE reporta que existen 14,2 millones de hogares particulares: el 78,1% se ubica en las cabeceras municipales y el 21,9% en los centros poblados y rural disperso.  

Realizando un análisis de lo planteado en el texto podemos señalar que los cambios en la estructura de los hogares colombianos presentan ciertas variaciones, dependiendo del grado de urbanización y del nivel de ingreso. En las zonas rurales los hogares biparentales continúan siendo más frecuentes con un porcentaje del 47,3%, cifra por encima del nivel nacional y de las cabeceras (41,0%).

En muchos países de América latina se habla del poder de loa hombres en los hogares, pero esto en las lecturas realizadas dista mucho de la realidad puesto que en su gran mayoría son LAS MUJERES las que se encuentran al frente de sus hogares, siendo determinantes como madres cabeza de familia y cumpliendo un doble roll de madres y padres dentro de sus familias. Esto referenciado en que “En Colombia, la proporción de hogares con jefatura femenina se ha incrementado en el transcurso del tiempo. Hace 30 años, en 1990, dicha proporción era del 22,8%. Diez años después se ubicaba en un 28,0% (Naciones Unidas, 2019a) y en 2005 en un 29,9%. En el último CNPV de 2018 alcanzó un 40,7%”.

Podemos señalar que en América Latina y para este informe en Colomba podemos denotar la llamada Formación de Hogares a Edades Tempranas es la única región en el mundo donde el matrimonio infantil y las uniones tempranas no están disminuyendo, podemos acotar que este sería un factor cultural y social, reflejado en las clases sociales bajas y medias, que presentan notoriedades tales como indicadores de tiempo en edades, estudios y afinidadse  culturales, permites dar Una aproximación que permite analizar la evolución de este indicador en el tiempo es comparar la edad mediana de mujeres de distintos grupos de edad. En el nivel nacional, entre las mujeres de 25 a 29 años, la edad mediana a la primera unión es ligeramente mayor (21,9) que entre las mujeres de 45 a 49 años (21,1)112.

A partir de esa aproximación se observa que, en el ámbito urbano, la edad mediana no cambia mucho entre ambos grupos de edad. Se evidencia que no ha habido variaciones importantes en el tiempo, a diferencia del ámbito rural en donde las mujeres jóvenes se unen a los 18,9 años y las mujeres de edades mayores se unieron por primera vez a los 20,3.

Estos indicadores nos llevan a realizar un análisis de los patrones de comportamiento con relación al matrimonio infantil y la unión temprana que es unas flagrantes violaciones a los derechos humanos de las niñas. Lo cual es referido en “Sus impactos negativos se ven reflejados en la deserción escolar de las niñas y jóvenes, en su capacidad para generar ingresos, sus oportunidades de acceso a actividades recreativas, sociales y laborales; en general, estamos ante un fenómeno que limita su desarrollo humano y el ejercicio de sus derechos. La eliminación total del matrimonio infantil es una condición necesaria para asegurarles a las niñas autonomía sobre sí mismas y sus decisiones de vida (UNICEF, 2019)”, afectado en gran manera su desarrollo psicosocial.

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