La ciudad global: introducción a un concepto
ebertk777Tutorial8 de Mayo de 2014
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LA CIUDAD GLOBAL:
INTRODUCCIÓN A UN CONCEPTO
SASKIA SASSEN
Es titular de la cátedra Lynd de Sociología y miembro del Comité Sociológico para el Pensamiento Global de la Universidad de Columbia. Sus últimos libros son Territory, Authority, Rights: From Medieval to Global Assemblages (Princeton University Press, 2006) y A Sociology of Globalization (W. W. Norton, 2007), ambos publicados en español por Katz Editores (Buenos Aires y Madrid) en 2008. Entre sus publicaciones recientes también figuran la tercera edición actualizada de Cities in a World Economy (Sage, 2006) y Deciphering the Global (Routledge, 2007), del que ha sido editora. Acaba de terminar un proyecto de cinco años para la UNESCO sobre asentamientos humanos sostenibles en colaboración con una red de investigadores y activistas de más de 30 países que ha sido publicado como un volumen independiente de la Encyclopedia of Life Support Systems (Oxford, Reino Unido: EOLSS Publishers). Sus libros han sido traducidos a 16 idiomas. Ha escrito para diversas publicaciones, entre ellas The Guardian, The New York Times, Le Monde Diplomatique, The International Herald Tribune, Newsweek International y The Financial Times. Su página web es http://www. columbia.edu/~sjs2/.
Existen siete hipótesis en torno a las que he organizado los datos y la formulación teórica del modelo de la ciudad global. Describiré cada una de ellas brevemente y por separado, para que se entienda mejor. En primer lugar, la dispersión geográfica de las actividades económicas que trae consigo la globalización es, junto con la integración simultánea de dichas actividades, un factor clave a
la hora de alimentar el crecimiento y la importancia de funciones ELEmENTOS DE UNA NUEvA corporativas centrales. Cuanto más dispersas por ARqUITECTURA CONCEPTUAL distintos países están las operaciones de una emLa globalización de la actividad económica hace presa, más complejas y estratégicas se vuelven sus necesaria una nueva clase de estructura organiza- funciones centrales, es decir, las tareas de gestión, tiva. Para que esto sea posible tanto teórica como coordinación, mantenimiento y financiación de su empíricamente debe existir antes un nuevo tipo red de operaciones. de arquitectura conceptual.1 Nociones como las de En segundo lugar, estas funciones centrales se ciudad global o región global son, en mi opinión, vuelven tan complejas que las sedes centrales de las elementos importantes en esta nueva arquitectura grandes empresas globales empiezan a exteriorizarlas,
Cada fase de la larga historia de la economía mundial plantea interrogantes específicos acerca de las condiciones particulares que la hacen posible. Una de las propiedades clave de la fase actual es la influencia de las tecnologías de la información y el incremento asociado de la movilidad o liquidez del capital. Ha habido largos procesos económicos transfronterizos: flujos de capital, mano de obra, bienes, materias primas, turistas… pero en gran medida éstos se produjeron en el marco de un sistema interestatal, donde los principales agentes eran los estados nacionales. El sistema económico internacional estaba básicamente articulado en torno a este sistema interestatal. Esto ha cambiado de forma drástica durante la última década como resultado
de la privatización, la desregulación, la apertura de las economías nacionales a empresas extranjeras y la creciente participación de los agentes económicos nacionales en los mercados globales. En este contexto observamos una reorganización de los territorios estratégicos que articulan el nuevo sistema. Con la disgregación parcial o, al menos, el debilitamiento de lo nacional como unidad espacial causada por la privatización, la desregulación y el consiguiente fortalecimiento de la globalización se han creado condiciones propicias para la prevalencia de otras unidades o dimensiones espaciales. Entre éstas figuran las subnacionales (es decir, ciudades y regiones), las regiones transnacionales que abarcan dos o más entidades subnacionales y las entidades supranacionales (es decir, mercados digitalizados globales y bloques de libre comercio). Los procesos y las dinámicas que se territorializan a estas diversas escalas pueden ser, en principio, regionales, nacionales o globales. Yo sitúo la aparición de las ciudades globales en este contexto y dentro de este rango de escalas estratégicas y unidades espaciales (Sassen 2001, 2006a). En el caso de las ciudades globales, los procesos y las dinámicas que se territorializan son también globales. En este ensayo examinaré los elementos conceptuales y empíricos generales que son válidos para un gran número de ciudades muy diversas, cada una con sus características específicas.
conceptual. Existen otros términos íntimamente relacionados que también podrían haberse empleado: la vieja y ya clásica expresión ciudad del mundo,2 superciudad (Braudel 1984) o ciudad informacional
(Castells 1989). Así, cada nuevo nombre elegido lleva implícita una nueva conceptualización. Cuando decidí por primera vez emplear ciudad global (1984), lo hice de forma consciente, ya que era un intento por llamar la atención sobre una diferencia: la especificidad de lo global a medida que se institucionaliza en la era contemporánea. No escogí la alternativa obvia, ciudad del mundo o ciudad mundial, porque precisamente llevaba asociado el atributo opuesto: hace referencia a la clase de ciudad que hemos visto a lo largo de los siglos (véase, por ejemplo, Braudel 1994; Hall 1996; King 1990; Gugler 2004) y, con toda probabilidad, también —en periodos muy anteriores— en Asia (Abu-Lughod 1989) o en centros coloniales europeos (King 1990) antes que en Occidente. En este sentido podría afirmarse que casi todas las ciudades globales actuales son también ciudades mundiales, pero puede haber algunas ciudades globales que no lo son en el sentido completo de la expresión. Ésta es en parte una pregunta empírica. Es más, a medida que la economía global se expande e incorpora nuevas ciudades a sus variadas redes, es muy posible que la respuesta varíe de un momento a otro. Así, el hecho de que Miami haya desarrollado funciones de ciudad global a partir de finales de la década de los ochenta no la convierte en una ciudad del mundo en el sentido tradicional de la expresión. EL mODELO DE LA CIUDAD GLOBAL: ORGANIzAR LAS DISTINTAS hIPÓTESIS
CUANDO DECIDÍ POR PRImERA vEz emplear «ciudad global» (1984), lo hice de forma consciente: era un intento por llamar la atención sobre una diferencia: la especificidad de lo global a medida que se
institucionaliza en la era contemporánea.
1 Aquí resulta de interés el análisis de Arrighi (1994), en el sentido de que propone la recurrencia de determinados patrones organizativos en distintas fases de la economía del mundo capitalista, pero en órdenes superiores de complejidad y alcance que siguen o preceden a configuraciones particulares de la economía mundial (para otras visiones de ciudades menos sistematizadas véase, por ejemplo, Amin y Thrift 2002; Herzog 2006; Neuwirth 2005; Short 2005). 2 Originalmente atribuida a Goethe, esta expresión volvió a estar en uso tras la publicación de la obra de Peter Hall (1966) y, más recientemente, ha sido redefinida por John Friedmann (Friedmann y Goetz 1982) (véase también Stren 1996).
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es decir, a contratar una parte de sus funciones centrales con empresas de servicios altamente especializadas: contabilidad, asesoría legal, relaciones públicas, programación informática, telecomunicaciones, etcétera. Así pues, mientras que hace tan sólo diez años el emplazamiento clave de la producción de estos servicios centrales era la sede central de cada empresa, hoy hay una segunda base de operaciones: las empresas de servicios especializados contratadas por la sede central para producir algunos de sus componentes o funciones. Esto se da especialmente con empresas que trabajan en mercados globales o realizan operaciones no rutinarias. Pero la contratación externa está cada vez más extendida entre las grandes empresas. En tercer lugar, estas empresas especializadas en servicios que operan en mercados cada
vez más complejos y globales están sujetas a una economía de aglomeración. La complejidad de los servicios que necesitan producir, la incertidumbre de los mercados en los que participan —directamente o a través de la sede central de la empresa para la que trabajan— y la creciente importancia de la velocidad de todas estas transacciones resulta en una combinación de condiciones que constituye en sí misma una dinámica de aglomeración. La mezcla de empresas, talento y pericia en una amplia variedad de campos especializados hace que un determinado tipo de entorno urbano funcione como centro de información. Estar en una ciudad se ha vuelto sinónimo de estar en un circuito de información extremadamente intenso y tupido. Una cuarta hipótesis, derivada de la anterior, es que cuanto más exteriorizan las sedes centrales sus funciones más complejas y menos estandarizadas, en especial aquellas sujetas a mercados cambiantes e inciertos, más libres son de optar por cualquier emplazamiento geográfico, porque cada vez es menor la carga de trabajo que se lleva a cabo en la sede central y que, por lo tanto, es vulnerable a las economías de aglomeración. Esto viene a subrayar el hecho de que el sector clave en el cual residen las ventajas de producción de las ciudades globales es el altamente especializado e interconectado sector de los servicios. Al desarrollar esta hipótesis, estoy respondiendo al concepto amplio de lo que define
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