La Escuela Publica En La Sociedades Democráticas Modernas
dimas3600017 de Agosto de 2014
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La escuela pública se enfrenta a nuevos retos propios de una sociedad que se estremece, de manera sediciosa, siguiendo los cambios del modelo económico neoliberal. En el pasado, el objetivo esencial de la educación a cargo de los Estados nacionales era asegurar la cohesión social, mediante la enseñanza universal de los principios democráticos, trasmitiendo los valores, las normas de convivencia y las pautas culturales que las sociedades poderosas pretendían para perpetuarse y reproducirse.
La educación pública atraviesa por un proceso de evolución de monumental dimensión. Desde una óptica, los estudios sobre la educación dejan en evidencia que los propósitos de asegurar la enseñanza universal, democrática y de calidad para todos los alumnos y las alumnas representan grandes desafíos, y qué, salvo excepciones, estamos muy lejos de alcanzar esas metas.
Desde otra perspectiva, todos los servicios públicos que tradicionalmente han estado bajo la responsabilidad social del Estado, están siendo presionados por el nuevo discurso conservador. Según este modelo, los parámetros para evaluar la enseñanza deben ser los mismos que se aplican en el mercado neoliberal: conceptos tales como producción, utilidad, empuje, poder, etcétera, son utilizados para evaluar los objetivos educativos, los fines escolares, el rendimiento de los alumnos, la calidad de las escuelas. Pero el hecho de denunciar y enfrentar esta forma de concebir a la enseñanza pública, no debe ser un argumento para defender a la escuela tradicional.
Implica enseñar valores democráticos en una sociedad caracterizada por una cultura social postmoderna, donde predomina el individualismo, el consumismo, el aislamiento y, en consecuencia, la falta de sentido de pertenencia. El ideal de que la vida se reduce a la búsqueda del placer inmediato.
En nuestra sociedad contemporánea el conformismo social es fomentado por el escepticismo en la participación política de la ciudadanía, desconociéndose la relevancia del análisis histórico, político e ideológico para explicar la razón y la dependencia mutua entre escuela y comunidad. Es necesario constituir, por ende, un nuevo modelo de escuela pública donde la cultura escolar sea el puente para la transformación de la sociedad.
El profesorado de la escuela pública estamos apostando por un tipo de educación que forme ciudadanos que participen activa, responsable, crítica y democráticamente en una sociedad pluricultural. De esta manera, una educación democrática e intercultural constituye la respuesta a las necesidades y problemas de esta sociedad.
La realidad personal del educando es la suprema norma de la acción educativa, más que las leyes provenientes de los legisladores humanos o de los más elaborados sistemas pedagógicos.
Además consideramos al educando como persona individual, única y singular con sus propias características bien determinadas; una persona marcada con su destino individual para ser él mismo. Por lo tanto, espera y exige del educador que se respete su mismidad y se le ayude pedagógicamente con una acción adecuada a su singularidad, y no con métodos o procedimientos prefabricados, generales y estandarizados, que no tienen en cuenta la situación personal de cada individuo, su ritmo propio de evolución y desarrollo. En la escuela pública nos esforzamos en educar para la vida que no es sólo educar para el futuro sino también para el presente; vivir bien el presente, vivir bien la infancia, la adolescencia es la mejor manera de preparar el futuro de una madurez normal y verdaderamente adulta. El ser humano en edad evolutiva es una persona educanda; puede ser educada, necesita ser educada y desea ser educada.
La primer dificultad que debemos enfrentar al estudiar a las escuelas como centros
Educativos públicos y democráticos, es precisamente, que
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