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Las Escuelas Publicas Como Esferas Democráticas


Enviado por   •  19 de Noviembre de 2013  •  2.985 Palabras (12 Páginas)  •  450 Visitas

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LAS ESCUELAS PÚBLICAS COMO ESFERAS PÚBLICAS DEMOCRÁTICAS

La escuela pública está enfrentando actualmente nuevos retos propios de una sociedad que está siendo sacudida por una cantidad de cambios en lo económico, político y social. En estos tiempos la educación pública atraviesa por un proceso de transformación de gran importancia.

Es por eso que la escuela pública debe de ser como lo sugiere Giroux “las escuelas son algo más que aparatos de reproducción ideológica para fortalecer la dominación; son también espacios donde se cuestiona la dominación”; por lo tanto poseen un gran potencial para la transformación de estructuras dominantes y antidemocráticas, pues en ellas tienen lugar formas alternativas de conocimiento, de valores y de relaciones sociales pues en ellas los estudiantes y maestros críticos pueden realizar una acción cultural que cuestione la subordinación y el sometimiento a la cultura de la dominación; donde se pongan en movimiento formas y contenidos sociales que desplacen a las formas de educación autoritarias, de sojuzgamiento y de reproducción ideológica y social.

Los educadores deberíamos considerar el propósito de la enseñanza pública cuyas escuelas deben ser sitios democráticos dedicados a la adquisición individual y social de facultades críticas, donde los estudiantes adquieran los conocimientos y las habilidades necesarios para crear dentro de una democracia crítica, en este caso a los estudiantes se les da la oportunidad de aprender el discurso de la asociación pública y de la responsabilidad cívica, trata de recapturar la idea de una democracia crítica que exige respeto a la libertad individual y por la justicia social; además este hecho de considerar a las escuelas como esferas públicas nos ofrece un razonamiento para defenderlas, junto con las formas progresistas de pedagogía y de labor docente como agencias de la reforma social.

Las escuelas se pueden defender como instituciones que proporcionan los conocimientos, habilidades, relaciones sociales y la visión necesarios para construir una democracia crítica.

La formación de alumnos verdaderamente críticos, solidarios y libres no puede quedar en manos del modelo de escuela burocratizada que responde a las lógicas tradicionales, donde se rechaza todo cambio.

Para comprender los actuales procesos de cambio en las instituciones educativas es necesario partir de una premisa fundamental, que el modelo tradicional de la educación ya ha cumplido su función histórica y en consecuencia ya está agotado.

Es por eso que es necesario repensar la naturaleza de la educación para los maestros y para ello es necesario reconstruir los programas de educación para maestros en torno a una nueva visión de la escuela y la enseñanza democráticas que precisa un concepto de ciudadanía crítica. Es necesario un plan de estudios de educación para maestros y para una pedagogía crítica de las escuelas.

La naturaleza de la enseñanza pública exige que a los estudiantes para maestros se les inicia a un concepto de teoría y de práctica que se forje fuera de los límites de los actuales programas de aprendizaje en los cuales solamente se les exige que dominen las disciplinas afines y sepan más de la materia que van a enseñar, además necesitan una comprensión de las cuestiones que son esenciales a la naturaleza económica, política y cultural de la propia enseñanza escolar.

Los alumnos necesitan ser capaces de reflexionar en un lenguaje que incluye las disciplinas tradiciones, necesitan comprender la sociología de las culturas escolares, el significado del plan de estudios oculto, una política del conocimientos y el poder, una filosofía de las relaciones escuela-estado y una sociología de la enseñanza; también desarrollar enfoques en cuanto a investigación, métodos de indagación y teoría que estén vinculados con los problemas y posibilidades de la enseñanza.

Todo esto solo se puede enseñar dentro de una escuela de educación, que se apegue al concepto de educar a los maestros como intelectuales transformadores en torno a las exigencias de una pedagogía crítica y una política cultural. Pero los programas de educación para maestros siguen estando apartados de una visión y un conjunto de prácticas dedicadas al fomento de la democracia crítica y la justicia social. En consecuencia los maestros egresados carecen de un marco bien articulado para comprender las dimensiones de clase, culturales, ideológicas y de género que informan la vida del aula.

Es por eso que se exponen los elementos que debieran constituir un nuevo modelo de educación para maestros, esto significa llevar a la práctica una forma alternativa de educación docente en la que se conceptualice que la enseñanza tiene lugar dentro de una arena política y cultural donde se producen formas de experiencia y de subjetividad del estudiante; esto permitirá comprender más la idea de que el plan de estudios es algo más que una simple iniciación, pues se trata de que nos sirva como introducción para una forma de vida particular.

En un plan de estudios se supone que las dimensiones social, cultural, política y económica son las características primordiales para comprender la enseñanza contemporánea.

En este contexto la vida escolar no se conceptualiza como un sistema unitario y rígido sino como un terreno donde existe una pluralidad de luchas y lenguajes encontrados en donde los maestros, los alumnos y los administradores de la escuela difieren en cuanto a la forma en que se deben de definir y entender las experiencias y prácticas escolares.

El imperativo es el crear condiciones para que al alumno sepa adquirir por su cuenta facultades críticas y logre constituirse en un sujeto político y moral activo, esto quiere decir que los alumnos serán capaces de adquirir los medios para apropiarse críticamente de conocimientos que existen fuera de su experiencia inmediata, con objeto de ampliar la manera en que se comprenden a sí mismos y entienden el mundo; vincular la teoría social crítica con un conjunto de prácticas estipuladas, mediante las cuales los estudiantes puedan examinar críticamente las tradiciones educacionales y culturales que o bien limita o bien ignora los ideales y principios democráticos.

Un aspecto que no hay que dejar de lado es que se debe de tener claro la relación que existe entre poder y conocimiento, pues ésta saca a relucir cuestiones importantes en cuanto a los tipos de conocimientos que los educadores pueden proporcionar, así como la valentía que necesite para cambiar el orden cuando haga falta. Los conocimientos tienen la función social más concreta de dar forma a la vida cotidiana de las personas, también producen formas particulares de vida.

Lo que frecuentemente se hace

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