La Transición Entre Etapas Educativas De Los Alumnos Con síndrome De Down
gabrielarb23 de Junio de 2012
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RESUMEN
La paulatina incorporación de los alumnos con síndrome de Down a la Educación Secundaria
nos permite reflexionar sobre posibles medidas para favorecer el tránsito entre las
diversas etapas de escolarización de estos alumnos. El paso del domicilio a la escuela
requiere una preparación específica. Previamente se puede plantear un interrogante sobre
el momento más adecuado para que se incorporen a un centro escolar. ¿Han de comenzar
a la misma edad que los demás, a los 3 años, o es conveniente que esperen algo
más, por ejemplo hasta los 4?Por otro lado, la familia ha de reflexionar sobre qué parte
de la incertidumbre a la hora de incorporar al niño al colegio se debe a los propios temores
de los padres. Deberá haber una coordinación con el equipo de maestros o maestras
y dentro de un plan individualizado de intervención programado con anterioridad. El paso
de Educación Infantil a Educación Primaria supone un cambio de objetivos y metodología
que, en el caso de los alumnos con síndrome de Down, suele preocupar a los padres por
la mayor exigencia académica. Los factores fundamentales que determinan la adecuada
integración de un alumno con síndrome de Down en un centro educativo ordinario son
fundamentalmente la actitud favorable del profesorado y la toma de medidas metodológicas
y organizativas apropiadas. El paso de la Educación Primaria a la Educación Secundaria
Obligatoria es actualmente el más brusco de nuestro sistema educativo y es, sin duda,
el más complicado para los alumnos con síndrome de Down, muchos de los cuales no
promocionan a Secundaria debido a que las características de la etapa la hacen poco
adecuada para ellos. Exige un cambio sustancial en la organización y planteamiento del
Centro.
Psicólogo, Fundación
Síndrome de Down de
Cantabria.
Orientador en el Equipo
de Interculturalidad
de Torrelavega, Cantabria
Correo-e:
emilioruiz_rodriguez
@ozu.es
La integración escolar de los alumnos con necesidades
educativas especiales a partir de la
LOGSE (1990) fue y continúa siendo una oportunidad
histórica para revisar muchos de los
planteamientos pedagógicos de los centros
educativos y de las cuestiones metodológicas y
organizativas. Al estar los alumnos con síndrome
de Down y otras discapacidades integrados
en los centros ordinarios, los educadores se
han visto en la necesidad de cambiar sus formas
de trabajar para adaptarse a ellos, en un
proceso que acaba beneficiando a todos los
alumnos, con y sin necesidades educativas
especiales.
Aunque el tema de la transición entre etapas
educativas ha sido objeto de debate desde
hace bastantes años en nuestro sistema educativo
(Ver monográficos de Aula de Innovación
Educativa, 1997 y Cuadernos de Pedagogía,
1999), la paulatina incorporación de los alumnos
con síndrome de Down a la Educación
Secundaria nos permite reflexionar sobre posibles
medidas para favorecer el tránsito entre
etapas de estos alumnos. La mayor parte de
estas medidas, aplicadas al conjunto del alumnado,
favorecerán indudablemente a todos los
demás.
El artículo recoge las principales transiciones
que se producen en la vida de una persona
con síndrome de Down en su deambular por la
escolaridad obligatoria y presenta algunas propuestas
de intervención para hacer esos pasos
más llevaderos, en prevención de posibles dificultades
posteriores.
emilio.qxp 04/04/2006 10:26 PÆgina 2
Buenas Prácticas Revista Síndrome de Down Volumen 23, Marzo 2006
La transición entre etapas,
pasos obligados en la vida de
todas las personas
A lo largo de la vida se producen múltiples fases
de transición entre una etapa y otra, por las que
han de pasar todas las personas, incluidas las
personas con síndrome de Down. Al ser la vida
un proceso en constante cambio y transformación,
las transiciones forman parte inherente de
la misma. Algunos de estos cambios ocurren de
forma natural e incluso inconsciente, pero otros
se llevan a cabo de manera más formal, más
consciente y, a veces, más traumática porque
suponen un cambio significativo en la situación
vital de la persona. Es el caso del comienzo de
la escolarización de un niño o el cambio de
domicilio de un joven adulto que abandona el
hogar de sus padres. La búsqueda de la mayor
normalización posible en la vida de las personas
con síndrome de Down les está llevando
poco a poco a una mayor participación social y,
por tanto, a compartir muchas de esas transiciones
comunes en la población general. Toda
transición es un reto a la capacidad adaptativa
de la persona y, en la medida que esta capacidad
esté disminuida como consecuencia de la
discapacidad intelectual, la transición de un
niño o un adolescente con síndrome de Down
conlleva unas mayores exigencias de apoyo.
Las transiciones son también una parte consustancial
al sistema escolar, que es un sistema
graduado y múltiple, en el que los alumnos
viven frecuentes cambios: de curso, de ciclo, de
etapa, de tutor, de centro, etc. En la actualidad
en España la escolaridad obligatoria está formada
por dos etapas, la Educación Primaria,
que abarca 6 cursos, desde los 6 a los 12 años
y la Educación Secundaria Obligatoria, que
comprende 4 cursos más, desde los 12 a los 16
años. A estas etapas se ha de añadir la Educación
Infantil, de los 3 a los 6 años, que aunque
no es una fase obligatoria, está en la realidad
tan extendida que la mayor parte de los niños
de estas edades la están cursando. Por consiguiente,
desde los 3 hasta los 16 años los niños
en nuestro país asisten con regularidad a un
centro escolar.
Respecto al cambio de etapas, por tanto, los
alumnos han de realizar al menos dos transiciones,
de Educación Infantil a Educación Primaria
y de Educación Primaria a Educación Secundaria
Obligatoria. Si a estos cambios de nivel unimos
los pasos inicial y final, de comienzo y conclusión
de todo el periodo de escolaridad, nos encontramos
al menos con los siguientes pasos o transiciones
(T = Transición):
Familia - T - Escuela (Educación Infantil) - T -
Educación - T - Educación Secundaria - T - Etapa
Postobligatoria - T - Mundo laboral/Familia
Los alumnos con síndrome de Down, salvo
que estén escolarizados en un centro específico
de Educación Especial, que les permitiría
permanecer toda su escolaridad en el mismo
centro hasta los 21 años, han de pasar obligatoriamente
por las mismas transiciones que sus
compañeros. En otro lugar he defendido la conveniencia
de la integración escolar en centros
ordinarios de los niños con síndrome de Down,
por lo que supone de beneficio tanto para ellos
como para sus compañeros y porque, en un
proceso cuyo objetivo final es la integración
social plena, la etapa escolar ha de cursarse en
los mismos centros que los demás. Si no fuera
así, ¿quién y cuándo les prepararía para integrarse
en sociedad con los mismos derechos y
deberes que el resto de los ciudadanos? (Ruiz,
2004). La presentación que voy a realizar parte
del supuesto de que el alumno con síndrome de
Down se encuentra integrado en un centro educativo
ordinario y que, por tanto, ha de pasar
por todas las transiciones que cursan sus compañeros
sin discapacidad. En todo caso, si un
hipotético alumno con síndrome de Down cursase
toda la escolaridad en un centro específico,
también tendría que pasar, al menos, por la
primera y la última de las transiciones, comienzo
y finalización de la escolaridad respectivamente.
Las transiciones son experiencias subjetivas
que afectan a los alumnos, pero también son
desconexiones objetivas del sistema y se deben
de abordar con estrategias de política educativa
para una más eficaz conexión entre etapas,
con mecanismos de coordinación y con programas
específicos. Algunas Comunidades Autónomas,
como Andalucía o Cataluña, conscientes
de esta realidad, han promulgado una reglamentación
específica sobre este particular.
Se han de planificar actuaciones concretas
para favorecer el tránsito entre etapas de los
alumnos, con objetivos complementarios en
una doble dirección: a) conseguir que el alumno
conozca el centro educativo al que se va a
incorporar, preparándole para responder a los
requisitos de la etapa, y b) lograr que el profesorado
del centro conozca al alumno que llega
nuevo y actúe en consonancia con sus peculiaridades.
Muchas de las medidas que se van a
proponer no están dirigidas exclusivamente al
alumno con
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